“El Xanax que todos sus trabajos anteriores desprendían parece por fin haberle hecho efecto, y Elvis ya no está Depressedly” parecían argumentar por allí como eje principal del nuevo álbum del proyecto de Mathew Lee Cothran. Todo porque en “new alhambra” (Run for Cover, 2015) hay una canción (“n.m.s.s”, de la que por cierto recomendamos la versión demo incluida en el recopilatorio de Orchid Tapes) que clama “no more sad songs, no pain, no separation”. No creemos que ese sea lo realmente destacable del disco y, como es la única reseña del álbum que hemos encontrado hasta la fecha, nuestro amor incondicional por Mat y su bedroom pop nos ha llevado a casi estar obligadas a escribir esto. Tampoco estamos diciendo que la única manera de leer este álbum sea la que vamos a proponer aquí, creemos que queda bastante claro. A veces pecamos de ser un poco demasiado tajantes, pero no somos imbéciles ni dogmáticas.
Pese a no tener nada de “long” (el LP no llega ni a los veinte minutos de duración), en el caso específico de Elvis Depressedly es el trabajo más largo que el de Carolina del Sur ha compuesto y, sin duda, el más coherente. Quizás se debe al hecho que, pese a haber contado ya con ella en su anterior trabajo junto a muchas de las colaboraciones habituales de Elvis Depressedly, este es el primer disco compuesto en su totalidad junto a su novia Delaney Mills (aprovechamos para recomendar la versión del hitazo de Alice Dj “Better Off Alone” que se marcaron el año pasado), quien se ocupa principalmente de los teclados y la batería. Eso y que hay una serie de transiciones entre canción y canción a base de pequeños fragmentos de cosas que, en sus propias palabras, les inspiraron durante todo el proceso compositivo del disco: ecos de infancia, clips pro-wrestling y tele-evangelistas. Así, “new alhambra” acaba convirtiéndose en, si no una historia, por lo menos en una manera muy compacta de transmitir una idea: el juicio final se acerca y nadie va a quedar impune. Sin duda, el hecho de contar con otra persona en la totalidad del proceso creativo ha permitido a Mat Cothran dar un paso más adelante en su proyecto off-Coma Cinema, que ha dejado de sonar a Teen Suicide (léase esto sobre todo literalmente: «new alhambra» ya no suena a adolescentes deprimidos, experimentación con drogas y problemas familiares).
En cuanto el primer tema empieza a reproducirse, lo primero que uno piensa es “¿dónde ha ido a parar el lo-fi?”. No lo sabemos, pero seguramente muy lejos: hay que olvidarse aquí de aquellos sonidos taponados, sucios (en el buen sentido de la palabra) y a veces estridentes con los que Mat llevaba envolviendo todas sus canciones anteriores firmadas bajo el nombre de Elvis Depressedly, desde aquel primer y maravilloso instrumental “save the planet killyourself” (2009) a “thinning out”, el cierre de su penúltimo trabajo “holo pleasures” (2013). Muchas cosas han cambiado en “new alhambra”: no sabemos si es una decisión estilística o más propiamente técnica (este es el primer trabajo en el que el músico abandona la autoedición o la colaboración con Orchid Tapes para embarcarse en un sello un poco más grande, Run For Covers Records), pero sea cual sea el por qué de este viramiento a nivel de producción, no desmerece en absoluto la capacidad de transmitir aquella sensación de tranquilidad y autenticidad tan típica de Elvis Depressedly.
El disco se abre con una reinterpretación de “Thou Shall Not Murder” de Dana Dirkinson, toda una declaración de intenciones y referencias, pues de la pava no hemos encontrado por Google demasiada información, pero nuestros poderes de deducción parecen sugerirnos que es una tía que se dedica a hacer canciones cristianas o algo así. De hecho “Thou Shall Not Murder” sale de su “The Word Of God”: diez cortes, diez títulos, diez mandamientos. Como una Los Happiness pero totalmente en serio… y ni tan mal, eh. La apóstola armada de acústica tiene buena voz -pese a que los coritos de niños que le pone de fondo dan un mal rollo que flipas-, y las melodías son mejores que algunos álbumes de folk-pop infames que circulan por ahí. Y es muy graciosa. Esto lo hemos sacado de que nos hemos pasado diez buenos minutos stalkeándola en Facebook. Tiene algo que engancha: ama de casa, genia del humor y evangelista en forma de notaciones musicales.
