5. SUBMUNDO / Kaz (Autsaider). Los chicos de Autsaider Comics han publicado lo que seguramente sea la sorpresa del año: «Submundo«, la tira cómica del gran Kaz. Esta es una lectura más que obligatoria para todo drogadicto del cómic underground más sucio y burro. Yonquis, gatos fumadores, ratas marginales, hombres tan musculados como tontos y un sinfín de personajes se van paseando por todas las tiras ilustradas por el estadounidense y que aquí se han editado en un único tomo la mar de cuco. Si te va el punk, las drogas, el alcohol y un humor absurdo, retorcido y cabrón, te acabas de topar con lo único que puede llenar tu vacío existencial
4. PUDRIDERO / Johnny Ryan (Entrecomics). Splatter, gore, autofelaciones, entes monstruosos, humor retorcido, violencia verbal, física y de todo tipo. Si eres de esas personas que saben apreciar todas estas bonitas palabras, este es tu cómic. Por mi parte, puedo afirmar que actualmente la obra de Johnny Ryan está entre mis preferidas y me pongo más histérico que una fan de Take That cuando tiene que salir un nuevo tomo. En resumen, sólo se me ocurre una manera de definir en toda su grandeza esta obra, y es usando un concepto/expresión concebido por un buen amigo mío: ”Prison Pit” es la pollaca. [leer más]
3. NO CAMBIES NUNCA / David Sánchez (Astiberri). Zoofilia, transexuales, monstruos alienígenas verdes, experimentos en laboratorios secretos y chinos drogadictos. No, no es el último proyecto de David Lynch ni un nuevo cómic de Charles Burns. Pero podría serlo -salvando las distancias-, ya que David Sánchez y su reciente “No Cambies Nunca“, de la misma manera que su “Tú Me Has Matado” (Astiberri, 2010), beben de esos dos grandes maestros de lo terrorífico y retorcido como son el director de “Corazón Salvaje” y el autor de la eterna “Agujero Negro“. Con sus segunda obra, David Sánchez lo ha vuelto a conseguir. A través de una paleta de colores fríos y planos nos presenta una historia surrealista a la par que potente, con imágenes que se te quedan grabadas a fuego en la retina desde el primer momento como la rata muerta que aparece en la primera viñeta o las deformaciones faciales que afectan a algunos personajes que recuerdan al pobreJoseph Merrick, más conocido como El Hombre Elefante. [leer más]
2. TAKEMITSU ZAMURÁI / Taiyou Matsumoto + Issei Eifuku (EDT). Si hay una serie que ha marcado este año, esa es «Takemitsu Zamurái«. Después de batallar durante años, los chicos de EDT han llevado acabo la ardua tarea de terminar de publicar esta colección que empezó en el ya lejano 2009. «Takemitsu Zamurái» recoge el tono naïve y bonito con momento duros y crudos que Matsumoto ya utilizó en su opera prima, «Tekkon Kinkreet«, y lo transporta al antiguo mundo samurai. Otra característica que hace única a esta obra es su magnífico dibujo, que recuerda a los antiguos grabados sobre madera, homenajeando el arte antiguo japonés. Una historia mágica protagonizada por unos personajes que se harán un huequecito en tu corazón en un instante. Definitivamente, si tuviese que quedarme con una serie, sería esta.
1. ¿ERES MI MADRE? / Alison Bechdel (Reservoir Books). Haters gonna hate… Y está claro que, si queremos criticarle a Alison Bechdel una perruna insana a la hora de hacer leña del tronco caído de su historial familiar, lo podemos hacer sin miedo a equivocarnos. Pero no caigamos en el error de impedir que los árboles (caídos o no) nos impidan ver el bosque: «¿Eres Mi Madre?» no es sólo «el cómic en el que, tras expoliar el recuerdo de su padre (gay armariado), Bechdel hace lo propio con su madre«. Es mucho más. Muchísimo más. Básicamente, es una propuesta revolucionaria que deja en bragas a toda esa generación de autores de cómic autobiográfico y supuestamente confesional: Alison demuestra que este género puede ser algo elevado y sofisticado, y lo hace solapando tres capas de realidad (la historia pasada de su madre, su propia historia presente y todo un compendio de teorías psicoanlíticas surgidas de sus propias lecturas y de sus diferentes terapeutas) que se trenzan gracias al temple narrativo de una autora que, como Eddie Campbell (por poner un ejemplo cercano), confía en las posibilidades de la novela gráfica como arte, no tan sólo como lienzo sobre el que vomitar tu propia existencia. Que aprendan los que vienen detrás.