Lo reconocemos: la campaña #DirNOéspositiu de Moritz Epidor nos chifla… Y por eso aquí van las 10 veces en las que decimos que No de forma positiva.
Hace ya algunos días que la buena gente de Moritz Epidor nos sorprendió con una de esas campañas que te dejan un poquito en shock y te obligan a plantearte determinadas cosas que no habías tenido en consideración hasta entonces. Te lo explicábamos todo en este artículo: la cuestión es decir que NO, pero decirlo de forma positiva. Al fin y al cabo, vivimos en un mundo en el que se nos invita constantemente a ser borregos, a decir que sí y callarnos para que todo siga igual.
Ya sea por el bien común, por la corrección política, por el miedo a no encajar, porque se nos ha hecho creer que las cosas son tal cual, sin posibilidad de cambio alguno (para bien, porque para mal siempre hay tiempo)… Sea por lo que sea, decir que NO está mal visto. Muy mal visto. Y eso es lo que necesitamos que empiece a cambiar. Eso es lo que desde Moritz Epidor quieren cambiar con su hashtag #DirNOéspositiu. Necesitamos que todo el mundo asuma la verdad: decir NO puede ser algo que acabe beneficiando a quien lo dice y a quien lo recibe.
Precisamente por ello, a continuación os dejamos las diez veces en las que en Fantastic decimos que NO de forma positiva: diez ocasiones en las que somos conscientes de que decir SÍ sería mucho más sencillo, pero en las que decimos NO porque sabemos que ese NO va a acabar convirtiéndose en un beneficio para nuestra web (y/o para los miembros de la redacción, porque al final tanto monta, monta tanto). Y también para nuestros lectores.
1. Ser políticamente correctos. ¿Para qué? En serio: ¿para qué? ¿Qué sacamos de ser políticamente correctos cuando, al fin y al cabo, la corrección política implica que haya muchas verdades que queden sin decir? Nunca incurriremos en el insulto gratuito, que quede claro, pero siempre seremos fans de las verdades aunque duelan.
2. Moderar el tono cuando ese nuevo disco o esa peli o ese libro en concreto nos parece una jodida maravilla para que no nos tachen de subjetivos. Somos conscientes de que, en lo que a periodismo respecta, para que te tomen en serio has de ser objetivo y moderado. Pero nosotros somos totalmente lo contrario porque creemos a pies juntillas que no queremos ser el periodista al que lees en la distancia, sino el colega con el que compartes gustos y con quien discutes sobre desacuerdos diversos.
3. Callarnos la boca cuando algo nos parece una santa mierda. Lo sentimos. Pero por ahí no pasamos. Vaya por delante que una de las reglas de la casa Fantastic es que preferimos hablar de algo que nos gusta antes que perder el tiempo con algo que no nos gusta. Pero hay ocasiones en las que, si algo es una mierda, hay que decirlo en voz alta. (Aplíquese esto a discos, libros, pelis… o a leyes injustas, fobias sociales, actitudes discriminatorias y muchas otras cosas similares.)
4. Dejar de decir tacos. El castellano es un idioma rico, riquísimo, y hay que emplearlo en toda su extensión. ¿Por qué los medios de comunicación se niegan a hacer lo mismo? ¿No es la principal regla de todo medio eso de hablar al lector de tú a tú? ¡Venga! ¡Que decir tacos nos humaniza! ¡No seas estirado!
5. Perder el culo para sacar un artículo antes que nadie. Hace tiempo que lo decimos: lo nuestro es el Slow Journalism. Y lo es porque creemos que, con la obsesión por publicar los contenidos antes que nadie, por lo general se pierde en profundidad. Preferimos ser sensatos… Aunque eso implique que necesitamos tiempo para formarnos una opinión real.
6. Pasar de hablar de divas del pop y de otras mamarrachadas para que la gente crea que somos un medio serio. Volvemos a las mismas: ¿por qué consideramos que un medio «serio» trata solo la alta cultura? ¿Por qué? Nosotros creemos que la (mal llamada) baja cultura puede abordarse con las mismas herramientas y valorándola en sus justas pretensiones. Defender lo contrario es de un esnobismo demasiado siglo XX y perderse las bondades de un mundo multicolor a rebosar de placeres erótico-festivos.
7. Aceptar la realidad cuando alguien nos dice que no vamos a poder ver todos los grupos que queremos ver en un festival. ¿No dicen que el ser humano solo usa el 20% de su capacidad cerebral? Pues nosotros queremos explorar nuestros límites mentales: no queremos dejarnos nada aunque eso signifique dejarnos la vida corriendo de un lado al otro de los festivales. Todo sea por contároslo todo todito todo un poquito más tarde.
8. Dejar de jugar a videojuegos y leer cómics (¡y manga!) porque los demás digan que eso es cosa de críos. Esto es muy sencillo: creer que los videojuegos, los cómics y el manga son cosa de niños es perderse algunas de las áreas más suculentas de la cultura del siglo 21. Y eso es así.
Aceptar que ahora se lleva salir a la calle en albornoz o que tienes que ponerte un anillo en el dedo gordo del pie tan solo porque así lo dicen en Vogue. Hay cosas que son un horror y que seguirán siéndolo pasen los años que pasen. Hay cosas que solo tuvieron sentido en los 80 o en los 90 y que nunca más volverán a tener sentido… Dejarse llevar por lo contrario es vivir una mentira y falsear la realidad… Que no te engañen.
10. Dejar de bailar a las seis de la madrugada cuando nos están echando de nuestro club favorito. En Fantastic somos de la vieja escuela de escritores que creían que, para escribir, primero hay que vivir. Y nosotros queremos escribir mucho… Además, ¿todavía no sabes que las mejores historias están en el after? [Post patrocinado] [Más información en la web de Moritz Epidor]