«Algo Real» puede ser ese gran disco que marque el tránsito de Kokoshca desde el underground hacia una audiencia más masiva.
KOKOSHCA: LA ELECTRICIDAD MULTIFORME. El fichaje hace unos meses de Kokoshca por el sello Sonido Muchacho presagiaba que los pamplonicas estaban en disposición de conquistar definitivamente el territorio del rock alternativo nacional tras transitar durante varios años con paso firme por sus márgenes más underground. A pesar de poseer ya tres discos y un par de compilaciones en su zurrón, daba la sensación de que el grupo comandado por Iñaki López y Amaia Tirapu y completado por Íñigo Andión y Álex López aún tenía el suficiente margen para seguir cosechando buenos resultados de sus exploraciones a través de los caminos en los que el rock se cruza con el punk, el post/after-punk, el garage, el surf y el pop lo-fi.
Algo que se confirmó enseguida en cuanto se editó, como acto celebrativo por su entrada en Sonido Muchacho, el single doble “Corazón Caliente / Corazón de Hielo” (Sonido Muchacho, 2016), una pequeña pero preclara muestra de las dos caras de Kokoshca: una vibrante y agitada y otra más sugerente y sombría. De hecho, esta definición sirve para situar los dos extremos entre los que se mueve su nuevo álbum, “Algo Real” (Sonido Muchacho, 2016), perfectamente representados en los temas que lo abre y cierran respectivamente… Por un lado, tenemos la frenética “Mi Consentido”, que sorprende positivamente por su lograda aproximación al indie-rock aflamencado según los cánones tradicionalistas de Los Planetas. Y, por el otro, “El Escultor” -un bolero electrificado- y “Cuánta Hermosura” -una licencia acústica adornada con viento de trompeta añeja-, que afianzan el empeño de Kokoshca por buscar vías expresivas imprevisibles en su discurso.
Establecidas esas coordenadas, “Algo Real” se adentra en vericuetos sonoros y líricos repletos de claroscuros, como si sus canciones se introdujeran físicamente en los callejones de una ciudad cualquiera en plena noche y mentalmente en cabezas atribuladas, atormentadas, resignadas e incluso derrotadas que persiguen eso mismo que refleja el título del LP. A lo largo de ese recorrido, Kokoshca dominan diferentes declinaciones del rock, desde la granítica (“No Queda Nada”) hasta la briosa (la cuasi surfera “No Mires Hacia Atrás”), pasando por la intrigante (“R.B.U”) y la crepuscular (“Serengueti”). Y se permiten un par de antojos: fijarse en “Born On The Floor” de The Make-Up para dar forma (ralentizada) a “Yo Nací” y descartar la inclusión en el repertorio del mencionado doble sencillo “Corazón Caliente / Corazón de Hielo”, lo que da una idea del alto nivel de inspiración de Kokoshca en “Algo Real”, con el que presentan sus credenciales para postularse como estandartes del rock multiforme patrio.
Más información en la web de Kokoshca. Escucha «Algo Real» en Apple Music y en Spotify.
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Podemos decirlo en voz alta sin temor a equivocarnos: «Silencio en la Retaguardia» es la cumbre creativa de Atención Tsunami… Bueno, al menos por ahora.
ATENCIÓN TSUNAMI: LA ELECTRICIDAD AMBICIOSA. La fórmula de Atención Tsunami se caracteriza por sus esquemas perfectamente definidos, su precisión rítmica, su metronimia percusiva y su exactitud a la hora de colocar cada elemento sonoro y lírico en el lugar apropiado… Pero siempre reservan un espacio para abrir brechas en su molde (calculado, sí, pero siempre permeable a variaciones internas) y sorprender a su oyente desde dos planos: el general, mediante el concepto formal volcado en cada uno de sus discos; y el concreto, a través de los detalles que distinguen a varias de sus composiciones.
Su tercer trabajo, “Silencio en la Retaguardia” (Récords del Mundo, 2016), materializa ambos aspectos empezando por su tema inicial, “Hoy es un Buen Día para Morir”, que se presenta con un arranque que combina su intransferible afrocore con ecos del rock del desierto para dar paso a una base rítmica poderosa sobre la que se apoya una letra implacable. Justo después aparece “La Ira de Kaplan” con su arrolladora progresión y una inmediatez que la convierten, quizá, en la pieza más redonda (en todos los sentidos) y directa de la discografía de Atención Tsunami. Y, si saltamos al desenlace del álbum, los sintetizadores ochenteros, cósmicos, envolventes y lúgubres a lo John Carpenter de la titular “Silencio en la Retaguardia” hacen que toda aquella persona que se sumerja en ellos se quede suspendida en el éter.
