Rimbaud dejó de escribir con 23 años… Este hecho es como una especie de espectro hijo de puta que persigue a muchos de los candidatos a escritor que con 30 siguen intentando publicar su debut. No es el caso de Luna Miguel y Antonio J. Rodríguez, ambos rondando la veintena: ella (nacida en 1990) estudia Periodismo y Comunicación Audiovisual mientras escribe una columna para el diario Público, y él (nacido en 1987) compagina sus estudios de Literatura y Periodismo con colaboraciones periodísticas en diferentes medios (Público, Revista de Letras…) Así que, en el caso de que cualquiera piense que «Exhumación» es la obra caprichosa de dos niñatos que van de literatos, que se lo quite de la cabeza: Miguel y Rodríguez no son unos recién llegados. Y, precisamente por eso, van a dar mucha más rabia a determinado sector crítico.
Sea como sea, el debut a cuatro manos de esta pareja es una novelita de formato diminuto (dentro de la siempre acertada colección Alpha Mini de Alpha Decay) pero alcance masivo: como un arma biológica pensada para alcanzar el mayor número de víctimas con los menores medios posibles. Y es que, más allá de pretenderse unos súper autores empeñados en supurar experiencia y literatura en cada una de sus palabras (el gran error de muchos debutantes jóvenes), Miguel y Rodríguez prefieren hablar de lo que saben. Y de lo que saben es de noches de fiesta, relaciones superficiales, sexo omnipresente y omnipotente, vidas de cara a la galería, música… y, claro, amor y literatura. Todo se reduce siempre a amor y literatura. «Exhumación» es un alegato a favor de la posibilidad de que dos hechos tan bellos como el amor y la literatura puedan crecer en el estercolero más vil, incluso en esta discoteca que, con mucha carga de sorna, los autores han llamado «Rostro Expresivo«. La relación entre Djuna y Amanda (¿existe nombre entrelazado de forma más íntima con la palabra amor?) florece en esta zona de guerra donde los djs son semi-dioses y el resto, más que probablemente, se quedan en el apelativo de gilipollas. Posers. Modernos de mierda. Llamadlos como queráis, pero «Exhumación» muestra el camino de una tercera vía en la que no sólo el amor a un tercero, sino a ti mismo (en una acepción menos hedonista que culterana), puede ser la herramienta de redención definitiva. No nos hablan de amor ideal, sino de amor real, enrarecido, claustrofóbico pero libre a la vez.
Y aun así, pese al peligro de que un tema tan expansivo como el amor se coma cualqueir otra posiblidad, también hay mucho de literatura y poesía en «Exhumación«. El amor es el hilo conductor de esta historia de una noche en un club de modernos, pero la literatura y la poesía son las dos fuerzas que estiran de ese hilo, una a cada lado. Las disertaciones de Djuna y Amanda están repletas de disertaciones que supuran filosofía literaria sin necesidad de recurrir a la cita, al exhibicionismo del «mira cuanto sé aunque tenga 20 años«. Ahí radica la fuerza de la novelita de Luna Miguel y Antonio J. Rodríguez: en no ser más de lo que pretende y, aun así, ser mucho más, muchísimo más de lo que pretenden la mayoría de debutantes.
[Raül De Tena]