El «Diccionario de Literatura para Esnobs» de Fabrice Gaignault coge una tradición muy culterana y la pone al servicio de esta era de los hipsters.
«Diccionario de Literatura para Esnobs» (publicado en nuestro país de la mano de la editorial Impedimenta) es la última actualización de aquellas obras que en el pasado trataron de ser un compendio de ciertos autores de difícil clasificación (como, por ejemplo, «El Libro de los Esnobs«, de Thackeray), de aquellos autores alabados por los happy few que, sin este tipo de publicaciones, habrían quedado relegados al olvido.
Pero. antes de continuar con esta reseña, debemos hacernos la pregunta básica: ¿qué son los esnobs? El autor del libro que tenemos entre manos, Fabrice Gaignault, los define como “una secta electiva que siempre preferirá colocar en la cúspide de su panteón personal a un autor desconocido, aunque considerado, por motivos que le incumben en exclusiva, mil veces superior a una de esas eminencias universales de las letras cuyo historial de premios es lo suficientemente elocuente como para inspirar una despectiva indiferencia«. José Carlos Llop, prologuista de este libro, llama a esos autores desconocidos «escritores, contemporáneos o no, que parecía que nos hablaban solo a nosotros mientras el resto del mundo permanecía al margen -excluido- de nuestra conversación.»
¿Podemos hablar hoy en día de los «esnobs»? Parece que el término y todo lo que connota ha ido distorsionándose gradual y sutilmente hasta lo que hoy llamaríamos hipsters…
¿Pero podemos hablar hoy en día de los «esnobs»? Parece que el término y todo lo que connota ha ido distorsionándose gradual y sutilmente hasta lo que hoy llamaríamos hipsters, los happy few del siglo XXI. No obstante, lo que realmente interesa de este libro no son los sujetos, sino los objetos de la devoción esnob. El «Diccionario de Literatura para Esnobs» dedica un breve texto a cada una de las peculiares figuras que pueblan y poblaron el panorama literario de los últimos siglos; algunas de ellas visionarias, originales o iluminadas, pero siempre excéntricas. Dice Gaignault del Barón Corvo: «Tras recibir cierta cantidad de dinero, adquiere una góndola y recorre los canales venecianos tumbado sobre pieles de leopardo y de lince, liando cigarrillos expresamente liados para él en Montenegro«.
Pero el «Diccionario de Literatura para Esnobs» no sólo recoge las vicisitudes de los espectros más decadentes e insólitos de finales del milenio, sino que también hay espacio para los términos nacidos en la postmodernidad, las sectas literarias y ciudades-museo. Autoficción, Bloomsbury, el Beat Hotel, Tánger… son entradas comunes en este diccionario, obra más de lectura total que de consulta. Divertida, paródica y autorreferencial, el único achaque que padece el tomo de Fabrice Gaignault es estar, quizá, demasiado orientada al panorama francés, siendo la mayor parte de los seres extraordinarios de este libro de origen galo. No obstante, no debemos olvidar que hablamos del país que más monstres sacrés ha engendrado a lo largo de los siglos. [Jose Manuel Romero Santos]