Como a nadie le importa la opinión de un crítico, mejor nos preguntamos: ¿qué opinan los verdaderos fans de Pet Shop Boys de su último disco «SUPER»?
Hace unos meses, consciente de que a estas alturas del juego (periodístico) a muy pocos le interesa la opinión de un crítico de tres al cuarto, decidí poner sobre la mesa un artículo sobre lo último de Kanye West en el que la opinión viniese de la gente normal: de personas molonas, sí, pero que nada tenían que ver ni con la música ni con el periodismo. Y resulta que aquella experiencia resultó ser tan enriquecedora que, de cara al lanzamiento de «SUPER» (X2, 2016), el nuevo disco de Pet Shop Boys, he decidido hacer algo similar… pero completamente diferente.
Al fin y al cabo, el motivo primordial que me han llevado a no meterme en la locura de escribir una crítica unilateral de este disco es diferente al del caso de Kanye y se #talqueasi: soy jodidamente fan de Pet Shop Boys. Y esto, evidentemente, inhabilita por completo mi opinión crítica. Así que mi siguiente pensamiento fue: pero, un momento, espera, ¿por qué no preguntarle a los fans verdaderos de la banda qué es lo que piensan del último disco? Porque a ver, la opinión de un crítico que es fan es una mierda pinchada en un palo, pero la de un fan de verdad puede ser oro puro. Imagina si, en vez de un fan, son varios. Pues eso.
Aun así, y antes de meternos en materia, permitid que diga dos palabras íntimas y personales sobre «SUPER«. Son dos palabras que digo como fan, no como crítico ni como periodista. Así que ponderadlas en su justa medida… Vamos allá: el álbum me parece una jodida maravilla. Una genialidad. Si «Electric» (X2, 2013) surgió precisamente de la necesidad de demostrar que Neil Tennant y Chris Lowe todavía tenían atrapado el rayo (por si alguien no conoce la historia: alguien dejó un comentario en iTunes Store diciendo que «Elysium» era un zurullo y que sonaba a viejos agonizantes esperando la muerte, Tennat se lo tomó a pecho y dijo «vais a ver«), lo de «SUPER» es más bien una exhibición de fuerza innecesaria pero maravillosa, algo así como si un pavo real siguiera enseñando su fascinante plumaje incluso después de haberse chuscado a su churri la pava.
No me entra en la cabeza que dos tipos que rondan los 60 añazos puedan pegar collejones electrificados como el de «Undertow«, «Groovy«, «Say It To Me«, «Inner Sanctum» (lo de esta canción es de traca), «Burn» (que tiene que ser el siguiente single o me mato), «Pazzo» (tantos años después de «Paninaro» y ahora suenan incluso más tralleros) o ese himno que ya es «The Pop Kids«. Más todavía: me deja muy p’allá que Pet Shop Boys sean capaces de capturar mejor que artistas mucho más jóvenes el zeitgeist de una noche de fiesta, la búsqueda de la «Happiness» perfecta (ojo, que antes cantaban que «happiness is an option«, pero ahora prefieren decir que «it’s a long way to happiness, a long way to go, but I’m gonna get there boy the only way I know» en una canción que es la transcripción directa del subidón lento pero seguro de una buena pastilla hasta explotar en ese grand finale que, sí, es pura «happiness» química).
Vale. Y ya. Que me embalo. Ahora sí, vamos con otras opiniones de otros fans que no son yo y que son mucho menos chapas, claro. Tengo que reconocer que la idea de pedirle la opinión a los fans tenía cierta intención de juego: quería ver hacia dónde se decantaba la balanza. ¿Habría unanimidad entre los fans? ¿Para bien? ¿Para mal? Os avanzo una cosa que no os va a sorprender absolutamente nada: a los fans de Pet Shop Boys les gusta «SUPER«. ¿Qué esperabais? ¿Un twist a lo Shyamalan? Ninguna sorpresa aquí. Faltaría más.
Aun así, siempre hay que matizar las cosas, y para eso tenemos precisamente a Julio Aznar (persona que, os lo digo yo, de pop sabe un cojón): «Es un disco de viejos, no cabe duda. En toda discografía de un grupo longevo, como es el caso, llega el momento en el que deben reivindicar una segunda juventud, pisando el acelerador e incluso pasándose de rosca (y bpm’s). La mayor parte de su material ha sido carne de pista de baile sin renunciar en ningún momento a maravillosas melodías que han sido las que nos han seducido y fascinado a lo largo de su carrera, y desde «Electric» parece que estén poseídos por el espíritu mas vulgar de Faithless. Para mi, el disco ideal de Pet Shop Boys hubiese sido otra recopilación de caras B, las que van desde «Elysium» (su último gran disco) a «The Pop Kids». Qué maravilla «In Bits»: lo único que salva de la quema a Stuart Price / Satán«.
