¿Cuáles son las series de televisión que deberías haber visto en este año 2015? No te preocupes: nuestra lista no es un examen, sino una hoja de ruta.
Por un momento, en Fantastic Plastic Mag nos dio por pensar que, a lo mejor, lo más correcto en lo concerniente a la lista de las mejores series no era hacerla a finales de cada año, sino a finales de cada temporada televisiva. Es decir: en junio o julio, más o menos. Pero luego seguimos pensando y, la verdad, a día de hoy ¿tiene algún tipo de validez la idea de temporada televisiva? Ya no es sólo que hay diferentes «temporadas» y que cada serie empiece y acabe cuando le dé la gana, tomándose parones intermedios incluso, sino que además los grandes gigantes como Netflix incluso están cambiando el patrón de consumo de un episodio por semana.
Así que, ¿para qué ponernos más papistas que el Papa? Al fin y al cabo, cada vez nos dirigimos de forma más vertiginosa hacia esa televisión a la carta en la que será prácticamente imposible seguir el ritmo porque, básicamente, lo querremos todo y lo querremos ahora. Por mucho que ese «todo» cada vez sea más inabarcable… Sea como sea, mejor dejemos las pajas mentales, que aquí no hemos venido a esto. Aquí hemos venido a presentaros nuestra lista de las mejores series del 2015 ahora que todavía podemos abarcar la actualidad televisiva.
Como siempre, se mezcla de todo un poco… Pero es que, cada vez más, «en la variedad está el gusto» es el lema catódico por excelencia. Así que, si eres un serieadicto, estamos abiertos a tus insultos e improperios. Y si no lo eres, nuestra lista con las mejores veinte series del año 2015 podrá servirte de hoja de ruta para los próximos meses. De nada.
20. UNBREAKABLE KIMMY SCHMIDT. “Unbreakable Kimmy Schimdt” tiene muchas papeletas para convertirse en una de esas series abrazadas por un público realmente amplio. Para empezar, la historia es original y con un potencial humorístico realmente jugoso: Kimmy sale del búnker de las “mujeres topo” y se muda a vivir a Nueva York, haciendo más profundo el choque entre su inocencia de adolescente en cuerpo de mujer y la locura del mundo moderno. En la ciudad se encuentra con Titus Andromedon (Tituss Burgess), un actor negro grandote y afeminado cuyo mayor logro es interpretar a Iron Man en Time Square; Jacqueline Voorhees (la imprescindible Jane Krakowski), una ricachona totalmente disasociada de la realidad… Y todo un elenco de secundarios que ofrecen un espacio más que habitable para la risa. [leer más]
19. JANE THE VIRGIN. ¿Qué cojones importa si estamos ante una meta-telenovela, una parodia o un lobo telenovelesco disfrazado con piel de cordero aficionado a la comedia de situación? Lo que es realmente importante aquí es que “Jane The Virgin” engancha y, sobre todo, divierte. Este remake de la “Juana La Vírgen” venezolana creada por Perla Farías divierte a tal nivel que obliga a pensar en una especie de interferencia catódica que hace que se crucen las señales de “Melrose Place” y “Pasión de Gavilanes“, de “Modern Family” y “Agujetas de Color de Rosa“. Al fin y al cabo, puede que el “factor X” que le falte a muchas de las sitcoms actuales sea más bien un “factor latino”. Y, la verdad, pocas cosas en la televisión actual pueden ganar a “Jane The Virgin” en lo que respecta a “factor latino”. Si los venezolanos llevan años demostrando una clase infinita a la hora de enganchar a los espectadores, ¿por qué no iban a asimilar estas enseñanzas los yankis? [leer más]
18. MARVEL’S AGENTS OF S.H.I.E.L.D. Si consideramos la saga «Los Vengadores» como el epicentro de la vertiente cinematográfica Universo Cinemático de la Marvel, no estaría de más otorgarle el mismo papel a «Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D.» en la vertiente televisiva de este mismo universo. Al fin y al cabo, parece que la Marvel cada vez está poniendo más carne en el asador de la televisión: probó suerte con «Agent Carter«, despegó con «Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D.» y ahora prosigue con esa «Jessica Jones» a la que seguirán otras series que confluirán en otro supergrupo del que no voy a hablar aquí y ahora porque aquí y ahora he venido a hablar de una serie que empezó con un tropezón pero que a mitad de su primera temporada supo darle la vuelta a su trama principal (con un twist realmente retorcido y jodido) para configurar una de las ficciones televisivas más vertiginosas y divertidas de la parrilla. En la segunda temporada, la Marvel subió las apuestas con más mutantes, más súperpoderes y mucho más drama. La tercera temporada ha arrancado volviendo a cambiar las reglas del juego y, sí, definitivamente, «Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D.» bien podría convertirse en la nueva «Fringe«. Lo que no sé para vosotros, pero para mi son palabras mayores. [Raül De Tena]
