En estos últimos años, hemos asistido a la toma de posesión de las Casas, con mayúscula, de moda, por las celebrities de fama merecida y no tan merecida. Una de fama no tan merecida es la más conocida por sus descalabros diarios: Lindsay Lohan. Ungaro, en un intento desesperado de recuperarse de una crisis que las casas de moda han notado también (y a altos niveles), la contrató como directora artística. ¿A quién narices se le ocurrió tal cosa? ¿De veras pensaban que este tipo de personaje podía hacer recuperar el interés por la firma o ensalzar su nombre? Es una idea muy cutre. Pero bueno, hecho el daño, se ha de buscar la tirita. Y si lleva un desinfectante, seguro que la herida sana. Es aquí donde aparece Deacon.
Giles Deacon, británico graduado en Saint Martins, da su primer hachazo en 2004 con su marca Giles. En el año 2006 gana el premio al “Diseñador Británico del año”, y en 2008 presenta su línea Gold by Giles, que le lleva al “ANDAM Fashion Awards Gran Prix” en el 2009. También hemos podido disfrutar de sus colaboraciones con Converse o con la cadena de moda New Look (primera introducción del cuero, las tachuelas y los colores vivos, unidos a un concepto de lo femenino más del lado sexycatwoman que del ladylike). Deacon llega a Ungaro tras la, dijéramos, expulsión de Estrella Archs, que declara diferencias irreconciliables entre la casa y su concepto de diseño. Giles, que ha trabajado con Mulberry y Louis Vuitton entre otros, probablemente pueda triunfar con un concepto en el que sin perder su esencia, sabe adaptarse a las formalidades del cliente de estas casas con historia. Suerte, Mr. Deacon. Me likes!
[Aitana V.]