Yo tengo que reconocer que el espíritu de Faithless me deja loco del coño, pero entiendo lo que postula Julio Aznar. Y gran parte de razón tiene. Aun así, ahora que ya sabemos qué es lo negativo de «SUPER«, vamos a cambiar el titular del artículo: en vez de «¿les gusta «SUPER» a los fans de Pet Shop Boys?» mejor vamos a ir a por la cuestión que de verdad importa aquí, que es «¿cuánto les gusta «SUPER» a los fans de Pet Shop Boys?«. No se trata de un sí o de un no, sino de un magnánimo cuánto.
Para ello, empezamos fuertecitos y le cedo el micro a Vicent Fibla, dj, músico y persona a la que adorar simple y llanamente por currarse opiniones de esas que trascienden la pregunta y te hacen pensar en cuestiones periféricas en las que a lo mejor ni habías caído:
«Todo lo que habían hecho Pet Shop Boys hasta ahora mismo ya era «SUPER«. En buena parte, el disco es la perfecta declaración de intenciones de cara al stablishment: una declaración de intenciones donde dos «hombres mayores» pueden perfectamente decir «vamos a quemar la disco antes de que se haga de día». Nos encontramos en un entorno y una sociedad donde los mismos que aceptan ver un viejo rockero de 70 años que canta mientras se toca el paquete o grita cosas ridículas que harían que mi madre se ponga roja no pueden soportar a un yayo gay que les dicen a la cara «look at me» (tres veces), «I’m just so groovy». Son los mismos que son capaces de pronunciar expresiones del tipo «sintes machacones» pero son incapaces de ver por qué los enésimos riffs de guitarra «realmente les llena» (por no entrar en el tema de «música de verdad» o «de la buena»).
Pet Shop Boys son todo aquello que esta gente no quiere ver, que vuelven a poner sobre la mesa el «don’t ask don’t tell», y Tennant y Lowe lo fuerzan y lo llevan al extremo en un alegato en el que cada pieza está ahí para cumplir una función dentro de un concepto que, al mismo tiempo, quiere contentar a los fans (cómo no) y los pone contra las cuerdas: la canción dedicada al veinteañero es una de las mejores del disco, lo mires como lo mires. A lo mejor es necesario reflexionar un poco al respecto, pero nadie dijo que fuera fácil. Y lo peor que puedes hacer es quedarte en la superficie.
«SUPER» se ve recorrido por una vena 1989-1994 que resitúa parte del trabajo anterior de Pet Shop Boys, que hace referencias incluso cuando no hace falta; que evoca el cambio de década, del que extraen elementos y los disponen a su planer dentro de la composición para resignificarlos; donde son capaces de explicar una historia en pasado y dejar el presente la elipsis («I like it here»), constatando de esta forma que es igual de vigente. Que les encanta/ba/rá. Que ni se van ni se esconden detrás de ninguna excusa. Que continúan en la trinchera.«
¿Cómo te has quedado? ¡Muerta! Evidentemente. Y precisamente por el hecho de que la opinión de Fibla pone en su lugar la edad de Tennant y Lowe, nunca está de más tener en cuenta otras opiniones en las que la edad es igual de importante, aunque hablemos en este caso de la edad de los fans. Atended aquí a la opinión de Ismael Chappaz, mitad de Espai Tactel (artistas y galeristas con una visión única en el panorama español): «Llevo escuchando a los Pet Shop Boys desde que tengo uso de razón. Aún recuerdo cuando sacaron el «Bilingual«: me daba vergüenza escucharlo. Yo tenía 14 años y no quería que me machacasen en el colegio más de lo que ya hacían. «Son maricas, los Pet Shop Boys son maricas», me repetían… Pues sí, y yo también. Dicho esto, al escuchar por primera vez el single «The Pop Kids», no me vino a la cabeza «Bilingual«, sino mis 18 años: Saint Etienne, Baxendale, Le Hammond Inferno y Ladytron. «The Pop Kids» habla del clubbing de principios de los 90 (movida que yo no conocí puesto que era un crío), aunque es más que posible trasladarla a finales de los 90 / principios de los 2000 e identificarme con ella. «SUPER» es para la pista de baile, es tecno-pop sin complejos… Y por eso para mi es tan «Bilingual«. ¿Le importa a alguien ahora lo que son o dejan de ser los Pet Shop Boys? No. I LOVE YOU«.
