5. Triángulo de Amor Bizarro, «Año Santo» (Mushroom Pillow). Por el nombre de su nuevo álbum, “Año Santo”, el punto de mira de Triángulo de Amor Bizarro podría estar dirigido a los fastos que acarrea la celebración del Xacobeo a lo largo de este año en Galicia. Argumentos tendrían de sobra para machacar ese experimento que eleva a categoría de fiesta la gran mentira urdida en torno a la llegada a Compostela del cadáver del apóstol Santiago. Pero TAB decidieron recurrir a sus habituales composiciones crípticas para dar sentido a una música cada vez más atronadora gracias al refuerzo de Óscar y Rafa… o a que el núcleo duro del grupo, Isa y Rodrigo, por fin aprendió a tocar bien (eso seguro: la broma a la que siempre acudían para razonar su falta de pericia a los instrumentos ya no vale). (leer más)
4. Fred i Son, «Diu Que No Sap Qué Vol» (Sones). “Diu Que No Sap Què Vol” hipnotiza por su capacidad para encapsular un sentimiento que nos embarga a muchos cada vez con mayor frecuencia… Ya es hora de dejar de lado el peterpanismo de la generación Y o Z o la letra que toque últimamente. Lo de Fred i Son no es cuestión de no querer crecer: lo suyo es una utilización recreativa y lúdica de lo infantil como bálsamo para las heridas causadas por el ritmo frenéico y deshumanizado de la vida moderna. Eso es lo que les sitúa en el lado contrario del ring a todas esas bandas que hacen de la pesadumbre y el tormento una forma de auto-consciencia aumentada: lo de estos barceloneses está, más bien, en la línea de otros artistas que, como Spike Jonze en su “Donde Viven Los Monstruos“, están re-descubriendo los pliegues de la infancia como depositarios de nuevas y dulces complejidades. (leer más)
3. Astrud & Col·lectiu Brossa, «Lo nuevo» (Elefant). Más allá del chascarrillo derivado del título del último álbum de Astrud, donde resulta que lo nuevo es realmente lo viejo (ya que casi la totalidad de los temas aquí presentes son versiones de canciones ya conocidas de la banda), «Lo Nuevo» es un disco en el que la calidad generacional de la música de los barceloneses se renueva y se pone al día: no somos lo que éramos y, ya en la segunda década del siglo XXI, no nos quedan reservas de la inocencia juguetona a la que Manolo y Genís siempre hicieron cosquillas. Será por eso que, ahora, el Col·lectiu Brossa fabrica artesanalmente una nueva armadura para las antiguas composiciones, dotándolas de un brillo esquivo, a veces esperpéntico, siempre dramático y teatral. Imposible no rendirse ante la naturalidad arrebatadora con la que Astrud consiguen que lo viejo sea lo nuevo y lo culto, popular.
2. Mishima, «Ordre i Aventura» (Sones). El título de este álbum bien podría responder a aquella frase en la que Borges afirmaba que “la literatura es orden y aventura“. David Carabén, en cierta entrevista, aclara que “la vida es una aventura y es el caos y el desorden. En cambio, la obra de arte es el orden“. Aventurémonos: con su último álbum, Mishima consiguen que la obra de arte (la forma) ordene el caos de la vida (el fondo). “Ordre i Aventura” es uno de esos discos que se viven a la vez que se aprecian como arte. Y aunque bien podría afirmarse que, con su último trabajo, la banda ha alcanzado un techo, es inevitable sentir cierta excitación al pensar qué harán a partir de ahora… ¿Construirán hacia arriba? ¿O preferirán buscar nuevas geografías en las que explorar nuevas arquitecturas? (leer más)
1. El Guincho, «Pop Negro» (Everlasting). Partiendo del material de su debut, El Guincho se dispone a pintar encima dejando rastros de aquella escritura primigenia. Claro que aquí hay tropicalismo, polirrítmia, fragmentación del sonido y sampleado repetitivo, pero es que ahora las canciones de Díaz-Reixa son capaces de agotar hasta las últimas consecuencias del formato canción: más allá de la hipnosis que nacía en “Alegranza” (Discoteca Océano, 2007) a partir de la repetición casi mántrica, ahora los temas de El Guincho tienen subidas y bajadas y subidones y depresiones y coros y estribillos… y, sobre todo, unas letras de aquellas que se te quedan dentro y que sueltas en medio de una conversación aunque estés convencido de que nadie va a pillar la referencia. En “Pop Negro“, más allá del estado mental que implicaba su debut, late una pasión cara de ver, escuchar y sentir entre la generación de modernos entre los que floreció la figura de El Guincho. (leer más)
[Raül De Tena + Estela Cebrián + Jose Antonio Martínez + Javier Serrano]