En la nota de que prologa «Extra Life. 10 Videojuegos Que Han Revolucionado La Cultura Contemporánea«, los editores de Errata Naturae admiten que la publicación de este tomo responde a una carencia que han observado en sus estanterías: como todo buen editor (y como todo lector aplicado), sus baldas están ordenadas por secciones. Tres de las estanterías están consagradas a «artes lozanas» como el cine, el cómic y la fotografía… Y una minúscula porción de esta biblioteca lozana está dedicada precisamente a los videojuegos. Entre los libros de esta sub-sección, la mayoría tienen el inglés como idioma primordial, ya que (tal y como ellos mismos afirman) «la bibliografía en castellano sobre videojuegos, sin necesidad de hacer un gran uso de la hipérbole, se cuenta con los dedos de una mano y difícilmente llenaría una balda por sí sola«. ¿Cómo ponerle solución cuando eres editor? Por la vía natural: editando un libro (o varios) al respecto. Pero, teniendo en cuenta que estamos hablando de Errata Naturae, expertos en llevar un paso más allá las areas que les apasionan (sus libros sobre series de tv ya son un imprescindible para todos los aficionados al medio e incluso para los peregrinos curiosos), lo más normal sería que detrás de semejante publicación no hubiera una intención simple… Sino algo más complejo.
«Extra Life» está formado por un total de diez ensayos diferentes cada uno firmado por un profesional diferente y a los que se les suma un bonus crítico de otros dos textos más. De esta forma, el tomo se abre de la mejor forma posible: en «La mejor y más guapa jugadora de ‘Tetris‘ del mundo«, Billy Baker relata la emocionante aventura en la que su mujer acabó por hacerse con el credencial oficial ya referenciado en el título. Es este un texto narrado con las herramientas propias de una ficción en primera persona que no duda a la hora de recurrir a las herramientas del thriller para mantener en vilo al lector… Unas herramientas que no aparecen ni por asomo en «Así nació ese extraño fontanero llamado Super Mario«, en el que Jeff Ryan se marca una biografía rigurosamente periodística del bigotudo personaje de Nintendo: aquí prima la concatenación de datos (algunos más curiosos, otros más tediosos) que seguro que arrojan sorprendentes luces sobre un personaje que todos creemos conocer demasiado bien.
¿Son estas dos líneas narrativas las coordenadas sobre las que navegará «Extra Life«? Ni hablar. Pronto, «‘Final Fantasy VII’ o una breve introducción al sintoísmo» de Jonah Mitropoulos puede dejar boquiabiertos a todos aquellos que no supieran que la entrega más popular de la saga «Final Fantasy» puede leerse en una clave sintoísta que se nos escapa al común de los occidentales al no disponer de brújulas que nos guíen de forma natural por los entresijos de esa religión. En «Tres días en Termina: «Zelda» y esa cosa tan rara llamada Tiempo«, Lee Sherlock habla de la relatividad y la abstracción de un concepto no pre-existente a los humanos como el tiempo; mientras que, unas páginas más allá, en «Las películas de mi vida (y las que me llevaron a crear ‘Metal Gear Solid‘)» Hideo Kojima destripa uno por uno los films que más le influyeron durante la creación de un juego en el que ya se intuían altos referentes cinematográficos carcelarios y de ciencia ficción. «Alegorías digitales. Ensayo sobre ‘Los Sims‘» es probablemente el texto más complejo del lote, pero no por blindarlo a base de tecnicismos, sino más bien por la retórica empleada por McKenzie Wark a la hora de disdertar sobre las alegorías digitales que vehiculan la relación del mundo real del jugador y del mundo virtual de juego. Por el contrario, en «‘Halo‘: viaje iniciático a la partida legendaria» se puede sentir cómo el ambiente se distiende gracias a la afición de Sébastien Hock-Koon a la hora de abordar «Halo» primero como desarrollador de videojuegos y, más tarde, como fan fatal.
En «El arte narrativo de ‘Half-Life 2‘«, Samy Masadi deja al descubierto cómo los videojuegos son capaces de asimilar los lenguajes de otras artes como el cine o la literatura a la hora de dar forma y estructurar sus discursos narrativos. Y, por su parte, «Una próspera revuelta en las tierras de ‘World of Warcraft‘» es, más que probablemente, el texto más brillante: en él, Miguel Sicart analiza ciertos acontecimientos en el mundo de «World of Warcraft» para acabar hablando de coherencia ética a la hora de implicarnos en los mundos virtuales. Algo que tiene bastante que ver con el ensayo que cierra «Extra Life«: «Me encantó robar ese coche. Una antropóloga en el mundo de ‘Grand Theft Auto‘» es la divertida (pero muy reveladora) confesión de cómo una antropóloga se introduce en el mundillo de «GTA«, estableciendo multiples paralelismos entre el sistema de juego de esta saga (y de muchas otras) y la forma en la que un turista se relaciona con un entorno nuevo. El bonus crítico, finalmente, amplía algunos de los temas ya tratados con aterioridad sin necesidad de ampararse en la seguridad de un único juego o saga, tal y como la relación entre sociedad real (en este caso, económica) y virtual en «Imperio@play: videojuegos y capitalismo global«, de Nick Dyer-Whiteford y Greig de Peuter; o la ética de los videojuegos en «Ética y diseño de videojuegos» de Miguel Sicart.
Enumerado de esta forma rauda y veloz, bien pudiera parecer que los editores de Errata Naturae se han dejado llevar por la emoción de publicar un libro sobre videojuegos y, al final, no han acabado por encontrarle un tono general o una metodología que lo vertebre. Pero la lectura de «Extra Life» resulta tan apasionante que, inevitablemente, toca pensar que la valía de este tomo está precisamente en eso: en poner de relieve que los videojuegos son un tema sumamente amplio y permeable a la investigación, un material de investigación que puede enfocarse desde diferentes puntos de vista, diversas aproximaciones teóricas e incluso narrativas… Y que siempre, siempre, resultan apasionantes. Incluso para los que desconozcan los juegos de los que se está hablando en concreto, ya que estos siempre llevan hacia un tema extrapolable a una situación general. Con tanta pasión, tanto por parte de Errata Naturae como por parte del lector implicado, sólo falta esperar que esto no sea un one hit wonder y que pronto podamos seguir llenando las baldas de nuestra biblioteca con nuevas referencias sobre videojuegos. Yo ya he hecho espacio en las mías.