15. Partido – Leaving All Behind (Warner). El camino de Víctor Partido en el negocio musical no resultó nada sencillo por culpa de la zozobra de las dudas, las inseguridades y una pérdida personal que sacudió su trayectoria, la cual se consolidó, afortunadamente, con la salida del primer álbum del grupo, “The Lost Sessions 1999-2003” (Greyhead, 2010), muestrario de las valiosas composiciones que había ido acumulando en ese período temporal. No resulta anecdótico, por tanto, que el segundo trabajo de Partidolleve por título un elocuente “Leaving All Behind”, reflejo de todas esas situaciones (más y menos negativas) que tanto Víctor como su reformada banda fueron dejando atrás y una frase igualmente válida para expresar su nueva situación, jalonada por apariciones en directo como acompañantes de Eef Barzelay y teloneros de Damien Jurado, The Dodos o Mojave 3, entre otros artistas. Con todo, muchos de los temas incluidos en el repertorio de este LP ya habían sido engendrados en la época anterior del conjunto, lo que demuestra que, a veces, es imposible escapar del pasado… [leer más]
14. Blacanova – ¿Cómo Ve El Mundo Un Caballo? (El Genio Equivocado). El único momento de (relativo) respiro entre las densas brumas de “¿Cómo ve el Mundo un Caballo?” lo otorga “A-92”, salto al espacio exterior que se ejecuta mediante una cama elástica de rock cósmico, preñado de fulgurantes arreglos sintetizados y estirado sobre una rítmica constante y calculada que recuerda al galopar del caballo coprotagonista de “The Turin Horse”, que se dirige hacia un cruel destino que nadie le revela un día tras otro, en una secuencia que se pliega sobre sí misma. Así también cabalga cada uno de nuestros particulares potros, sin que sepamos, sentados al mando del carruaje, cómo ven esos animales ficticios el mundo que los rodea y, por ende, nuestra propia existencia. La misma que dicen va a cambiar en breve, aunque nadie nos lo quiera contar… [leer más]
13. Linda Mirada – Con Mi Tiempo y El Progreso (autoeditado). Bart Davenport vuelve a seguirle el rollo con una producción limpísima y certera, que suena aModern Romance, a Mecano, a La Mode y a Radio Futura, a Bananarama e incluso a Moroder. Anasigue teniendo claras sus referencias pero su sonido cada vez se acerca a ser algo enteramente único y personal: ella es única y diferente, y con este disco de nuevo nos retrotrae a aquellos meses de calor y a aquellas tardes que parecían que no se iban a acabar nunca. Acabará el verano y Linda Mirada se volverá a marchar. Volveremos al chiringuito todas las noches hasta que lo cierren y nos daremos cuenta de que la habremos perdido otra vez. Y, como no aceptaremos que haya vuelto a salir de nuestras vidas, nos pondremos cada mañana “Con Mi Tiempo y El Progreso” para que su fantasma permanezca vivo a nuestro lado y nos siga recordando que “amar es lo primero, lo demás es secundario“. [leer más]
12. The New Raemon – Tinieblas, Por Fin (Marxophone). En nuestra ración anual de The New Raemon, la apuesta es definitiva hacia un sonido más concreto, de carácter definitivamente rockista, donde los arreglos se muestran más brillantes que nunca. Aquí, TNR pueden mirar por encima del hombro a los mejores (que, definitivamente, no son los últimos) Love of Lesbian. Ramón Rodríguez, sin necesidad de imposturas o afectaciones, juega en su “Tinieblas, Por Fin” con la intensidad emocional de su propuesta, quizás mejor plasmada aquí que en muchos de sus trabajos previos, modulándola cuando y como quiere, para impactar de forma certera en el oyente. Destacan especialmente la apertura con “Risas Enlatadas”, “La Ofensa” y “Marathon Man”, posiblemente su mayor baza comercial, coronando finalmente la obra esa preciosa y densa “Devoción”, con Maria Rodés acompañando en los coros a Ramón. Un grower, definitivamente.
11. McEnroe – Las Orillas (Subterfuge). McEnroe mantienen bien viva la hoguera de las emociones rotas acudiendo a la poética quebradiza de la solemne “Arquitecto” (el teclado de Olivier Arson la eleva a un nivel místico), el ritmo sedoso de la ascendente “La Casa Noroeste” (los coros y el piano desembocan en un impactante estribillo: “Extraña forma de vivir, estar pensando siempre en ti; extraña forma de morir, vivir pensando en ti”) y la pesadumbre inevitable de “En Mayo”. A medida que se debilitan estas llamas, se puede apreciar cómo los rescoldos no se apagan del todo y aún iluminan el horizonte del litoral sobre el que se ubica “Las Orillas”, otro retrato minucioso firmado por McEnroe que refleja con mesura la emotividad del discurrir, lento y amargo, de los vaivenes del amor cuando sus dos protagonistas los convierten en un toma y daca con un claro perdedor. Igual que ocurre en los enfrentamientos tenísticos que se eternizan en el tiempo pero cuyo resultado definitivo se intuye claramente de antemano. [leer más]