17. BETTER CALL SAUL. La sombra de «Breaking Bad» no es alargada, sino que es alargadísima… De hecho, no creo que acabe de pasar nunca. Y una de las muchísimas cosas que nos dejó la obra maestra de Vince Gilligan, es este nuevo spin-off que viene pegando muy fuerte ya con su primera temporada. La historia del irreverente abogado Saul Goodman antes de los sucesos acontecidos en la serie original ha llamado la atención de prácticamente la totalidad de los fans de la primera y ha nacido con un doble desafío que pocas series deben haber tenido que afrontar; dejar claro que no pretende ser la serie madre y luchar contra lo que eso mismo genera: las altísimas expectativas. Pese a todo, podríamos decir que la nueva serie de Vince Gilligan y Peter Gould ha superado con nota este primer asalto y ha conseguido generar una dimensión propia y lo suficientemente importante como para que nadie cuestione su notable calidad. Aún así, un servidor cree que todavía puede y debe crecer más, aunque al mismo tiempo sea consciente de que esta primera degustación en forma de diez capítulos ha sido un éxito considerable. Los ragos formales y estilísticos que hicieron grande «Breaking Bad» están, o mejor dicho, siguen ahí. Gilligan no falla, estamos ante otro producto televisivo de tipo autoral con grandes aspiraciones artísticas y cuya historia, como decía, se encuentra en condiciones de ofrecer mucho más. Estoy convencido de que «Better Call Saul» será esa serie cuyo nombre aparecerá cada año entre lo más comentado y, aunque se desconoce la longevidad de la misma, seguro que dejará huella. [Isart Armengol]
16. GIRLS. “Girls” es el epítome en lo que respecta a la ficción televisiva de aquella calificación escolar de “progresa adecuadamente”. Curiosamente, esta santa casa bendijo la obra creada por Lena Dunham en su temporada de estreno como la mejor serie del año en aquel lejano 2012, cuando personalmente, en perspectiva, creo que dicha temporada contiene los episodios más flojos de toda la serie. Sea como fuere, si la tercera temporada ya suponía una remontada histórica -coincidiendo curiosamente con la creciente relevancia en cuanto a profundidad dramática que adquirían entonces Adam (Adam Driver) y Ray (Alex Karpovsky), los dos personajes masculinos principales-, esta cuarta temporada no sólo mantiene el listón, sino que se revela como seguramente la disección más brillante de las miserias humanas vista en televisión desde, quizás, y en un tono totalmente alejado, “Sigue Soñando”, aquella serie nacida de las mentes de Marta Kauffman y David Crane antes de ponerse a trabajar en “Friends”. El fugaz paso de Hannah (Lena Dunham) por Iowa y su retorno a Nueva York desencadenan una pequeña revolución social-emocional en su vida y en la de quienes la rodean, lo que nos conduce al renacimiento de los conflictos habituales en la serie. Esta vez, no obstante, todo parece más cercano, más crudo; mucho más triste. Y, de nuevo, se obra el milagro que “Girls” lleva mostrándonos en estos dos últimos años: cómo las personas pueden ser las criaturas más indeseables del universo y, a pesar de todo, salir adelante. [David Martínez de la Haza]