Me interesa especialmente la opinión de Jesús Ugalde, uno de los fotógrafos más importantes de nuestro país (y persona con la que comparto un recuerdo especialmente emotivo de cierto concierto de Pet Shop Boys en Murcia). Si hay alguien que ha vivido la carrera de Tennant y Lowe en primera persona, es él. Y lo que tiene que decir al respecto de «SUPER» es lo siguiente: «Es un disco más trallero. Es muy atrevido lo del reggaeton, que me parece muy audaz, porque el sonidito ese a ver quien en su posición tiene huevos de utilizarlo. Vamos, que es muy valiente. A mi me encanta porque sigue el camino del «Electric«, pero ya a saco y con mejores temas. Me gusta todo«. Le pincho para que me diga si cree que es un álbum que pueda gustar a alguien de veinte años: «Me importa un churro si le puede gustar a alguien de veinte años. Bueno, tengo claro que a una persona de veinte años que me parezca interesante a mi sí que le va a gustar, que son muchas, ¿eh? Luego están las palurdas que no nos interesan nada. Pero eso, querida, tendrás que preguntárselo a ellas«.
En vez de preguntárselo a ellas, sin embargo, le pregunto mejor a Antonio Gutiérrez, dj que ha escrito parte de la historia nocturna de nuestro país a base de sesiones imprescindibles bajo el nombre de Toni Bass. Él estuvo allá en los 90 y sigue allá ahora con una energía muy similar a la de Pet Shop Boys. Así que no extraña que opine lo siguiente: «Coincidiendo con la publicación de su antepenúltimo álbum «Elysium» (un disco exquisito con el que se despedían de su discográfica Parlophone), Pet Shop Boys declaraban en una entrevista que se sentían ya un poco mayores para seguir haciendo música pop… Pero, afortunadamente, ¡The Pop Kids no pudieron parar! El título del nuevo álbum se define por sí solo, «SUPER«, y yo no puedo parar de escucharlo desde que el blanco vinilo cayó en mis manos y cada escucha son cincuenta minutos de placer absoluto. Al principio tuve mis dudas sobre dos de las canciones: «Twenty Something» me sonaba un pelín reggeatonera, e «Inner Sanctum» bastante tech-trancera. El resto, ufffff, ¡¡¡es la bomba!!! ¿Quien no se siente identificado con «The Pop Kids»? ¿Podrías dejar de bailar con «Groovy»? ¿O con «Burn»? «SUPER» es maravilloso. Pero, eso si, voto por que el próximo album de Pet Shop Boys no lo vuelva a producir Stuart Price. PD: Me gusta especialmente el bonus track «In Bits» del single «The Pop Kids«… ¡Preciosísimo!«
Es curioso que Toni mencione a Stuart Price, porque cuando le pregunto a Mr.K!, dj de una generación completamente diferente pero igual de imprescindible en la escena nocturna actual, me responde lo siguiente: «Si tengo que declararme fan de alguien en este planeta es de Stuart Price: todo lo que hace me obsesiona y me vuelve loco. Lo descubrí con uno de sus alter egos, Thin White Duke, allá por el 2004 gracias a aquel mitiquísimo remix que se marcó para Stardailor. Y de ahí fui saltando de proyecto en proyecto, fascinándome cada día más. Zoot Woman, Jacques Lu Cont, Paper Faces… ¡Un no parar! Cuando leí que volvía a colaborar como productor con Pet Shop Boys en su nuevo disco, y que encima no sería la última vez, casi me caigo de la silla. Pues bien, después de escuchar el disco un par de veces, tras un primer encuentro/orgasmo con «The Pop Kids», debo decir que el conjunto suena MUY a Pet Shop Boys, no sólo por la característica voz Neil Tennant sino también por las melodías, synthes y baterías que invaden todos y cada uno de los tracks del álbum. Si a eso le sumamos la delicadeza de Stuart Price, lo convierte para mi en un LP con un sentido y elegancia increíbles. A pesar de ello, añadiré que no es de mis favoritos de Pet Shop Boys… Pero paso de comparaciones entre álbumes. Eso nunca es bien«.
