Siempre he sentido especial predilección por las cosas imperfectas y los beautiful losers. Me parece un crimen tirar unas zapatillas con historia que me han provocado miles de noches de felicidad, que han sido destrozadas en pistas de bailes y conciertos, sólo porque estén viejas y rotas. Al igual que me parece un crimen demonizar a un grupo o un cantante porque no sea técnicamente perfecto o no tenga una voz prodigiosa. Y aunque parezca mentira y algo muy manido, fracasar y equivocarse es de lo más humano y bonito que existe. Por supuesto que estoy a favor de reconocer el talento (y la perfección en muchos casos), pero también hay talento y creatividad en las bandas que no son perfectas, que resbalan y que como diría tu abuela, «hacen cosas raras». El directo de Extraperlo en el City Hall (Barcelona) el pasado 25 de octubre fue algo así: no es para nada perfecto pero, sin embargo, hay algo que te atrapa y atrae irremediablemente. Quizás será porque tienen auténticos hits y porque su música invita a bailar y a soñar con que estás en alguna playa paradisíaca disfrutando de la vida.
Empezaron con «Resplandor» y «Modelos Blandos», dos de los temas que abren su nuevo disco, «Delirio Específico» (CANADA, 2012), una maravilla de nueve canciones que ha sido producido por El Guincho. Al escenario se subió también Pau de Beach Beach, la última incorporación a la banda de directo, para darle al pad y sudar la gota gorda en cada canción. Ya se sabe que la escena barcelonesa es muy endogámica y todos los grupos son amigos, acaban tocando juntos y se apoyan mútuamente. I no és bonic això? («Y ¿no es bonito esto?») Pues claro que sí.
Como todo no iba a ser «Delirio Específico«, había que darle cancha a «Desayuno Continental» (Mushroom Pillow, 2009), su primer trabajo. Lo hicieron con la canción «Esperando Nuevas Órdenes» y, más tarde, con «Negroni«, hit indiscutible de la trayectoria de los barceloneses y con el que acabaron abandonándose en un festivo «lalalala» para tocar seguidamente «Las Palmeras del Amor«, otro de sus grandes clásicos. La voz de Alba, algo desafinada en algunos momentos, chirríaba en los agudos: tiene una voz muy dulce que brillaría más en plan susurro como la de Christina Rosenvinge, aunque como ya he dicho, estos pequeños fallos enternecen y hasta gustan si se trata de una banda auténtica, que disfruta y ama la música, como creo que es el caso de Extraperlo y de muchas otras pequeñas propuestas de Barcelona. Y, claro, como siempre, no pudo faltar «Bañadores«, su tema más conocido que cayó en el bis junto a «Fieras«. Se les notaba nerviosos por ser el primer concierto de gira después de dos años y, supongo, por el hecho de presentar un nuevo disco, mucho más sosegado que el anterior pero que no pierde ese toque tropical y festivo que tanto nos gusta y que supieron trasladar a su directo.