[/nextpage][nextpage title=»Del 15 al 11″ ]15. CUCUMBER. Tengo que reconocer que hecho de menos aquellos tiempos (que, de hecho, ni llegué a vivir) en los que «gay» equivalía a «alta cultura» y a «buen gusto». ¿Qué ha pasado para que, en las últimas décadas, los gays se hayan convertido en una colección de musculocas sin cerebro que no leen y que escuchan la peor música que existe sobre la faz de la tierra? La «normalización» tan batallada al final ha tenido un efecto jodido: normalizar también aquel refinamiento que muchos gays cultivaron a base de vivir exiliados de sí mismos. Por eso mismo me alegra ver que una serie como «Cucumber» es capaz de, por un momento, ser «gay» en el sentido de ultra elocuente y absolutamente preclara a la hora de hablar del futuro emocional de la humanidad en general. En cierto momento de la serie, el sobrino adolescente y heterosexual del protagonista, que se gana unas perras extras colgando vídeos homoeróticos en Internet, se ríe de la panda de maricas obsesionados con las etiquetas: ¿gay? ¿Hetero? ¿Bi? ¿Relación de pareja? ¿Pareja abierta? ¿Poliamor? Las nuevas generaciones van a estar más allá de todo esto. Y, aun así, que nadie me malinterprete: «Cucumber» no va de eso. «Cucumber» va de lo jodido que es hacerse viejo en dos culturas, la moderna y la gay, que no están programadas para aceptar la vejez y que todavía está intentando superar múltiples traumas del pasado. Todo esto en clave de comedia británica que, a veces, peca de idealismo. Pero ¿no era el idealismo otra de las características de la cultura gay? Por suerte, parece ser que esto no lo hemos perdido. [RDT]
14. MR. ROBOT. El estreno más sonado de la temporada. «Mr. Robot» es grande por diversos motivos, y no todos radican en una espectacular realización ni en un montaje perfecto, ni en esas maravillosas interpretaciones protagonista llevadas a cabo por Christian Slater y Rami Malek en el papel de Elliot Alderson, el hacker informático más introvertido y con más fobias sociales de todos los tiempos que es reclutado por los activistas cibernéticos de Fsociety para desestabilizar el sistema financiero. Que levante la mano quien no vio en «Mr. Robot» aquel mítico “remember, remember the 5th of November” de «V de Vendetta«; que levante la mano quien no vio en «Mr. Robot» la sombra de Brad Pitt en «Fight Club«. Sí. «Mr. Robot» tiene algo de original y mucho de estas dos referencias. No nos parece mal porque las dos nos encantaron. El cóctel de siempre: una buena base, buenas interpretaciones y un punto significativo de novedad. Compramos. Pero compramos porque «Mr. Robot» no sólo es una serie que nos recuerde a un producto que nos gustó en su día: es una serie que habla directamente al espectador, que le lanza miradas directas y que le hace removerse del asiento por contarle una realidad demasiado… real. Esta es una serie que no podría haberse estrenado en mejor momento (la crisis mundial ha dejado huella), y la necesidad latente de cambio no hace más que afianzarse: no sólo vivimos en una sociedad corrupta, sino que vivimos en una sociedad virtual donde las relaciones se construyen a base de redes sociales, un hecho que no hace otra cosa que reflejar una y otra vez nuestra propia situación de soledad. Toca esperar a ver qué hará Esmail en la segunda temporada. Y a nosotros nos toca, de momento, reflexionar. [Beatriz Muyo]
13. CATASTROPHE. La oferta televisiva actual es tan sumamente amplia y, en ocasiones, repetitiva, que es de agradecer la posibilidad de toparse de vez en cuando con series como «Catastrophe«. La producción inglesa del año, a caballo entre el cine más indie y la comedia idiota más eroticofestiva de todas. 1 semana, 25 veces, 2 condones. Así reza el tagline de «Catastrophe«, la serie estandarte para todos aquellos amantes de la comedia hartos de comprar una y otra vez el mismo producto disfrazado de productos diferentes. Auténtica, divertidísima y con dos protagonistas que se llevan la palma tanto en química como en expresividad, esta serie ha conseguido dar la vuelta a la típica historia de “desconocidos echan un polvo y se quedan embarazados”, consiguiendo que el hecho de tener un bebé sea algo tan importante como a la vez banal, haciéndolo un camino tan duro como divertido y, sobre todo, eliminando cualquier tipo de barrera y tapujo respecto al sexo en este ámbito (y en todos). Estamos muy a favor de los revolcones sorpresa de Shanon y Rob, y muy a favor del guión de esta serie, cuyas preguntas y respuestas están mucho más cercanas a la realidad que cualquier otra producción actual. Pero, sobre todo, estamos a favor de esta serie porque desmonta la idea de que la creación de la familia debe seguir unas máximas impuestas por la sociedad que pasan por el conocimiento mutuo de la pareja, los años de convivencia y, posteriormente, los hijos (en ese estricto orden). Pero ¿acaso se es menos familia si primero llegan los hijos y luego llega todo lo demás? [BM]
