Podríamos tomarnos esta lista de los mejores EPs Internacionales de 2016 como una cantera… Si no estuviera superpoblada por artistazos veteranos.
La mayor tentación sería considerar nuestra lista de los 10 mejores EPs internacionales de este año 2016 (los nacionales puedes verlos en este otro artículo) como una especie de cantera de la que extraer las nuevas bandas de las que hablaremos en próximos años… Al fin y al cabo, es lo que la industria nos ha enseñado, ¿no? Que el formato EP es el formato con el que presentar a las futuras estrellas, con el que probar suerte, con el que ver si la cosa funciona antes de pasar a mayores.
Y repetimos: algo de eso hay en la lista que viene a continuación… Pero, a la vez, sorprende observar cómo algunos de los artistas mas veteranos han conseguido la excelencia en el formato EP durante este año 2016. Ahí están Wolf Parade, Lush, Aphex Twin y Massive Attack. Uno de ellos, de hecho, es el número uno de nuestra lista, lo que viene a significar que esto no es cosa de recién llegados, sino que más bien es un arte de precisión que incluso los que llevan un tiempo asentados en sus tronos quieren practicar.
Pero no nos enrollamos más, que este formato brilla por su corta duración, y al final va a resultar que este texto va a quedar demasiado largo. Sin más dilación, os dejamos con la lista de nuestros 10 EPs internacionales del año 2016.
10. EP4, de Wolf Parade. Wolf Parade llevaban en silencio desde el lejano año 2010 y, por lo tanto, la población mundial se dividía en dos facciones: los que pensábamos que c’est fini y los que no tenían ni puta idea de quiénes eran Wolf Parade ni les importaba tres mierdas. A los que sí que nos importaba de vez en cuando nos invadía cierta sensación de nostalgia: la conjunción explosiva (y muy antitética) de Dan Boekner y Spencer Krug arrojó sobre nosotros un material de guitarras y vítores analógicos de los que ya no se encuentran en la era del hit digital pasado por el auto-tune. Por eso mismo sorprendió la solvencia con la que han entregado este «EP4» en el que a lo mejor se echa de menos un poquito más de la fricción y de la lucha de contrarios de la que nacieron las mejores composiciones de Wolf Parade, pero que contiene cuatro temazos con espíritu de hit coreable que no sólo debería abrirles a Boekner y Krug las puertas del circuito festivalero del año que viene, sino que sobre todo marca el paso hacia un nuevo álbum que ya se ha convertido en una de las grandes promesas del ¿año que viene? Por favor, sí. [Raül De Tena]
9. VROOM VROOM, de Charli XCX. “Vroom Vroom” contiene cuatro canciones que no tienen nada de desperdicio: “Vroom Vroom” bascula entre los puentes bombásticos y los estribillos de pop chicloso; “Secret (Shh)” deja en braguitas a todo lo que BOOTS ha producido para la última Beyoncé; “Paradise” asimila los preceptos del happy hardcore de los 90 y lo trae hasta el siglo 21 en compañía de la icónica Hannah Diamond (otro de los puntales de PC Music); y, por encima de todas, “Trophy” debería convertirse en un himno postmoderno no sólo por su referencia directa a “Pulp Fiction” en el sampler “I wanna win, I want that trophy” sino, sobre todo, porque consigue llevar varios escalones más arriba el piyulismo que siempre ha pretendido Britney Spears pero que nunca ha tenido el chocho suficiente para llevar hasta un nivel de burraquismo semejante a este. [leer más]
[/nextpage][nextpage title=»Del 8 al 5″ ]8. EP, de Hoops. Los nuevos chicos guapos del dream pop vienen de Bloomington, Indiana, donde el rostro más visible de la banda, Drew Auscherman, fue publicando diversas cintas autoeditadas a lo largo del pasado año. Tras hacer cierto ruido en la escena local, en 2016 editaban finalmente con Fat Possum esta pequeña colección de joyas que se cuela en nuestra lista de mejores EPs y que retrotrae a los primeros Wild Nothing (no en vano, los muchachos tienen incluso la sana desvergüenza de titular “Gemini” -nombre del primer disco de la banda de Jack Tatum- a la canción que cierra su EP) o a los The Sea Urchins más acelerados. En Gorilla vs. Bear les adoran, y aquí no podíamos ser menos. El pop melancólico ha seguido importando en 2016 por cosas así. [David Martínez de la Haza]
