Etnia Barcelona y Reebok Classic presentaron sus novedades de la temporada con un «Brunch before Brunch»… que, lo admitimos, se nos fue de las manos.
El listón estaba muy alto… y la cosa estaba regulera. Por extraña que parezca esta suma de factores a priori contrarios. Por antitética que parezca. Las cosas son como son, y resulta que el listón estaba muy alto porque, básicamente, el último evento que se vivió en la tienda de Etnia Barcelona (que no fue otro que la presentación de esta privilegiada flagship store de la firma de gafas de la que ya os hablé pormenorizadamente en esta otra crónica) ya está marcado en la memoria colectiva barcelonesa como una de las grandes noches del año. Si no me creéis, preguntadle a cualquiera que estuviera allá y veréis cómo inmediatamente surge en su cara esa sonrisilla de «si yo te explicara…«.
Pero, por el lado contrario, la cosa estaba muy pero que muy regulera. Por lo menos, para mí. A ver, tenedlo en cuenta: el «Brunch before Brunch» convocado por Reebok Classic y Etnia Barcelona se celebraba el pasado domingo 17 de septiembre a partir de las 13h… Y yo el viernes la había liado pardísima… Y me pasé el sábado en el sofá aquejado de pura muerte cerebral.. Y todavía tenía resaca… Y llegué a la tienda de Etnia Barcelona con el ánimo de «mirad, yo me tomo algo aquí con las amigas, hago los saludos de rigor… y me voy a mi casa a finiquitar el finde acabándome el catálogo de Netflix«. O algo así.
Pero las cosas nunca son como uno espera. Y, para empezar, el evento que las dos firmas tenían preparado nada tenía que ver (en cuanto a envergadura) con el que se celebró hace unos meses en el mismo lugar… En contraposición a la maravillosa aglomeración de la presentación de la flagship store, esto era un -agradable y agradecido- petit comité. Algo mucho más de domingo, la verdad. Aunque otra cosa os digo: basta con que te hagan sentir un poquito confortable para que bajes la guardia y lo de «digo hola y me voy a mi casa» se convierta en otra cosa. Vamos, que empecé con unos zumitos pero no tardé en animarme y pasar al vino.
Luego os sigo explicando a ese respecto, porque lo interesante aquí es que os hagáis una idea de lo que ocurrió en esta privilegiadísima terraza del Born barcelonés. El sol pegaba en su justa medida y la brisa era perfecta para ir charlando con toda la gente que te ibas encontrando. Ahí está, al fin y al cabo, el éxito de este tipo de eventos: en que esté la gente que quieres que esté. Cuando tienes ganas de cancaneo, pues cuanta más gente mejor y despiporre erótico-festivo para todos. Pero cuando no tienes el chichi para farolillos, nada mejor que ver a tus amiguis de otros medios para poneros al día de las vacaciones y también a los responsables de las dos marcas, con los que tanto puedes ponerte a hablar de la -presunta- peluca de Ariana Grande (porque os habéis enterado de que Ariana es el nuevo bombazo de Reebok, ¿no?) como que te presentan las novedades de la temporada.
Porque, mirad, ahí está el corazón de todo: en las novedades de esta temporada. Por parte de Etnia Barcelona, pudimos echarle un vistazo a la nueva colección que se presentará en noviembre, de la que todavía no se puede decir ni mú pero de la que yo voy a decir que es una jodida maravilla que os va a dejar ojipláticas. Y, por parte de Reebok Classic, para observar la novedad solo tenías que mirar al suelo y ver cómo todo el mundo calzaba sus elegantísimas Reebok Club C85. Ellos en blanco y ellas en plata. Este mitiquísimo modelo que lo petó en los 90 ha vuelto en este año 2017 dándole caña a la logomanía (en este caso, en el lateral de la suela interior).
Así que allá estábamos todos, con nuestras Reebock Club C85 en los pies y en la cara nuestras Etnia Barcelona de la fascinante colección realizada a partir de obras de Basquiat. Allá estábamos, agasajados por un brunch alucinante de la mano de la buena gente de PlateSelector, que no pararon ni un minuto de tentarnos con unos deliciosos pancakes, tortitas y unos aguacates con huevo cocinado a baja temperatura que eran una jodida locura (y que, pensando en perspectiva, más que probablemente fueran los culpables de habernos dado más energía que las pilas Duracell). En definitiva, allá estábamos, con el musicón pinchado por un Luishøck obligándonos a preguntar «¿qué hemos hecho en Barcelona para merecer haberle robado este pedazo de dj a Madrid?» y «¿tenemos claro que en el Brunch -in the Park la música no va a molar tanto como lo que está pinchando este hombretón?«.
Porque ese era el punto y final (o algo) así de este «Brunch before Brunch«: llegadas las cuatro de la tarde, nos subimos en un autocar y hacia Montjuïc que nos fuimos para disfrutar del cierre de temporada del Brunch -in the Park. Allá, el stand de Reebok Classic se convirtió en el cuartel general mientras el aguacate y el buen rollo y los vinitos acumulados en la terracita de Etnia Barcelona hacían efecto… Y hasta aquí puedo leer. Dejémoslo que, en mi caso, pese a haber empezado con ganas de tranquilidad, este «Brunch before Brunch» acabó a las 3 de la madrugada. Y ya. Pero, a ver, ¿lo del «salí a hacer una birra… pero me lié» no es el indicativo de que un evento ha sido pluscuamperfecto? [Más información en la web de Etnia Barcelona y en la de Reebok Classic]