El deporte también puede formar parte de la cultura. De hecho, incluso de la alta cultura. Eso parecen pensar Federico Corriente y Jorge Montero, quienes acaban de publicar «Citius, Altius, Fortius» (editado por Pepitas de Calabaza) con una intención más que clara: «Analizar el proceso de difusión internacional del deporte y su evolución en el seno de la sociedad moderna, prestando especial atención al papel de los deportes en la configuración del liberalismo decimonónico, el colonialismo y el imperialismo, y haciendo especial hincapié en el destacado lugar que ocupan en el discurso ideológico totalitario«. Ahí es nada. Que nadie piense, sin embargo, que ese acercamiento al pensamiento elevado se traduce en una lectura farragosa: los autores prometen una lectura ágil de la que se desprende un punto de vista inédito perfectamente integrado en la línea de crítica social que tanto Corriente como Montero han desarrollado desde los años 80. Sea como sea, «Citius, Altius, Fortius» es la mejor colleja para aquellos que piensan que el deporte es cosa de brutos… Ya era hora.