Hace unos días, los colaboradores de Fantastic Plastic Mag nos embarcamos en una de esas discusiones que le pueden parecer totalmente absurdas al 95,78 % de los mortales pero que, al resto, nos divierten como a una nonagenaria le divierte una tarde de bingo extremo en el casal del pueblo. El debate se abrió cuando nos planteamos algo tan simple como: poner notas a las películas, ¿sí o no? Este es un debate que tuvo su digno predecesor hace ya un par de años en: poner notas a los discos, ¿sí o no? Por aquel entonces, no sólo decidimos que sí, sino que incluso nos aventuramos al maravilloso mundo de los decimales. La verdad, no es lo mismo un 7,1 que un 7,9 y, si me apuran, tampoco es lo mismo un 7,9 que un 8 o un 7,1 que un 7. De hecho, es en el juego de estas pequeñas últimas variaciones donde la utilización de los decimales adquiere su verdadero significado.
Eso sí, tampoco vamos a engañarnos: del escaso segmento de la población a la que no le trae al pairo esto de las notas, tan sólo el 0,0001 % nos preocupamos por ello de forma «real»… Y ese escaso porcentaje es el ocupado por la gente que escribe las reseñas, evidentemente. Para el resto, no nos vamos a mentir al respecto, la nota es un gancho y una excusa perfecta para criticar (e incluso para decir «esta reseña es una mierda» sin haber leído el texto, que de todo hay en la viña del Señor). A nosotros ya nos va bien, porque cualquier gancho implica un mayor movimiento en la web. Y para los lectores, suponemos, también resulta positivo tener algo que les llame la atención (o les repela) con un vistazo rápido.
Pero volviendo al tema: poner notas a las películas, ¿sí o no? Y, sobre todo, ¿por qué se merece este debate una Edito para él sólo? Básicamente, porque aquí abrimos una línea de pensamiento que nos pilló a todos un poco por sorpresa y que podría resumirse (siguiendo la línea de lo dicho hasta ahora) en: poner notas con dos decimales a las películas, ¿sí o no? En un principio, aquí es aplicable lo ya argumentado: no es lo mismo un 7,99 que un 8, e incluso no es lo mismo un 7,9 que un 7,99. El nivel de desesperación de esta última nota, al fin y al cabo, es casi alarmante. Resulta curioso, sin embargo, que en un panorama como el de la crítica cinematográfica, donde el sistema de puntuación imperante suelen ser las estrellas (y en un rango de uno a cinco, sin medios puntos que valgan), a nosotros nos dé por resultar milimétricos. Ha de constar en acta, sin embargo, que nuestro debate sigue abierto… Se aceptan sugerencias.