15. «Fang» (Bankrobber), Guillamino. Odias ir al gimnasio porque estás harto de oír a David Guetta, Katy Perry (mal haces) o Lady Gaga retumbar a pincho por las cuatro paredes y moverse el espejo de la pared de la derecha al ritmo de «Paparazzi«. Los días buenos toca Benny Bennasi o algún remember de la ruta del bakalao. Será que no conoces el gimnasio que Guillamino abrió esta temporada: se llama «Fang«, por allí pasa el funk aeróbico más movedizo, el vocoder de disco moderno, los bailoteos proto indies de los 80, los guiños a Prince, George Michael o Culture Club y esa sabiduría rítmica tan propia de uno de los catalanes gimnásticos más exportables al resto del globo.
14. «Nihil Obstat» (Matapadre), Disco Las Palmeras! Los lucenses Disco Las Palmeras! asaltaron la banca alternativa nacional con su debut, “Nihil Obstat”, uno de los discos más agresivos y salvajes de la temporada compuesto a base de noise desbocado y controlado a partes iguales, guitarras volcánicas y pasajes melódicos emocionalmente certeros. Pero la gran virtud de este LP no se reduce sólo a la capa externa de las canciones; también se debe atender a lo que hay debajo de cada una de ellas: una lírica espinosa a la par que abrasiva, que se mezcla a la perfección con la estructura de cemento armado de “La Casa Cuartel”, “Del Miedo a Mis Viajes”, “Los Economistas” y esa bola de demolición que es “A Los Indecisos”. En medio de este pesado magma incandescente incluso hay espacio para relajar la tensión y dominar la electricidad en composiciones de profundo calado como “Estados Emocionales (y Vaticanos)”. Tres palabras resumen el espíritu de este logradísimo trabajo: rabia, nihilismo y valentía.
13. «Disco Póstumo» (Origami), Dolores. La muerte, dicen Dolores, era esto. Puestos a ello, militando en el post-punk más guerrillero y tónico, Teresa Cobo y compañía debutan en largo y firman, sin lugar a dudas, el debut nacional de la temporada. Por allí se pasean sin medida canciones que huelen a dark wave oxidada, a Parálisis Permanente y La Dama se Esconde, a proto-kraut, a rock gótico, a muerte sabia, a rock sintético, a new wave a lo Joy Division, a ecos impenetrables en el mundo de OMD o Gary Numan. Una maravilla poderosa, dolorosa, póstuma y con cierto tufillo a polvorosa picantona. Gloria mortuoria.
12. «Megaflow» (Gandula), Za! Trata de definir la locura. La desconexión. Una batalla bemol. Un parque de niños extraviados corriendo en círculos, paralelogramos y triángulos. El ruido de tu minipímer. Un secador de pelo en el momento justo de chocar contra tu bañera llena de agua, espuma y patos de goma. Sácale una foto a todo a la vez. Puede que te falten varias acciones para acercarte a la práctica más conocida como «Megaflow«, el último y más post-todo engendro de Za!, ese dúo inconexo metalingüístico compuesto por seres de otro mundo escondidos bajo el alias de Spazzfrica Ehd y Papa DuPau. Una regalía ultra-mixta que tiñe de todos los colores un lienzo de imrpovisación, rock experimental, post-hardcore, free jazz, lounge, chill-wow, ladridos de perro, bebés recién nacidos y una coordinación telepática fuera de lo común.
11. «Grandes Males, Remedios Regulares» (Gramaciones Grabofónicas), Antonna. ¿Cómo definir las piezas de orfebrería musical que fabrica Manu Sánchez, aka Anntona? ¿Píldoras de humor cáustico, reflejos de la más cruda realidad o delirios de un hombre muy sensato? El guitarrista de Los Punsetes es capaz de aglutinar esas tres denominaciones y alguna más en su tercer álbum en solitario, “Gandes Males, Remedios Regulares”, tirando de (tecno)pop ochentero (“Arruino Todo lo que Encuentro”, “Recuerdo de Zamora”), un tributo a un disparatado encuentro televisivo entre Serge Gainsbourg y Whitney Houston (“ECI / Amorcitos”), una versión de un tema de Hidrogenesse (“A68”) y samples de Julio Iglesias y Martin Rev. No abandona la actitud ácida que muestra junto a su grupo (aquí también interviene su cantante, Ariadna), pero él solito se basta para escupir una frase (perteneciente a “Caramelos con Droga”) a tener en cuenta por lo que pueda ocurrir de aquí a unos meses: “A mí el fin del mundo me pilló cagando, no era buen momento pero me hago cargo”. Genial.