Digámoslo así, sin anestesia: la (supuesta) Edad de Oro de las series televisivas está empezando a aflojar su marcha. Es un hecho. Sólo hace falta echar un vistazo a los estrenos de la temporada 2012-2013 para darse cuenta de que aquí nos están faltando aquellos bombazos novedosos que esperábamos como agua de mayo en septiembre del año pasado, tal y como «Game of Thrones» (que sigue estando en nuestra lista… y bien alta) o «American Horror Story» (que se ha caído… y por algo será). Aun así, la falta de novedades jugosas y masivas no significa que el ritmo de producción haya bajado: evidentemente, alguna novedad hemos tenido y, sobre todo, las grandes clásicas siguen dándonos tanta o más caña que en los años anteriores. Por eso, y pese a todo, la tercera edición de nuestra lista de las mejores series del año amplía su numeración hasta veinte entradas. El número uno, sin embargo, lo teníamos todos claro. ¿Verdad?
.
20. 2 Broke Girls. Los devenires de una muchachota, digamos, hecha a si misma y una pija divinísima y arruinadísima uniendo fuerzas para salir adelante en NYC, qué quieren que les diga, a priori sonaba a bacalá. Pero, sorprendentemente, la cosa funciona. “2 Broke Girls” tiene gags apañaditos, muchos chistes sobre sexo bastante agresivos para lo que se estila en sitcoms similares y, sobre todo, a esa diosa de la voluptuosidad llamada Kat Dennings. Dennings, gran revelación, está que se sale (en más acepciones de las que uno querría reconocer en este momento), francamente divertida y con la dosis justa de bilis y mala leche en sus diálogos. “2 Broke Girls”, ¿guilty pleasure del año? Yo digo sí.
19. Comic Book Men. «Comic Book Men» es un must televisivo para cualquier fan de los cómics de superhéroes que se precie. Este pequeña joya narra las idas y venidas que ocurren en Jay and Silent Bob’s Secret Stash, o lo que viene a ser la tienda de cómic que Kevin Smith tiene en New Jersey. El local está regentado por algunos de los amigos más íntimos del director de «Dogma«: Walt Flanagan, Bryan Johnson, Mike Zapcic y Ming Chen. Con su segunda temporada, esta serie se ha afincado en un lugar privilegiado en los corazones del fandom. La estructura de la serie es simple pero efectiva: una vez a la semana, Smith reúne a sus trabajadores para comentar los quehaceres de la tienda. Estos van desde la compra / ventas de material dificilísimo de conseguir -cómics, juguetes, merchandising, etc. de los primeros años de esta subcultura hasta ediciones especiales y únicas más modernas- hasta apuestas que llevan acabo los trabajadores de la tienda, que suelen tener a Ming Chen como objetivos de burlas. Una gozada de serie que es de visionado obligatorio para todo el mundo: desde fans, que la amarán por todas las referencias que se hacen al mundo del cómic, hasta cualquier otra persona que se lo pasará pipa viendo como unos cuarentones con mujer e hijos lloran cuando tienen en las manos un juguete de papel que utilizaban cuando tenían diez años. La magia de llevar al hombre adulto a la inocencia pueril en estado puro.
18. New Girl. «New Girl» sigue dividiendo a la audiencia… Pero vaya por delante que esta es una división que suele afectar a los espectadores antes de ver la serie, y no después: ¿adoras a Zooey Deschanel o no puedes con su tonterías de pixie girl desquiciada? Si entras al ajo, es muy probable que vayas a adorar «New Girl«, porque esta es una serie que te acaba proporcionando lo que promete: buenas dosis de Deschanel en estado puro. Y, además, con otros personajes que no por clicheteros dejan de seducir: Schmidt (Max Greenfield) es tan «fuerte» (sí, así, a las bravas) que es imposible no rendirse ante él; y Nick Miller (Jake Johnson) debería pasar a la historia por haber sido el predecesor absoluto del Grumpy Cat. Es decir, sumemos: Zooey loca del coño, un tipo muy fuerte y el antepasado de Tard… ¿Motivos suficientes para engancharse o no?
17. Hit & Miss. El titular fácil sería decir que los dos penes del año han sido el de Michael Fassbender en «Shame» y el de Chloë Sevigny en «Hit & Miss«. Pero, chascarrillos aparte, aquí había tomate: esta miniserie a la fuerza, de final amputado y algo anárquico, fascina y descoloca a partes iguales. Seis episodios de una extraña belleza, que funcionan pese a sus defectos (y, a veces, incluso gracias a ellos) y que nos ha entregado uno de los personajes (y las interpretaciones) del año.
16. Breaking Bad. Si hay una serie que a cada segundo de visionado que pasa mejora y mejora hasta niveles insospechados, esa es «Breaking Bad«. Esta primera mitad de la quinta temporada ha servido para confirmar lo que ya era vox populi: «Breaking Bad» es la pollaca y Walter White aka Heisenberg es el nuevo Dios en el mundo de la droga. Si a lo largo de estas temporadas hemos visto pasar a Walter de un neófito en el mundo de la drogaína a cocinero oficial de una de las empresas más grandes dedicadas a esto de la manufacturación y distribución de la metanfetamina, aquí, en la primera mitad de la quinta -y última- temporada, somos testigos de su ascensión a emperador de este mundo. Un mundo que ha acabado por consumirle y transformarle en un ser tan despiadado como racional. El bien justifica los medios, y así nos lo ha hecho entender nuestro cocinero preferido. Faltan palabras para describir lo buena que es esta gozada de serie… Así que solo puedes hacer una cosa: ¡MÍRALA!