[dropcap]¿[/dropcap]CREÉIS QUE ESTE «ESTAR DE VUELTA DE TODO» PUEDE SER UNA REACCIÓN CONTRA LOS AFOROS CADA VEZ MÁS GRANDES, CONTRA LA MASIFICACIÓN CADA VEZ MÁS INTENSA?
HÉCTOR FINA & AILEEN MORRISSEY (SOS 4.8): El aforo en sí no debería ser un problema, es más como se acondiciona este aforo para todo ese público. Si se prevé el aforo con una buena producción y se respetan aforos cómodos, el público no debería estar incómodo. Aunque también es cierto que hay gente que empieza a buscar festivales más pequeños donde vivir una experiencia mas cercana a los grupos y a un público afín. Optar por un entorno más pequeño, con los fans “diehard” y sin tener que estar una hora antes de que empiece el cabeza para pillar sitio…. Pues resulta atractivo. ¡Puede sonar un poco middle-aged! Pero, para esta generación, las prioridades cambian: ya no vale tienda de campaña…
ERNESTO GONZÁLEZ (FIB): No entendería esto… ¿Qué esperas encontrar en un festival?
CÉSAR ANDIÓN (LIVENATION): Como no creo que la gente esté de vuelta de los festivales, no creo que esté pasando esta reacción de la que hablas De hecho, hay una gran oferta de festivales muy diferentes en tamaño y concepto. Hay festivales pequeñitos de altísima calidad, otros pequeños de baja calidad y otros de capacidades enormes y altísima calidad. Creo que la oferta española es buena e irá a más, lo que triunfa es el concepto de cada propuesta. Espero que pronto en España cambiemos un poco el chip y veamos los festivales no sólo como un evento musical; un festival es un festival donde comes, bailas, te relajas, compras cosas, puedes ver teatro, arte, comedia, realizar actividades. En España los festivales están centrados en la música y es normal, porque es la principal actividad que se ofrece y atrae al público, pero me encantan los festivales extranjeros donde puedes tirarte en la hierba y admirar el paisaje, o ver teatro o cine o subirte en coches de choque y pasar un buen rato haciendo otras cosas además de ver bandas.
VICENT FIBLA (EUFÒNIC): Siempre habrá público para diferentes tipos de propuestas. Personalmente, huyo de un festival kilométrico. El festival perfecto es aquel que combina salas enormes con propuestas pequeñas, en un espacio / entorno que no te obligue a caminar como si estuvieses haciendo el camino de Santiago.
MARC VILÀ (FESTIVAL ERA): Desde luego que es una de ellas, y de ella derivan otras. A más aforo, más grande tiene que ser el recinto, con lo que menos ves al artista por el que has pagado y peor se escucha por la distancia que acaba habiendo entre la primera y la última fila. Si a la experiencia de sentirte como en una lata de sardinas ya no mola se le suma que no ves ni oyes nada, ¿qué hay de bueno en ir a ese festival? Creo que es un paso natural esto de buscar alternativas a esos grandes festivales.
PACO FERNÁNDEZ (VILLAMANUELA): Bueno, hay gente que efectivamente valora positivamente los festivales más pequeños y manejables, pero también sigue habiendo gente que disfruta de los macrofestivales.
[dropcap]¿[/dropcap]SE ESTÁN AGOTANDO LOS GRANDES NOMBRES (Y LAS REUNIONES DE VIEJAS GLORIAS) COMO RECLAMO? ¿EL SIGLO XXI NO ESTÁ PRODUCIENDO NUEVOS GRUPOS CAPACES DE TOMARLE EL RELEVO A ESAS VIEJAS GLORIAS?
HÉCTOR FINA & AILEEN MORRISSEY (SOS 4.8): Claro. Ahora, en cada país hay más festivales y la plantilla de grupos gordos no es tan grande, lo cual ayuda a intensificar esa sensación de haberlo visto todo. Además, diría que la cosa se ha estancado en los últimos años, seguramente como síntoma del papel cada vez menos poderoso de los sellos discográficos. Las bandas nuevas son catapultadas a la fama y no es la mejor manera de construir una carrera larga. Dicho esto, han sido unos años de mucho cambio en la industria, y en los próximos años vamos a ver a grupos subiendo que ya se han adaptado al nuevo modelo. Foals es un claro ejemplo de un grupo que ha trabajado duro, se lo ha tomado muy en serio desde el principio y, a base de tocar mucho, ahora están llamando a la puerta del headline slot. Disclosure también han llegado como un soplo de aire fresco cuando todo el mundo lamentaba desde hace años la falta de cabezas de electrónica.
ERNESTO GONZÁLEZ (FIB): Esto es relativo. Habría que entrar en una discusión que se basa más en el gusto y en los criterios personales que en otra cosa. No obstante, desde mi punto de vista, la reunión de leyendas, aunque sea por dinero, no es sinónimo de fiasco; y, en muchos casos, es una oportunidad de ver a artistas con carreras importantes que ya no estaban en activo.
VICENT FIBLA (EUFÒNIC): Nunca me han interesado las viejas glorias. Un festival que depende de ellas -no que las programe, sino que dependa- es demasiado conservador e incluso reaccionario. La música es algo que avanza, que señala adelante, y podemos tomar el camino de ida, girar a la derecha, a la izquierda o ir en círculo. Si a la gente sólo le damos lo que «cree» que le gusta, pasa lo que pasa. Si no avanzamos, nos quedamos siempre en el mismo sitio aunque pretendamos aparentar que no. Es como la política.
MARC VILÀ (FESTIVAL ERA): No creo que se esté agotando ni una cosa ni otra: otras bandas cogerán el relevo seguro, ¡y siempre habrán nostálgicos que irán a verlos! No es que el siglo XXI no nos haya dado grandes artistas, todo lo contrario. La música está en un momento muy prolífico. Lo que ha cambiado es la forma de etiquetar a estas grandes bandas: ya no son “banda de estadio”, ahora son “banda cabeza de cartel”, y son ellos los encargados de relevar a las viejas glorias.
PACO FERNÁNDEZ (VILLAMANUELA): Sí, cada vez quedan menos grandes bandas por “regresar”. Y, en estos años en los que hemos visto a tantos de estos artistas, creo que hemos encontrado afortunados retornos y desastrosos bochornos a partes iguales. El Rock de Estadio murió a mediados de los 90. Desde entonces, han surgido muy pocas bandas capaces de codearse con las grandes formaciones de otras décadas en lo que a cifras de venta de entradas y discos se refiere, por no decir ninguna.