5. HANNIBAL / Anímic. Desde que bajaran la ladera de la montaña con su primer disco hasta estas nuevas canciones, Animichan visto marcar muchas horas en el reloj. Todas, con lo que les ha traído, les han servido para conformar un ideario que cada vez se ve más nítido desde fuera y que cada vez tienen que justificar menos. El tiempo trae experiencia, pero también madurez y preocupaciones; y, de hecho, estas preocupaciones cambian. Si en “Hannah” percutía el sentido de la mortalidad inevitable, en “Hannibal” persiste la necesidad de manifestarse contra ella y luchar, como individuales y comunidad. Lo ideal sería que todos pudiéramos funcionar como ellos, como ese engranaje perfecto en el que sus partes pueden moverse con independencia pero que saben conformar un todo que avanza a una. Inexorable, como el tiempo. Un ente que sabe disfrutar las cosas buenas y exorcizar las malas sacando discos tan geniales y atemporales como este. Larga vida a Animic. [leer más]
4. DE LO CONCRETO A LO GENERAL / Doble Pletina. Marc Ribera, Laura Antolín, Cati Bestard, Jaume Cladera y Francina Ribes han conseguido, con la inestimable ayuda de Cristian Pallejà (Fred i Son) a la producción, retratar a la perfección el campo de minas (sentimental y social) en la que vive inmersa una generación perdida a la que la crisis externa y el ensimismamiento interno han saboteado un crecimiento normal hacia lo que hasta hace bien poco se suponía la vida adulta. Doble Pletina saben cómo abrir su propio pecho para exhibir emociones tan cercanas como la barrena intelectual de una era de la sobreinformación y el bombardeo de opiniones que a veces te hace dudar incluso de tu propia sombra (en el aletargamiento de “Terco“), la envidia hacia presuntos compañeros de generación a los que les va mejor que a ti (en la magistral “Dimes y Diretes) o esa eterna sensación de que el pasado siempre fue mejor (“Éramos felices, dudábamos menos. Teníamos más dientes, también más dinero. Las mejores fiestas: ¡qué años aquellos! Azul era el cielo y el mar. Dime por qué se tuvo que acabar” cantan en “Parque Jurásico“)… Pero también hay espacio para emociones más puras, atemporales e intergeneracionales, como los corazones rotos de “Teoría y Práctica” o las inseguridad de los primeros pasos en toda relación amorosa que perlan “Rendez-Vous“. [leer más]
3. THENCE / bRUNA. Cuando se le da al play para escuchar “Thence” y suenan los primeros segundos, uno ya tiene la sensación de tener algo delicioso entre una oreja y la otra, de estar escuchando algo con vida, algo muy especial que debería ser disfrutado por todo el mundo. “Thence” es el disco que quieres que rule de un amigo a otro, que suene en tus sábados de fiesta y que adorne cualquier after. Ojalá con este álbum bRUNA suene aquí y fuera. Ojalá lo lleve lejos, muy lejos, y demuestre que en España no solo echamos de menos los 90s porque éramos ricos (o, por lo menos, pensábamos que lo éramos). Ojalá bRUNA lo pete a lo bestia. Porque si el 2012 fue el año de John Talabot, el 2013 le pertenece por derecho y desde ya a bRUNA. [leer más]
2. OBRA APÓCRIFA / löpez. En cualquier otro disco podríamos hablar de la tensión entre pasado y presente, simplificando el ejercicio de löpez a la contraposición de la solera tradicional aportada por Gloria y el baño (post)moderno de la mano de Carlos. Pero aquí, como en las buenas familias, no hay tensión alguna: pasado y presente conviven de forma tan sosegada como para revelar el tejido de interconexiones que, de otra forma (de otra forma en tensión, entendemos), sería imposible percibir. Es fácil rastrear el pasado en “Obra Apócrifa“: no sólo las aportaciones vocales de Bernabéu remiten al poemario humorístico tradicional castellano (como en la sublime “La Célebre Serenata de Dos Besugos“), sino que las líneas de piano sobrevuelan el álbum como una brisa de un pasado que no huele a cerrado (la reconstrucción del “Yo Te Diré” de Nani Fernández es sublime). Incluso la elección del material de partida de muchas de las composiciones responde a unas coordenadas aparentemente fascinadas por la canción melódica y por el acerbo cultural más castizo: aquí hay tonadillas que tus propios padres reconocerían a la primera (como la de la apertura y el cierre con “Introducción: Dí, Mamá” y “Epílogo: ¡Oh, Mamá!“, respectivamente), pero también remodelaciones tan chocantes como la del “Se Tiene Que Ir” de Tijeritas entrelazada con Schubert. [leer más]
1. BETA / BFlecha. El ”ßeta” de BFlecha merece que se lo juzgue como un artefacto único, un grano de arena o un copo de nieve con su propia estructura molecular que, rompiendo con la norma, sí es diferente del resto. Y esta estructura estaría formada por partículas de hip hop actual, de funky y jazz espacial, de pop digerible y sonidos extraídos de alguna biblioteca multimedia pasada de moda. Las canciones de “ßeta” son pequeñas historias de amor espacial, de viajes intergalácticos y de conexiones interdimensionales que utilizan la temática galáctica para ensamblar bases, loops y soniditos de electrónica de alcoba rescatados del fondo de la papelera de reciclaje de algúnAmiga o un Pentium 4. Y todo ello se ensambla en un tracklist que funciona como un viaje que funciona de principio a fin, con su calentamiento de motores (“Descenso“), un cuerpo central con sus subidas (con hitazos de la talla de “A Marte“, “B33” y “Mundo Bizarro“), su estado de reposo (“Materia Exótica“, “Xenon“), su bajada progresiva (con el tremendo sampleo de “M∂i“) y su alunizaje sin incidencias (con el brillante cierre de “Jápeto“). [leer más]
[Raül De Tena + Estela Cebrián + Jose A. Martínez + Pedro Vázquez + David Martínez de la Haza]