5. SOLANGE. Difícil es el camino de las hermanísimas. Que se lo digan a Danii Minogue. O a Toñi Salazar. No lo ha tenido nada fácil Solange, que se ha visto obligada a lidiar con el apellido Knowles y decir siempre por lo bajini eso de “sí, el cañonazo de Beyoncé es my beloved sistah”. Con aquél intento de soul nuevaolero que fue «Sol-Angel and the Hadley St. Dreams» no se comió un colín, pero este año ha conseguido resarcirse a lo grande con un EP, “True” (con Dev Hynes a la producción, uno de nuestros chicos de 2012), y una canción en concreto “Losing You”, en la que se sacudía cualquier referencia directa al hop negroide que pudiera relacionarla con su hermana y sonaba segura, auténtica, funky y baleáricamente pop. Solange lleva años buscando su camino, y parece que en 2012 consiguió la seguridad y las compañías necesarias para desmarcarse como un ente con identidad propia totalmente al margen de la larga sombra de su hermana. En 2013 escucharemos su tercer disco… Y, si lo que nos ha insinuado en “True” es cierto, va a ser grande. Muy grande.
4. METZ. Cojamos unos cuantos kilos de juventud, un buen puñado de electricidad canadiense (del estilo de sus compatriotas PS I Love You, por ejemplo) y unos ramilletes de la tradición indie-rock de Sub Pop. Bien mezclados y agitados estos ingredientes, obtendremos al trío Metz, compuesto por Alex Edkins, Hayden Menzies y Chris Slorach. En su álbum de debut, el homónimo “Metz” (Sub Pop, 2012), confluyen noise fiero, actitud punk, irreverente fuzz guitarrero y rock veloz como un tren bala: elementos que, tomados uno tras otro, ya deberían incitar a zambullirse automáticamente en el repertorio del trío. Los que ya lo han hecho, saben que Metz han firmado uno de los trabajos más enérgicos y afilados del año; y tampoco se les escapa que están destinados a romper la pana punk-rock en el futuro a toda velocidad. No se olviden de su europeo nombre.
3. ZEBRA KATZ. Qué guay eso de que Frank Ocean sea marica… ¿No? Claro, es muy guay cuando el señor es un tiarrón de tomo y lomo, con cero pluma y que no va haciendo alardes de afeminamiento. Vamos, lo que por aquí venimos llamando «una hetera«. Pero, ¿qué pasa cuando un rapero no sólo está fuera del armario, sino que va a provocar? Y ojito, porque lo de Zebra Katz no es provocación mariquitingui, no. Lo suyo es provocación por la vía del leather, el cuero negro, los estilismos arriesgadísimos y la lengua muy afilada. Todo ello acompañado por temazos perturbadores que resucitan lo más oscuro (y lo menos vergonzoso a año 2012) del trip hop. Algo así como la versión masculina y con alma de gótico de Azealia Banks (de hecho, Katz pertenece al pequeño séquito de «colegas» que van a crecer a la sombra de la del «1991«). En cuanto facture un jitazo del tamaño de «212«, se va a comer el mundo. Literalmente.
2. ALUNAGEORGE. Pobres. Lanzaron su tremendo EP «You Know You Like It» y nadie les prestó la mínima atención. Pero, cosas de la vida, meses después en Pitchfork se chinan con el tema titular (y su tremendérrimo video) y ya tenemos hype montado. Por lo menos, en esta ocasión aquel hype sirvió para descubrir que en el EP había muchísima más madera que cortar, especialmente ese otro temón titulado «Just a Touch«. Más tarde, como para demostrar que lo de la web del tridente no había sido un golpe de suerte, dejaron caer uno de los TE-MA-ZOS del año 2012: el imprescindible «Your Drums, Your Love«. Y, a partir de ahí, todos como monetes, erosionándonos los miembros viriles a la espera de que les dé por lanzar un larga duración en 2013 y el mundo entero se postre a sus pies. Mientras tanto, además, seguiremos babeando con la dinámica tipo silencioso / diva arrolladora que demuestra que lo que hicieron Crystal Castles se puede hacer bien sin necesidad de acabar convirtiéndose en el homeless silencioso y la diva gilipollas. No. Lo de AlunaGeorge es La Classe.
1. HAIM. Tres hermanas que pasaron de canturrear en las bodas, bautizos y comuniones de la familia Haim a petarlo lo más grande con su primer EP, el magnánimo «Forever«. La fórumula no es nueva para nada: juegos de voces que se trenzan siguiendo los patrones pop de toda la vida, una percusión poderosa marcando el ritmo sin recurrir a la machaconería electrónica de último cuño -en Haim todo es analógico… o, al menos, lo parece- y canciones que nacen con la clarísima intención de ser coreadas por ellas (que por fin encuentran un rol majete y para nada amenazante) y por ellos (que por fin tienen unas ídolas con las que practicar el onanismo compulsivo sin levantar la ira de sus novias). Entonces, ¿dónde está el secreto de Haim? En que estas tres niñas son, simple y llanamente, de lo más humilde que ha parido una escena musical obsesionada con el hype. Ellas no saben lo que es el hype. Y, si lo saben, se la trae al pairo. Los mayas la cagaron estrepitosamente: el fin del mundo no era el 21 de diciembre de 2012. El fin del mundo será cuando a estas niñas les dé por lanzar su álbum de debut. Moriremos de ternura o moriremos de bailoteo. Algunos moriran por hemorragia en la entrepierna. Pero, al fin y al cabo, la cuestión es que moriremos.