7. BLIND SPOT, de Lush. La reunión de Lush anunciada en 2015 y materializada sobre los escenarios este mismo año debía completarse con algo más que las recopilaciones y reediciones de turno. Deseo que la banda resucitada por los tres miembros originales Miki Berenyi, Emma Anderson y Phil King más el reclutado Justin Welch (batería de Elastica) hizo realidad de una manera inteligente: rechazando la opción del formato largo para evitar patinazos innecesarios y quedándose con el EP como medio ideal para exprimir al máximo sus virtudes, sin rellenos ni sucedáneos, dos décadas después de publicar “Lovelife” (4AD, 1996). Gracias a ello, el material inédito recogido en “Blind Spot” (Edamame, 2016) presenta a unos Lush rejuvenecidos, como si hubieran estado conservados en formol desde su separación. De ahí que “Out Of Control”, corte que abre a lo grande el EP, parezca provenir directamente de los 90 por su deliciosa y añeja pátina ensoñadora, reflejo de que la habilidad del grupo londinense para construir infecciosas melodías shoegaze que envuelven candorosas e incluso inocentes letras -pese a la edad- permanece incólume. Una sensación que se repite en el apropiado cierre, “Rosebud”, otro ejemplo de caramelo dreamy para paladear reposadamente. Entre medias, Lush dan una vuelta de tuerca sombría a su dulce discurso con “Lost Boy” y saltan a aquel indie-pop que tan bien manejaron antes de la irrupción del brit-pop con “Burnham Beeches” (su clásica “For Love” viene inevitablemente a la cabeza”). Hasta aquí, las buenas noticias. Ahora, la mala: “Blind Spot”, en lugar de funcionar como catapulta de Lush hacia un hipotético nuevo álbum, ha acabado convirtiéndose en un epitafio, pues la banda confirmó otra vez su disolución ¿definitiva? el pasado noviembre. Una lástima. [Jose A. Martínez]
6. CHEETAH, de Aphex Twin. Resulta imposible no pensar que «Cheetah» (Warp, 2016) debería haber sido el primer lanzamiento de Aphex Twin después de sus años de silencio. Al fin y al cabo, el suyo ha sido uno de los regresos más (literalmente) impactantes de la historia de la música moderna: «Syro» jugó al apabullamiento por la vía de la colosal heterogeneidad (aquello no fue un disco de Aphex Twin, sino de todos los Aphex Twins posibles comprimidos en el espacio y tiempo al nivel de un agujero negro), el EP «Computer Controlled Acoustic Instruments Pt. 2» se lanzó a la vena más experimental de Richard D. James y el EP «Orphaned Deejay Selek (2006-2008)» sacó el músculo de techno más bailable… Así las cosas, repito que «Cheetah» debería haber sido el preludio a todo lo mencionado porque, básicamente, es el lanzamiento más accesible de la nueva hornada de Aphex Twin. Puede que las canciones aquí contenidas sean la excusa del artista para jugar con el sintetizador Cheetah, un vestigio de los 80 y los 90. Pero lo que quedan al final son un buen puñado de composiciones que muestran la cara más amable de este hombre, algo así como la vaselina pluscuamperfecta para los pepinazos con los que suele penetrar aquí el amigo Richard. [Raül De Tena]
5. IN SUMMER, de Jefre Cantu-Ledesma. Parece que este es el año en que el californiano salga de su relativa oscuridad, amén del éxito cosechado (“best new track” en Pitchfork incluido) con su esplendoroso tema “Love’s Refrain”, precisamente el que abre el EP que nos ocupa. Modesto éxito, por supuesto, pero apreciable para alguien que lleva más de una década desterrado en las profundidades de la música noise, en solitario y junto a Liz Harris (Grouper). “Love’s Refrain” comienza sumida en apacible chillwave, tan luminoso como una mañana de verano. Lentamente, la luz va volviéndose cada vez más brillante, más incandescente. El final es un éxtasis en llamas. Como una especie de Ícaro enamorado, la canción termina hecha pedazos, consumida por el fuego. El resto de “In Summer” es una continuación de esa evocación del amor como pieza sonora, como textura abrasiva… Una búsqueda de la poesía en los pequeños grandes ruidos de la vida. [Rodrigo Núñez]
[/nextpage][nextpage title=»Del 4 al 1″ ]4. HOLO PLEASURES / CALIFORNIA DREAMIN, de Elvis Depressedly. “¿“Holo Pleasures”? ¿Pero ese EP no es de hace un copón?”. Sí, de 2013. Pero aquí hay truco: la otra cara-B, “California Dreamin”. El dúo compuesto por Mat Cothran y Delaney Mills -la única pareja capaz de hacer del “Better Off Alone” de Alice Deejay una canción de querer abrirte las venas de par en par como si de las ventanas de una casa que llevase veinte años cerrada se trataran- decidió reeditar su mítico EP (o, al menos, así lo consideramos sus pocos pero fervientes seguidores) sumándole unas canciones que fueron grabadas en la misma época, pero que no habían sido sacadas a la luz hasta ahora. Así, en los seis temas que conforman “California Dreamin” puede volverse a escuchar ese pop lo-fi que la banda ha dejado de lado en su cuidadosamente producido LP, “new alhambra” (Run For Cover Records, 2015). Seis cortes que hablan de xanax y codeína, de policías poetas, de amores y sueños que nunca salen bien porque qué depressedly sería este particular Elvis si no. Las canciones recuperan esos organillos sosegados y esas guitarras desafinadas que tanto nos encandilaron cuando escuchamos «Holo Pleasures» por primera vez. Así que, bueno, si nos ponemos tiquismiquis, “California Dreamin” no es 2016 en el sentido de que no fue creado y concebido en su exacto zeitgesit o lo que sea sino tres años antes, pero ha sido publicado este año y es una preciosidad… Así que merece hacerse un huequín en la lista. [Patri di Filippo]