Estos tres temas por sí solos ya justificarían la capacidad de sorpresa de “Silencio en la Retaguardia”. Pero luego hay que fijarse también con esmero en el modo en que Atención Tsunami afinan su estilo en el resto del tracklist hasta conseguir que cada canción atrape secuencialmente, riff a riff, golpe a golpe y no por acoso y derribo. La banda madrileña ejecuta ese proceso trenzando guitarras evanescentes con desarrollos rítmicos de crecimiento imparable (“El Algoritmo de la Noche”, cuyo verso se redimensiona en la mentada “Silencio en la Retaguardia”) que desembocan en un rock -con el prefijo post o math- de núcleo poliédrico (“Poniente”), armazón sólido y una energía permanente (“Senderos Luminosos”) que atraviesa el disco de principio a fin. Mientras tanto, se despliegan los conocidos simbolismos narrativos del grupo aliñados con una buena dosis de cripticismo que, lejos de ser un mero recurso retórico, no impide extraer un profundo significado de lo expresado.
Si hubiese que recurrir a algún tipo de criterio para calificar “Silencio en la Retaguardia”, habría que aplicar la triple A: abierto, amplio y ambicioso. Porque Atención Tsunami han alcanzado con él su -hasta la fecha- cumbre creativa.
Más información en el Facebook de Atención Tsunami. Escucha «Silencio en la Retaguardia» en Apple Music y en Spotify.
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«CVEEC 3» confirma que la trayectoria de Cómo Vivir en el Campo es una curva ascendente… En la que todavía no se ve la cima. Por suerte para todos nosotros.
CÓMO VIVIR EN EL CAMPO: LA ELECTRICIDAD LUMINOSA. Después de que Cómo Vivir en el Campo confirmaran su progresivo ascenso con su segundo álbum, “CVEEC 2” (El Genio Equivocado, 2014), la principal conclusión a la que se llegaba era que, en cuanto el grupo se propusiera pensar en su sucesor, habría la suficiente confianza en sus posibilidades como para creer que sería capaz de dar otro paso adelante en su trayectoria. Algo que no era tan fácil de lograr, a juzgar por el lustroso acabado de “CVEEC 2”, que partía del pop como base primordial para expandirse hacia variantes tan dispares como el krautrock o el bolero hasta exhibir una agradecida frescura estilística. Pero, con su tercer trabajo, que sólo se podía titular “CVEEC 3” (El Genio Equivocado, 2016), los madrileños consiguen prolongar y abrillantar la línea marcada por sus anteriores álbumes, ampliando el espectro pop-rock que tan hábil y sabiamente manejan.
Aunque parezca una contradicción, la ausencia de cambios (más y menos radicales) es la noticia más positiva sobre “CVEEC 3” porque, en esencia, Cómo Vivir en el Campo suenan a ellos mismos y conservan inmaculado su peculiar acervo sonoro. O dicho de otra manera: no necesitan hacer concesiones y huyen de veleidades para seguir engordando sus virtudes. Eso sí, no se olvidan de volver a aderezar su paleta sonora -fundamentada en el pop guitarrero clásico- con condimentos estimulantes que otorgan un sabor más intenso y diferente a su propuesta.
De este modo, sin renunciar a su acostumbrado pop bien compactado y perfilado (“El Grande”, “Prometiste que no lo Harías”), llevado a los 60 patrios (“Sólo es Para Ti”) y dibujado entre guitarras ruidosas (la planetera “Cricket o Croquet”), se arriman al indie-pop británico a lo The Smiths (“Jud” es su particular y reformulado “This Charming Man”), enriquecen sus composiciones con ricos arreglos instrumentales (“Aléjate de mí, Mandarina”) y multiplican su euforia y luminosidad a base de voces armónicamente empastadas y palmas (“Corazón y Bolsillo”) y melodías pegadizas hasta límites insospechados (“Club de Canciones” es breve pero adictiva).
La señal que sugiere que Cómo Vivir en el Campo convierten en oro pop-rock todo lo que tocan aparece cuando finaliza “CVEEC 3” y se siente le imperiosa necesidad de que un hipotético “CVEEC 4” vea la luz cuanto antes.
Más información en el Facebook de Cómo Vivir en el Campo. Escucha «CVEEC 3» en Apple Music y en Spotify.
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