12. SENSE8. La serie de los hermanos Wachowski para Netflix es, directamente, de lo mejorcito que se ha podido ver en este año 2015 en la televisión. Tiene un ritmo impecable y una factura visual sublime. De hecho, por momentos, ese resulta ser el principal escollo de “Sense8“: hay episodios en los que, más que un guión, lo que parece constar aquí son excusas para formalizar escenas fardonas e impactantes (como la del polvazo colectivo en el jacuzzi o la de los nacimientos de todos los protagonistas). Pero lo cortés no quita lo valiente y, después de varios capítulos en los que la serie parece correr como pollo sin cabeza (un pollo alucinantemente estilizado y elegante, pero sin cabeza al fin y al cabo), “Sense8” formaliza un argumento mucho más que solvente sobre un grupo de personas “diferentes” luchando para conservar su diferencia, con todos los ecos metafóricos que este tipo de tramas suele tener y que “X-Men” supo hacernos entender en clave de minorías sociales. [leer más]
11. THE AFFAIR. Digan lo que digan, rompemos una lanza a favor de la segunda temporada de «The Affair«, una serie que ha demostrado que es capaz de crecerse, de reinventarse a pesar de su (aparentemente) carencia de posibilidades. Mientras que su primera temporada luchaba por mostrar la dualidad de los puntos de vista de infieles y engañados, la segunda lucha por demostrar el futuro de una relación fundamentada en esa infidelidad, sin dejar de lado los daños colaterales de esa relación: las ex parejas. Bajo el ineludible halo telenovelesco que un espectador que jamás haya visto la serie puede intuir, «The Affair» arrancó su segunda temporada con unos personajes más destruidos y también más creíbles que nunca. Con dos relaciones acabadas (la de Alison y Cole terminada por un lado, y la de Helen y Noah por otro), «The Affair» centra su segunda temporada en encarar las dificultades de la relación de la nueva pareja formada por Alison y Noah: una relación fundamentada en el deseo y surgida a raíz de una infidelidad. La dicotomía entre el amor racional y el pasional. El quiero y no puedo. La infidelidad y la culpabilidad se entremezclan en esta temporada con el recuerdo de lo que un día fue y el dolor de la pérdida. Hay que tener agallas y, sobre todo, mucha capacidad de análisis para conseguir expresar, con la calidad que lo hace «The Affair«, los diversos puntos de vista sobre los que se fundamenta la serie. Todos, sin excepción, podemos sentirnos identificados con los personajes que presenta. [BM]
[/nextpage][nextpage title=»Del 10 al 6″ ]10. RICK & MORTY. ¿De qué va “Rick & Morty“? O, hagámoslo mejor todavía para cubrirnos las espaldas de cara a lo que vendrá después: ¿cuál es el punto de partida de la serie? La creación de Harmon y Roiland parte de la suma de dos panoramas que pueden parecer incluso clicheteros para cualquiera que haya pasado más de un puñado de horas delante de un televisor. Por un lado, tenemos a la típica pareja de científico loco y viejo que vive aventuras en compañía de un chaval jovencito sin demasiadas aptitudes para la ciencia que tanto hace pensar en “Regreso al Futuro“: lo curioso en este caso es que son abuelo y nieto, que el abuelo además de loco es un poco borracho (o adicto a algún tipo de substancia intergaláctica que nunca acabamos de conocer del todo) y que el nieto no es que no sepa de ciencia, es que a veces roza un nivel de retraso intelectual (impagable ese capítulo en el que Rick le explica a Morty que si se lo lleva en sus aventuras intergalácticas es porque su imbecilidad actúa como un escudo que anula la genialidad del abuelo y así pasan desapercibidos ante los radares de la galaxia). Por el otro lado, tenemos la típica comedia de familia disfuncional, con matrimonio que no sabe exactamente por qué siguen juntos (la voz de él la pone el gran Chris Parnell, el Dr. Spacemen de “50 Rock“) y con hija en edad del pavo. Otro suma y sigue sencillo pero efectivo. [leer más]
