45. «The King of Limbs» (XL), Radiohead. Las ochos canciones que conforman «The King of Limbs» son de todo menos accesibles, originando algo más de treintaicinco minutos de pura experimentación electrónica en los que las guitarras pierden (muy a nuestro pesar) el protagonismo que solían tener en gran parte de sus composiciones. Y digo solían porque a Radiohead (o quizás deberíamos decir: a Thom Yorke) siempre le ha tirado la electrónica, sólo así se explica la manera en la que se introducieron en el nuevo siglo de la mano de los complicados “Kid A” (Capitol, 2000), “Amnesiac” (Capitol, 2001) y “Hail to the Thief” (Capitol, 2003), quizás también en parte para huir del olimpo de la música alternativa en el que habían entrado tras el excelso “OK Computer” (Capitol, 1997). Merece la pena asimismo recordar la aventura en solitario de Yorke de hace unos años a través de un “The Eraser” (XL, 2006) que enamoró a algunos y dejó un poco trastocados a otros muchos, algo que este “The King of Limbs” también corre el riesgo de sufrir, pues vienen unidos por un puñado de similitudes principalmente musicales. (sigue leyendo)
44. «Cults» (Sony), Cults. El rótulo de hype está mal encaminado. No debería denominarse, según servidor, hype a un grupo que edita un primer disco brillante. Sí, sigue siendo promesa, pero ha sacado a relucir su lado más natural, primigenio, impulsivo y por el que, probablemente, se lo recuerde por los siglos de los siglos. Hype debería llamarse a esa burbuja que acaba convirtiéndose en fiasco con un segundo disco que apesta o, como mínimo, decepciona (algo que ha pasado mucho en el Reino Unido la pasada década, excepto contadas excepciones). Cults, le guste a quien le guste, es una de las bandas que, al menos durante este 2011, mejor ha deslumbrado (o alumbrado) al personal con una colección de canciones sencillas, retro, poperas, melódicas, accesibles y que crean lazos de conexión entre el neo-soul revival, el twee-pop, el rock nasal y el lo-fi bien producido. (sigue leyendo)
43. «On The Water» (Thrill Jockey), Future Islands. Desde comienzos de 2010 el agua se convirtió en protagonista especial de algunos de los mejores discos de pop electrónico del planeta alternativo: la primera gran referencia anclada en el fundamento acuático fue el “Swim” de Caribou; la última, el reciente “Wander / Wonder”, de Balam Acab; y, entre medias, el “Cerulean” de Baths certificó que la construcción de paisajes sonoros líquidos resultaba ser la opción más atractiva a la hora de dotar de vida y alma a las composiciones artificiales. Sin embargo, la manipulación musical del fluido transparente no sirvió sólo para trasladar al oyente sus propiedades físicas en forma de suaves y sugerentes estructuras, sino también para conectar su significado natural con los conceptos de paz y equilibrio. En esta segunda vertiente del estilo se podría situar el último trabajo de los norteamericanos Future Islands, “On The Water”, empezando por su elocuente título y continuando por los trazos sobre amplios charcos de synth-pop neo-romántico y new-wave / post-punk que el trío dibuja para reflejar las consecuencias de una ruptura amorosa: el inicial desengaño, los infinitos sentimientos de pérdida circundantes y la posibilidad (falsa o verdadera, real o imaginaria) de retomar la relación para cerrar las heridas. (sigue leyendo)
42. «Mirrorwriting» (Universal), Jamie Woon. Como James Blake, el otro tótem de la cooltrónica del momento, Jamie Woon basa su sonido en una capa básica de dubstep ambiental y lo conforma a base de diferentes pinceladas de pop moldeable para dar lugar a una sonoridad electrónica única y genuina. Pero, a diferencia del de “Limit To Your Love“, que respira impasible dentro de su burbuja de arty sonoro, estructurado y a ratos inaccesible, a Woon le gusta más jugar a ras de suelo, donde la luz dibuja sombras indefinidas y cercanas. Por ello sus materias primas son el soul, el blues del nuevo milenio y un R&B en su facción menos comercial que, puesto todo al servicio de su impactante y negrísima voz, dan como resultado unas canciones sensuales, nocturnas y terrenas, plenamente conscientes del entorno urbano y gris que las ha visto nacer. No en vano, la ciudad y la noche son temas recurrentes en las canciones de su primer disco, y su sonido es una lento descenso hacia la madrugada, la duermevela y un estado de fase REM excitada. (sigue leyendo)
41. «Within and Without» (Sub Pop), Washed Out. El leitmotiv de este disco es el amor, tomado como componente irrenunciable del ser humano que hay que cuidar y mimar y del que nunca se debe escapar. Formalmente, Greene conserva el mismo halo celestial de los anteriores cortes, pero le añade la influencia del eterno femenino, como constata el juego vocal de la elocuente “You And I”, en la que las voces de él y ella se mezclan un todo teóricamente indestructible. Después, “Within And Without” indaga todavía más en esa dualidad amorosa y su coda final, cósmica y refulgente, enlaza con las notas de piano de “A Dedication”, excelente epílogo con la voz de Greene situada en un mar de ecos como deseando perderse en la infinitud de la calidez del amor entregado, apasionado, dichoso, relajado… “Within And Without” es un disco perfecto para ser escuchado y compartido en compañía del ser amado, mientras los últimos rayos del sol que se pone en el horizonte acarician las manos entrelazadas y el mar roza los pies con parsimonia; es un álbum con el que pensar sobre los sentimientos interiores durante el día y soñar con ellos de noche. Así traduce Washed Out su interpretación del amor y así se lo hace saber al resto del universo. (sigue leyendo)