3. NITE-FUNK, de Nite-Funk. La unión entre Dâm-Funk y Nite Jewel parece sobre el papel un match hecho en el cielo, una alianza tan exquisita como natural, ya que el pop electrónico que practica Ramona Gonzalez resulta a priori ideal para que quede modulado por el funk de Damon Riddick. El resultado en este EP homónimo al nombre del proyecto colaborativo, Nite-Funk, confirma nuestras sospechas. Electrónica sedosa y tranquila con toneladas de clase sobre la que la voz de Nite Jewel domina para erigirse en una insospechada diva soul. ¿La única pega? Que estas cuatro canciones se quedan cortísimas y piden a gritos un LP donde el dúo extienda sus propuestas a más (e incluso mejores) terrenos. Lo fundamente, que Damon y Ramona se gustan y a nosotros nos encanta que se gusten así. [David Martínez de la Haza]
2. PERSONA, de Lorenzo Senni. Lorenzo Senni tiene el honor de ser el primer italiano en entrar en las filas de Warp, lo cual se podría entender como un reconocimiento a la escena electrónica en plena ebullición de su país. Pero a Lorenzo no le ha tocado la lotería: su debut para el sello londinense es espectacular de principio a fin. Para hacer lo que él ha llamado “trance puntillista”, primero lo pasa a través de un proceso de deconstrucción del género como solo Ferran Adrià podría deconstruir una tortilla de patata (igual que le sucede al genio de L’Hospitalet, sus experimentos no cuentan con el apoyo de todos los puristas y ya ha levantado cierta polémica). Una vez desparramadas todas las piezas por el suelo, las vuelve a montar en brillantes capas de sintetizadores. Melodía sobre melodía. Y, ojo, porque a pesar de no usar ni un solo sonido de percusión suena sorprendentemente poderoso y, en ocasiones, hasta bailable. Todo esto hace a “Persona” un éxito. Y es que lo que podría haber acabado como un fútil ejercicio de autoindulgencia metairónica, resulta ser un trabajo emotivo, sincero y muy original. [Rodrigo Núñez]
1. RITUAL SPIRIT / THE SPOILS, de Massive Attack. De entre todos los regresos consumados este 2016, el de Massive Attack no ha sido el que mayor sorpresa ha generado, ya que no había pasado tanto tiempo desde su última entrega discográfica (su álbum “Heligoland” data de 2010) como para llevarse las manos a la cabeza. En tal caso, lo que sí despertó la reactivación de la banda de Bristol fue una gran curiosidad ante el camino que podrían tomar sus nuevas composiciones: uno que retornara a sus orígenes u otro que las situara no sólo en el presente, sino también en el mañana, como cuando parecían querer anticiparse a él al pasar por las manos de Burial en “Four Walls / Paradise Circus” hace cinco años. La respuesta de Massive Attack fue salomónica, moviendo la balanza temporal a un lado y al otro para mostrar su actual doble cara estilística, tan reconocible como audaz (¿a lo Banksy?).
Se plasmó primero en “Ritual Spirit” (Virgin, 2016), un EP producido enteramente por Robert ‘3D’ del Naja, que se rodeó de invitados estelares para confirmar el valor contemporáneo (post-dubstep y hip hop futurista en “Dead Editors” -con Roots Manuva– y “Voodoo In My Blood” -con Young Fathers-) y neo-clásico (post-soul y post trip-hop en “Ritual Spirit” -con Azekel– y “Take It There” -con Tricky, 22 años después de su anterior colaboración-) de su sonido. Hecho que se prolongó en el siguiente single, “The Spoils” (Virgin / EMI, 2016), perfilado por Daddy G, que no ocultó su acostumbrado gusto por el trip-hop auténtico (el tema titular, con una esplendorosa Hope Sandoval, podría entrar sin problema en cualquier disco de la época primigenia del grupo) y el dub humeante (de aura siniestra multiplicada por la tenebrosa voz de Ghostpoet en la cara B “Come Near Me”). Ambas obras, pese a su brevedad, ofrecen la suficiente riqueza sonora como para dejar de escuchar a Massive Attack desde una perspectiva exclusivamente nostálgica y hacerlo dirigiendo los oídos hacia el futuro. [Jose A. Martínez]
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