9. FARGO. Todos nos llevamos las manos a la cabeza en el momento en el que nos enteramos de que se iba a llevar a cabo una serie basada en la ya mítica “Fargo”. No era de extrañar, con el nivelón que dejaron los hermanos Coen. Para sorpresa de muchos, «Fargo» no solo recuperó en su primera temporada el espíritu de la película, sino que cumplió con creces respetando el contexto, los inesperados giros de guión y el humor negrísimo de la cinta original, además de su buen hacer cinematográficamente hablando. Para su segunda temporada, la serie cambia de personajes (aunque igual de pintorescos que en la primera) pero mantiene los tintes de un contexto que de lejos ya huele a «Fargo«: un pueblo perdido entre la nieve y la resolución de un crimen marcado por las meteduras de pata. Una realización en estado de gracia (benditas pantallas partidas que hacen que lo veas todo desde todos los ángulos) y esa maravillosa música de Jeff Russo hacen el resto para que la segunda temporada de «Fargo» (a falta de dos capítulos para su final) sea igual o incluso mejor que la primera. Tragicomedia en estado puro de la mejor calidad. [BM]
8. NARCOS. Netflix necesitaba una serie «seria». Una que le pusiera al nivel de los canales de televisión tradicionales y otras producciones adultas del calibre de «Breaking Bad» o «Boardwalk Empire«… Y algo de estas dos series tiene «Narcos«. Algo, pero tampoco demasiado. La excusa de la mirada «yanki» la pone el hecho de que el protagonista de este show es un agente norteamericano de la DEA que vive en primera persona (y como una causa totalmente personal) el auge y caída del mítico Pablo Escobar. Pero el acierto en «Narcos» es que la mirada «yanki» juzga a la cultura de los narcos que se estructura en torno a la figura de Escobar a la vez que la escrutina con una fascinación puramente morbosa. Casi la celebra. Y no porque humanice una figura difícilmente humanizable, la de Escobar, sino porque deja al descubierto todo un conjunto de hechos documentales que causarán el pasmo de todo aquel que no esté familiarizado con el narcotraficante colombiano y su facilidad para saltarse la ley tanto a la hora de comprar ilegamente animales protegidos internacionales como a la de acabar con las vidas ajenas de todos aquellos que se interponen entre él y sus objetivos. Ya está. Netflix ya tiene su serie «seria». Y muy mal tendría que ir la cosa si no se convierte en un imán para grandes premios. [RDT]
7. BRON/BROEN. Es increíble lo afortunados que fuimos los amantes del relato criminal con la aparición de «Bron/Broen» allá en 2011. Una coproducción que nació de la unión de las mentes de los guionistas más brillantes de Suecia y Dinamarca respectivamente y que nos ha dado, hasta la fecha, tres temporadas sobresalientes. Una serie que ha sabido combinar con maestría casos policíacos con el desarrollo de un personaje femenino tan potente y apasionante como el de Saga Norén. Y que, en esta tercera temporada, ha ganado todavía más dimensión sin que por ello haya perdido fuerza el caso central que nuevamente ha puesto en el radar a un asesino en serie tan sádico como hábil a la hora de burlar a la policía e ir siempre dos pasos por delante. Una trama que se ha ido construyendo poco a poco y de forma algo desconcertante pero adictiva hasta que el espectador ha tenido las suficientes pistas como para hacerse la fotografía completa de lo sucedido. Un recurso habitual marca de la serie que hace que la cantidad de personajes que aparentemente no tienen nada que ver unos con otros acaben conectados en una red emocional que nos lleva hasta el dramático e inesperado desenlace. Pero si por algo ha destacado esta serie y esta temporada en particular no ha sido únicamente por la ya conocida solidez de la investigación, sino por la exploración que nuevamente se ha hecho sobre el personaje de Saga después de que perdiese (y nosotros con ella) a su compañero Martin en la segunda temporada, y que nos había dejado con el interrogante sobre cómo se repondría la serie de ello después de dos años espléndidos. Y lo hace, consigue que olvidemos a Martin y que encontremos en su nuevo compañero Henrik un complemento perfecto para Saga, así como un apoyo para los conflictos que ella tendrá que afrontar paralelamente al caso. Henrik es, en definitiva, el pilar emocional que ha definido la temporada y la relación de Saga con el mundo. La serie queda así ratificada como una de las mejores de nuestro tiempo. [IA]