Pero volvamos a lo que nos ocupa hoy, que se nos va la cabeza por los inescrutables caminos de Dios. A partir de este primer tema, la temática religiosa es algo que nunca abandonará el disco, ya sea de manera más explícita (toda la letra de “rock ‘n’ roll”, en la que esa “Jesus died on the cross so I could quit my job” sea probablemente nuestra línea favorita del álbum entero, o por lo menos del corte “new heaven, new earth”) o más velada (esos fragmentos de tele-evangelistas de los que hablábamos antes, ecos que hacen que la dulzura de “new alhambra” se vuelva de lo más inquietante), pero no a lo profecía de la salvación o demás temáticas esperanzadoras: las letras de “new alhambra” bien podrían formar parte de uno de esos discursos sobre el juicio final y la profecía del fin de los tiempos clamadas por esos curiosos personajes que tan frecuente es encontrarse por las calles de las metrópolis estadounidenses.
Ya decíamos que, aquí, de felicidad nada. Pese a su título y primeros versos, el «Someday never came so i keep waiting » de «n.m.s.s» nos parece casi tan demoledor como aquel «We’re crying out to feel something that makes sense , we’re crying out for one simple wish to be safely» de «cry babies» de 2011. Unas melodías tranquilizadoras y una dicción de las palabras que, si es cierto que transmiten cierto buenrollismo, acompañan una letra en la que la felicidad parece estar muy cerca… pero nunca al alcance de tu mano. Y lo mismo pasa con el siguiente corte, «new alhambra«, en el que sonidos de ¿ranas?, ¿grillos?, harían de la canción un bálsamo para los ataques de ansiedad más jodidos si no fuera por aquel zumbido constante que recorre la canción de arriba abajo: tras los primeros segundos se hace casi imperceptible pero, sin embargo, nunca deja de estar allí, martilleante, dejándote una sensación inconsciente de agobio y desesperación.
Una voz que pronuncia frases inconexas de tintes apocalípticos deja paso al que fue el segundo adelanto del disco, «bruises (amethyst)», tema con el que Mat Cothran demuestra una vez más su innata habilidad para casar cielos e infiernos, para teñir el sufrimiento de un delicado y precioso lirismo («Touching death for laughs i guess / endless in your first kiss / bruises of amethyst«). La cosa se anima con «rock n’roll» gracias a una escansión rítmica, que invita incluso a cerrar los ojos y sumergirse en un dulce y ondeante baile -y eso que hasta ahora nunca creímos que bailar con Elvis Depressedly fuera remotamente posible- y no decae hasta la última y novena canción del álbum. Cabe decir, sin embargo, que la ilusión de que todo puede salir bien y seremos absueltos de nuestros pecados se rompe unos minutos con «ease» y su desgarrada, distorsionada y repetitiva estructura.
Finalmente, «new alhambra» se cierra con una de las canciones más bonitas que Mat Cothran ha compuesto jamás: «wastes of time» es un tema que no necesita más que una guitarra acústica y una melodía de lo más delicada y casi tímida para removerte algo por dentro. Un himno a no pensar ni en el pasado ni en el futuro cuando estás enamorado y crees en algo, ni en todos los fracasos sentimentales anteriores que casi acaban contigo ni en las infinitas posibilidades de que todo se joda en un futuro. «If you try i will try / when we fuck up it’s alright» entona Mat refiriéndose quién sabe si a Delaney Mills o a su propia música… Y tampoco es que importe demasiado. Por otro lado, acabar un disco con una tajante «there is always more to life / than all these wastes of time» nos parece una irónica modestia de lo más loable. En su línea ya habitual, el disco está descargable a precio voluntad (incluyendo el valor cero) en el Bandcamp de Elvis Depressedly.