Ayer, La 2 estrenaba «La Hora Musa», un programa musical que Twitter ya adora… ¿Pero es realmente una revolución? Sí. Bueno, no. Nos explicamos.
La nostalgia embargaba a todos aquellos aficionados a la música que, por cosas de la edad, disfrutaron en los 80 de “Tocata” o “La Edad de Oro”, en los 90 de “Zona Franca” o “Séptimo de Caballería” y, en el tránsito entre ambas décadas, de “Rockopop” mientras se hacían durante los últimos años una pregunta recurrente: ¿dónde se habían quedado los programas de música en directo en TVE? Incluso seguidores habituales del posterior “Música Sí”, más jóvenes que los espectadores anteriormente mencionados, caían en el mismo interrogante.
El hartazgo provocado por el hecho de que “Operación Triunfo” pareciese engullir cualquier posibilidad de que se recuperase aquel añorado formato alimentaba la creciente demanda -o, más bien, exigencia- de que, en algún momento, la televisión pública española se lanzase a satisfacer ese deseo. Todo ello a pesar de que las altas esferas del Ente audiovisual parecían no estar predispuestas a ello y de que los nuevas maneras de consumir música no invitaban al optimismo.
“La Hora Musa”, programa estrenado este martes en La 2 en horario de falso prime time (23:00h), llegó con la intención de luchar contra esas adversidades al son del “Rock’n Roll” de Espanto como sintonía de cabecera. También para rellenar un vacío que tenía toda la pinta de transformarse en un agujero negro que relegaba a la absoluta marginalidad cualquier iniciativa, incluidos los históricos “Los Conciertos de Radio 3”.
La cuestión es que, más allá de aspectos técnicos, de (buen) sonido, ritmo y presentación, habría que saber a quién va dirigido el programa: dentro del amplio público potencial, absolutamente transversal, los más interesados en la materia musical no lo observarán como un producto innovador que sirva para realizar descubrimientos sonoros e informativos. La sombra de “Later… With Jools Holland” es muy alargada.
La alineación presentada en su puesta de largo incidía en ese detalle: Franz Ferdinand, a los que habría que conceder la nacionalidad española por su frecuente paso por los festivales locales; Mala Rodríguez, referencia del hip hop estatal de trayectoria conocida y reconocida; y Juan Perro (Santiago Auserón), un seguro para cubrir la cuota experimentada de este primer menú musical. Es decir: sin novedad en el frente, excepto para los tiernos ojos y oídos millennial que jamás habían visto algo similar en TVE. Que Maika Makovski, correcta maestra de ceremonias, preguntara tópicamente a Alex Kapranos de Franz Ferdinand por la comida española no ayudaba a eliminar la sensación de escasa originalidad.
Un defecto que también traslucía la sección didáctica de “La Hora Musa”, comandada por Víctor Clares (a la sazón mitad de Ladilla Rusa), dedicada en forma de oda al vinilo a portadas míticas de LPs ubicadas en las calles de Londres. Seguramente, los fans de The Clash, Oasis, Pink Floyd, David Bowie y The Beatles se sabían cada historia al dedillo. Y los no tan fans quizá también gracias a uno de esos artículos clickbait al estilo de “10 legendarias portadas de discos hechas en Londres” publicado en algún medio online. Con todo, el tema fue la excusa perfecta para presumir en Twitter de las fotos personales sacadas en esos emblemáticos lugares y, de paso, ayudar a posicionar el hashtag #LaHoraMusa1 entre los trending topics de España en la franja nocturna.
Sería un error, sin embargo, que “La Hora Musa” se limitase a una oferta predecible que asegurase repercusión en redes sociales. Eso sí, no caigamos en rápidas conclusiones tremendistas ni lancemos las campanas al vuelo. Sólo hemos visto su primer programa y aún queda mucha música en vivo por escuchar. La próxima semana, por ejemplo, junto a Bunbury y Miguel Poveda aparecerán Jorja Smith y The Lemon Twigs, señal de que el formato avanza en una equilibrada dirección que puede prolongarse en el futuro.
Así que a “La Hora Musa” le queda tiempo para mostrar capacidad de sorpresa, riesgo, inconformismo y apertura hacia las nuevas corrientes y los nuevos grupos y artistas más interesantes de aquí y de fuera. Debe demostrar que puede ser ese programa necesario que logre romper la barrera de una audiencia nada habituada a estos contenidos televisivos y penetrar en todos los estratos hasta conquistar a los más curtidos y propensos a apagar el televisor si los recuerdos pesan.
Porque, no lo olvidemos: la nostalgia siempre está al acecho (que “Cachitos de Hierro y Cromo” se emita justo antes es un síntoma…). Y “La Hora Musa” debería recurrir a la rebosante frescura del presente (y del futuro) para no tener que rememorar constantemente aquel pasado musical mejor que se veía a través de un tubo catódico. [Más información en la web de «La Hora Musa»]