6. DAREDEVIL. Más allá de la profundidad psicológica de los personajes y del oscurantismo de la propia trama, Goddard consigue que su “Daredevil” sea mucho más que “otra serie de superhéroes”. La planificación de todos y cada uno de los episodios es mucho más que sorprendente, supurando por todos sus costados referencias directas al cine antinarrativo por un lado, por otro a los dramas legales televisivos y, por último lugar, a ese nuevo audiovisual catódico que está introduciendo la terminología cinematográfica clásica más complicada en el lenguaje de las nuevas generaciones. Si muchos descubrieron lo que era un plano secuencia con el ya mítico episodio de la primera temporada de “True Detective“, uno de los momentos más estelares de la televisión de este año 2015 ha sido precisamente ese otro plano secuencia de “Daredevil” en el que la cámara recorre un pasillo en ambas direcciones mientras, a través de un endiablado montaje interno, el superhéroe asalta la madriguera de unos mafiosos y reparte yoyas por doquier. [leer más]
[/nextpage][nextpage title=»Del 5 al 1″ ]5. JORDSKOTT. Aunque parezca mentira, los amantes de las series nórdicas no vivimos sólo de «Bron/Broen«, y es por ese motivo que «Jordskott» se suma a una de las reivindicaciones del año como mejor serie que podéis ver. Lo que aparentemente resulta ser una historia policíaca más o menos convencional acaba derivando en algo mucho más grande, trágico y a la vez hermoso. Resulta difícil hablar de las claves de la serie sin que al mismo tiempo arruinemos la experiencia a quien no la ha visto, pero sí que hay unas cuantas cosas que cabe decir sobre ella para hacerle justicia; la serie no puede ni quiere ser una historia más sobre asesinatos y desapariciones y es por eso que en el mismo piloto (y concretamente con su desenlace) hace ya una primera declaración de intenciones para que todo espectador sepa que está ante algo diferente. «Jordskott» es una combinación magistral de la trama más sobrenatural con el conflicto más humano y trágico al que, por si fuera poco, se le suma un trasfondo de alegato ecológico muy sorprendente y original, que al menos quien escribe no había visto en ninguna otra serie antes. El resultado final es una nueva vuelta de tuerca al género policial y de las desapariciones muy estimulante para toda persona que se crea conocedora ya de todos los códigos del thriller criminal. Amantes de clásicos como «Twin Peaks«, «X-Files» o sorpresas más contemporáneas como «Les Revenants«… esta es vuestra serie. [IA]
4. GRAVITY FALLS. Si existiera un equivalente a «Lost» en el mundo de las series de animación, ese sería sin lugar a dudas «Gravity Falls«. Y lo mejor de todo es que, fiel a su espíritu de serie para niños que por quien es verdaderamente disfrutada es por los adultos, esta serie arranca sin ningún tipo de pretensión ni ínfulas de grandeza. El punto de partida es sencillo: dos hermanos, chico y chica, son enviados por sus padres a pasar el verano al pueblo de Gravity Falls junto a su tío Stan, que es el dueño de una Cabaña del Misterio en medio del bosque. Desde el minuto cero, los personajes son reconocibles pero adorables: el protagonista, Dipper, inseguro y paranoico; su hermana Mabel, un alma libre sin ningún tipo de vergüenza; el tío Stan, un chiflado estrambótico adorador del dinero; Soos, el chico para todo de la Cabaña del Misterio… Lo interesante en «Gravity Falls» es que, poco a poco, la serie se va transformando en «otra cosa». Los misterios empiezan a poblarla, y no precisamente a la manera ramplona de «Scooby Doo«, sino con una sofisticación digna de la mencionada «Lost«. Internet está plagada de teorías que explican muchos de los misterios que se plantean abiertamente en la serie y muchos otros que están ahí a modo de pistas subterráneas sólo para iniciados. Y si alguien ha pensado que «Gravity Falls» corre el peligro de acabar de forma tan descafeinada como la serie de J.J. Abrams, que se lo quite de la cabeza: su creador, Alex Hirsch, ha confirmado que la segunda temporada (emitiéndose actualmente) será la última y que a principios del 2016 se cerrará con un capítulo especial de una hora. Su intención es que «Gravity Falls» no pierda la chispa inicial. Ya podrían haber hecho algo así Abrams y compañía. [RDT]
