Da la sensación de que la nueva ola del punk-pop-rock femenino (y flequillero) germinado en Norteamérica hace unas cuantas temporadas ha perdido fuelle definitivamente. Uno de sus grupos protagonistas, Vivian Girls, acaban de anunciar su separación oficial. Dos de sus componentes, Cassie Ramone y Katy Goodman, están centradas en sus respectivos proyectos personales, The Babies y La Sera, con los que buscan profundizar y variar su acostumbrada paleta sonora. Justamente lo que consiguió Frankie Rose, antigua compañera de ambas que ha ido creciendo artísticamente a solas y junto a The Outs. Por otro lado, las promesas canadienses No Joy no lograron salir de un círculo reducido de seguidores. Bethany Cosentino podría soportar el estandarte del diseminado batallón, pero ha empezado a jugar una liga superior con Best Coast. Y la opción restante, Dum Dum Girls, decidió años atrás abandonar su compromiso con los postulados del movimiento.
Dee Dee Penny, lideresa de Dum Dum Girls, se dio cuenta de que a su grupo le venía bien hacerse un lavado de cara en cada paso discográfico. Siguiendo la estela de la expansión practicada por su también ex-colega de banda Frankie Rose (que ha estado metida en todos los fregados…), la angelina ha ido limpiando progresivamente la pátina lo-fi que cubría sus primeras composiciones (las de “I Will Be” -Sub Pop, 2010-) hasta obtener una lograda mezcla de new-wave, girl-pop sesentero, surf-rock y noise acolchado (la que caracterizó “Only In Dreams” -Sub Pop, 2011-). Parte de culpa de ello la tuvo Sune Rose Wagner, mitad de The Raveonettes, que se implicó de lleno en la tarea como productor (al alimón con Richard Gottehrer) de las chicas Dum Dum aproximándolas al estilo de su propio grupo. Tanto que, por momentos, parecía que Dee Dee se había transmutado en Sharin Foo o, directamente, había cambiado de familia musical.
Una impresión que aumenta en “Too True” (Sub Pop, 2014), tercer LP de Dum Dum Girls con Sune Rose ejerciendo otra vez de Phil Spector particular -y tocando, además, varios instrumentos-, lo que no significa que sea una rémora para las ambiciones de Dee Dee, que se fijan en avanzar en la purificación de su sonido e incrustarse sin disimulo en el pop de melodía pegajosa y estribillo memorable pero cubierto con un translúcido velo ochentero. Basten como ejemplos “Too True To Be Good” e “In The Wake Of You”, extensiones concentradas de la exploración sonora que cuajó con brillantez en el EP “End Of Daze” (Sub Pop, 2012) y que aquí gana enteros, a diferencia de aquel caso, no sólo cuando los ritmos y los riffs se ralentizan para crear determinadas atmósferas y transmitir emociones, sino también cuando adquieren velocidad en “Cult Of Love” (con una progresión y unos punteos de guitarra muy Raveonettes), “Evil Blooms” (que desprende trazas twee-pop) y “Little Minx” (o cómo sonaría una versión actualizada de The Pretenders).
La inmediatez, por tanto, es una de las grandes bazas de “Too True”, un álbum que no relaja el nervio en la mayoría de su repertorio y que muestra a una Dee Dee firme, incisiva (ahí queda el homenaje poético de “Rimbaud Eyes” para certificarlo) y encantada de oscurecer su discurso. La otra virtud es la manera en que se despliegan, justamente, esos medios tiempos en los que Dum Dum Girls enseñan su cara más elegante, una pizca sensible (“Are You Okay”) y otra pizca siniestra (“Lost Boys And Girls Club”, a pesar de su aparente artificialidad al ser incluida en una campaña de H&M), para redondear su trabajo más completo y ahondar en esa deriva darks -en detrimento de la baja fidelidad eléctrica- que la banda angelina viene desarrollando tan inteligentemente los últimos años. Otra prueba que ratifica que el estancamiento del noise-pop-lo-fi femenino contemporáneo ha provocado que sus representantes más lucidas hayan convenido en ampliar sus miras. Que se prepare, entonces, la siguiente generación para igualar (o mejorar) sus resultados.