25. LAS VENTAJAS DE SER UN MARGINADO / Stephen Chbosky. La bendita contradicción en “Las Ventajas de ser un Marginado” (“The Perks of Being a Wallflower”) es que, a pesar de ser una historia cien veces contada, llega como una bocanada de aire fresquísimo a la cartelera. Y es que, en el panorama cinematográfico actual, esta historia de integración social y superación personal de un muchacho con un pasado turbulento es una especie de rara avis, básicamente por su construcción clásica y su envoltorio casi anacrónico. Aquí, es cierto, resuenan ecos enormes del maestro John Hughes, pero también de aquella estimable “Dead Poets Society” de Peter Weir. La adaptación de Stephen Chbosky de su propia novela no engaña a nadie: aquí sabemos todos a lo que hemos venido. La cuestión es si compras o no… Y yo compro. Es verdad, tenemos todos los clichés del mundo (el profesor de literatura, “El Guardián Entre El Centeno”, el amor platónico, la historia homosexual encubierta, etc.), pero todo está tan magníficamente presentado que, en el regusto final, ese cúmulo de tópicos es (o debería ser) lo de menos. [leer más]
24. BLUE JASMINE / Woody Allen. “Blue Jasmine” pivota sobre dos grandes (grandísimos) aciertos que, a su vez, también tienen sus correspondientes matices. El primero de ellos es la presencia casi carnívora de Cate Blanchett: su composición de laJasmine del título es magnética, hipnótica y poderosamente visceral. No tiene que haber sido tarea fácil enfrentarse cara a cara con el personaje de una pija que se cree con derecho genético al dinero, al lujo y a la abundancia pero que, de repente, ve cómo la superficialidad de la fachada de su vida se resquebraja y cae al suelo en pedazos que retumban dentro del cerebro con la fuerza de un cuadro esquizofrénico de librillo. De pronto, el marido de Jasmine no es tan perfecto, su vida en común no es tan sólida, su hijo no es tan amoroso y su futuro, en vez del azul del título, está teñido de un negro trágico. Y Blanchett no sólo consigue que el espectador no odie a esta pija que, si hubiera caído en manos de la Coppola, hubiera sido lapidada públicamente, sino que también se sale con la suya a la hora de abordar una enfermedad psicológica que bien podría haberse quedado en cliché con voluntad de epatar pero que es llevado hasta el extremo más incómodo para quien mira. La segunda concesión que hay que hacerle a “Blue Jasmine” es su voluntad de abordar el drama desde una perspectiva más cercana a Woody Allen que aquel thriller negro que se le notaba impostado en “Match Point“: en esta ocasión, la estructura interna del film es calcada a la de cualquier otra opereta ligera del realizador. Pero, en esta ocasión, la enfermedad mental de la protagonista actúa de termita destructiva en los cimientos de la trama, royéndolos poco a poco hasta que consigamos que se derrumben en ese impactante plano final y tengamos que reconocer que en lo que hemos visto hasta ese momento ha habido muy poco de comedia, por mucho que hayamos querido pensar lo contrario y por mucho que la platea del día del espectador se esfuerce en reír a toda costa, espoleados por el hecho de que esto es una película de Woody Allen y por lo tanto “tiene” que ser una comedia. [leer más]
23. LA CAZA / Thomas Vinterberg. La historia del falso culpable siempre ha dado mucho juego en el cine, desde las rocambolescas y entretenidísimas historias de Alfred Hitchcock hasta recreaciones de casos reales como la de “El Crimen de Cuenca” (Pilar Miró, 1979). No es difícil adivinar por qué: si todos los manuales de guión hablan de la necesidad de que el espectador empatice, de una u otra forma, con el protagonista, qué mejor que ponerle en una situación en que las está pasando putas cuando nosotros (y sólo nosotros) sabemos que el tipo no se merece nada de lo que está ocurriendo. El mérito de “La Caza” es que, lejos de retorcidos relatos donde un condenado a muerte espera una llamada que le salve de la silla en último segundo, su propuesta es radicalmente cercana, casi palpable: un pueblo pequeño de Dinamarca, un profesor de guardería y una alumna suya que suelta una mentira que para ella es inofensiva pero que en realidad tiene potencial suficiente para arruinar la vida a su maestro. [leer más]
22. SÓLO DIOS PERDONA / Nicolas Winding Refn. En el vacío de acción, en la supremacía de los ambientes viciados, en el laberinto visual, en la desorientación vital y emocional… Es en todos estos elementos donde nace la tensión intrínseca a «Sólo Dios Perdona«, una tensión desasosegante y visceral que otros films subscritos al superávit habitual en el cine de acción son incapaces de rozar incluso. Esta sí que es la pretensión de Nicolas Winding Refn en su film después de «Drive«: olvidarse del argumento y optar por un cine de sensaciones que embargue, abrume y supere al espectador. Y lo cierto es que, en tiempos de “Gravity” (y sin desmerecer al film de Cuarón), impresiona ver que para impactar sobre la superficie del sistema nervioso del espectador no hacen falta gafas de 3D. [leer más]
21. GLORIA / Sebastián Lelio. La tensión entre los dos extremos acaban convirtiendo “Gloria” en un film destinado a erigirse como monumento generacional, como generador de referencias para futuras críticas de mil y un periodistas. Porque, más allá del acierto de ese tono que, a partir de la tensión entre dos posiciones extremas, obtiene un resultado coherente y verosímil, Sebastian Lelio consigue destacar como ladrón de instantes de una belleza cotidiana extrema: el sexo frontal entre los cuerpos avejentados, la protagonista dando vueltas en una atracción de parque infantil, el mencionado baile final, la derrota de la mañana siguiente después de una borrachera descomunal entrando descalza en un hotel… La vida de Gloria está repleta de derrotas. Y la belleza de este film es que muestra a un personaje lo suficientemente fuerte como para levantarse siempre después de cualquier tipo de caída. Pero, sobre todo, “Gloria” resulta trascendente por su capacidad para mostrar a un personaje de este tipo, a una heroína en potencia, a una anti-heroína de facto, y acabar por huir de ambas posiciones: ni heroína ni anti-heroína. Gloria es una mujer real. De las que abundan en la calle, pero no en el cine. [leer más]