3. THE JINX. Lo que acaba primando en “The Jinx” no es su evidente lacra, sino sus logros. Para empezar, lo magnético de la propia historia del protagonista. Pero, sobre todo, la forma en la que accedemos a esta historia: el primer capítulo se abre con la muerte de Morris Black, el vecino del protagonista, y con cómo todo lo que vino detrás fue lo que volvió a poner el nombre de Bob Durst en boca de todo el mundo. A partir de ahí, la serie va saltando hacia adelante y hacia atrás a la vez que lo va haciendo la conversación que Jarecki y su objeto de estudio mantienen delante de la cámara. Como en “Catfish“, además, tanto la conversación como la puesta en escena se acaban convirtiendo en una especie de proceso de reflexión en voz alta que conduce a la trama y a los responsables de la serie (director y productores) a vivir en sus propias carnes un thriller periodístico en el que puedes vivir la ilusión, la decepción e incluso el peligro por el que van transitando de forma intermitente hasta ese último capítulo que es un grand finale como pocas veces se han visto en la telerealidad. [leer más]
2. TRANSPARENT. Habrá quien piense que las series de televisión, como gran parte de la cultura contemporánea, están entre nosotros para entretenernos. Y punto. A mi, sin embargo, me gusta pensar que las series son otra forma más de poner sobre la mesa temas de debate y de introducir una normalización paulatina en cuestiones inicialmente peliagudas. Si alguien duda que la identidad de género no es más que probablemente el gran tema de nuestra sociedad actual, es que no vive entre nosotros. Por eso mismo, «Transparent» resulta ser una serie necesaria, que pone la identidad de género debajo de las narices de mucha gente que no está habituada a este tipo de disquisiciones. Pero es que, más allá de su necesidad como agente de cambio social, «Transparent» es una serie de una calidad pocas veces vista en la televisión actual… Cierto es que su primera temporada arrancó dando palos de ciego a la piñata del mumblecore y del cine indie programado para triunfar en Sundance. Pero es que, poco a poco, fue encontrando su voz en una especie de realismo mágico mezclado con el cine de los sentidos que, en la segunda temporada, toma mayor protagonismo todavía con los flashbacks hacia el Berlín de entreguerras y que acaba explotando en una realización propia del mejor cine de autor. Nunca una familia con miembros tan odiosos por separado, una encarnación tan ridículamente sublime del «first world problems«, consiguió hacer reflexionar con tanta elocuencia. Esto es la televisión del siglo 21. [RDT]
1. THE LEFTOVERS. “The Leftovers” nunca se vendió como una serie que resolvería el dilema de la Ascensión. Como su propio título indica, no es una serie acerca de los que “se han ido”, sino de los que “se han quedado” y de sus dramas y sus fantasmas. En su segunda temporada, la serie de Lindelof y Perrotta intenta con ahínco dar más dimensión al conflicto planteado por la desaparición. Sigue dibujando un escenario desolador, pero a la vez también va deshilando una bobina de temas paralelos al hecho de La Desaparición: la creencia en falsos líderes, la moralidad, la espiritualidad, los elementos fantásticos e incluso los estudios científicos. Con Miracle, ese pueblo en el que no ha desaparecido nadie, como protagonista y una nueva y curiosa familia vecina de los Garvey (los Murphy), nos adentramos de lleno en el que parece ser el epicentro de las vueltas de tuerca de Lindelof y Perrotta. Donde Mapleton se mostraba en la primera temporada como un microcosmos expositivo de las variadas reacciones ante La Ascensión, Miracle es el desequilibrio emocional en estado puro de ebullición, una Guerra Fría. Miracle es el asentamiento prehistórico de una sociedad creada a sí misma y totalmente embargada por una falsa seguridad y por la felicidad más triste de todas: la de la alegría impostada. [leer más] [/nextpage]