A estas alturas del cuento, me parece divertida la polémica en torno a «Twenty-Something» y cómo ni eso empaña lo pluscuamperfecto del conjunto. Una opinión que comparte Miguel Pellitero (consultor musical que ha currado para lo mejorcito de nuestro país y de UK): «Cagada espectacular de percusión y melodía de «Twenty-Something». Con esa letra podía haber sido de lo mejor de álbum junto «Into Thin Air»… Esperemos que no sea sencillo. Mirando las camisetas de la tienda, miedo, miedo. «Undertow» debería ser sencillo: es la más pegajosa de todas junto a «The Pop Kids». El disco es mejor que «Electric«, sí. Se nota que han dedicado más tiempo a escribir . Una pena que hayan terminado haciendo el disco en LA. ¡No más discos grabados en LA!«
Y, para cerrar esta ronda de opiniones ultra-fans, la de Pere Jurado, cantante de la formación Orange Broek en la que no es difícil escuchar ecos de Pet Shop Boys. Como en el caso de Fibla, las palabras de Jurado se extienden de forma hipnótica, así que me las he guardado para cerrar el artículo… Bueno, para cerrarlo más o menos, ya que os guardo una sorpresa para el final de todo. Antes, sin embargo, ojito con esta opinión bien sentida:
«Para mi. «SUPER» ha sido una sorpresa totalmente inesperada como fan incondicional de Pet Shop Boys. Me reconozco completamente enganchado a «The Pop Kids», quizás por sentirme identificado con lo de ‘Telling everyone we knew that rock was overrated’. No, no viví los 90, pero mi tiempo en la universidad por allá 2000-2005 se parece bastante a lo que cuenta en esa canción.
Pero es que los buenos temas no se terminan en ‘The Pop Kids»: «Groovy» es un buen tema redondo como hacía tiempo que Pet Shop Boys no lanzaban, «Burn» es una bomba con un regusto a la factoría de hits ochentosos de Aitken, Stock y Waterman, «Give It To Me» podría ser un tema de Lady Gaga sin demasiados problemas, y «Undertow» es otro tema que, lanzado por una banda de veinteañeros, sería otro bombazo. En otro punto dejo ‘Twenty-something’, un tema sarcástico sobre la generación que hoy tiene 20 años también conocidos como ‘Cobis‘.
Quizás me sobra el rollito de club en Las Vegas de Dolly Parton sobre-excitada que respira «Happiness» y el presunto homenaje a New Order de «Pazzo!», pero en general es un disco que puede funcionar muy bien pinchado por el DJ adecuado (estoy deseando escuchar y bailar «Inner Sanctum» en una fiesta).
Y quien quiera encontrar en «SUPER» a los Pet Shop Boys de siempre, pueden escuchar «The Dictator Decides» («I’m not scared»), «Sad Robot World» (una canción lenta sin caer en la ñoñería de «It Always Comes As A Suprise») o «Into Thin Air», que al principio no me gustó nada pero que poco a poco me ha ido entrando.
Me gusta mucho el tono del disco entero y no, no es un disco que entre a la primera. No es «Electric«, que entró como un sifón pero que ha perdido el gas muy rápido. En mi pódium estaría algo por encima de «Yes!» Y algo por debajo de «Very» y «Relentless«. Tengo la sensación de que estoy escuchando algo moderno que no deja de ser hecho por unos Pet Shop Boys con treinta años de carrera.
Hay algo que Neil y Chris han sabido hacer incluso mejor que Madonna, que ya es un decir, y no es otra cosa que salir de su zona de confort y arriesgar. A veces ha salido fatal, como la aventura con el brit-pop guitarrero de última hora de «Release» en 2002. Otras, como esta o el olvidado «Potemkin» (2005), ha salido muy bien. Este disco me ha hecho olvidar cosas como «Elysium«, que no hay por dónde cogerlo. En estos tiempos, y con tal acumulación de hits a sus espaldas, podían haberse instalado en la autocomplacencia a lo Depeche Mode, quienes llevan desde 1998 repitiendo la misma gira con el mismo set e incluso con los mismos grititos al público en los mismos momentos. Eso hubiera sido un error mayúsculo.
Creo que han sabido ponerse en las manos adecuadas, las de Stuart Price, para hacer el disco correcto sin pensar únicamente en los fans incondicionales. Han sabido salir del sonido Pet Shop Boys -esos tipicos pads con séptimas sobradas de dramatismo-, han creado su propio sello discografico en un acto de autoproducción que no valoramos suficientemente, han contratado agencias de publicidad online… para acabar demostrando que, a sus 60 años, saben lo que está pasando en la cultura pop como pocos sin perder su identidad ni convertirse en dos mamarrachas.«
Realmente, poco que añadir después de una opinión tan acertada como la de Jurado. Pero lo prometido es deuda… Grand finale: en mi último viaje a Londres, tuve el honor de mear en un urinario al lado de Neil Tennant. Y chao.