Hola a todos.
Ya estamos de vuelta en Madrid. Efectivamente, hace calor. Muchísimo calor. Pero vaya, es curioso esto. Mi recuerdo de todos los finales de curso de EGB es que caía un Lorenzo tremendo. A finales de junio, la piscina comunitaria de la casa de mis padres se ponía los sábados y los domingos de bote en bote. A los pequeñajos nos echaban la bronca por jugar a una especie de waterpolo que nos habíamos inventado y apenas había hueco para plantar la toalla en el césped. Si, además, echaban carreras de motos en la tele aquello era el acabose.
La llegada a Madrid confirma una cosa que todos sabemos: el gran problema de esta ciudad es el tráfico. El trazado de calles está concebido casi exclusivamente para los automóviles y eso hace que sea menos habitable. Es verdad que en Huertas o Malasaña la cosa no es tan así, pero resulta obvio cuando has salido unos días de la ciudad que hay que exacerbar la peatonalización de la almendra central. Este lugar, con menos coches, sería muchísimo mejor. Claro, que con el (des)gobierno que rige Madrid y con una alcaldesa que está ahí sin que nadie la haya votado, eso es imposible. Si siguen subiendo los billetes de autobús y metro y encima recortan el servicio de este, pues lógicamente la gente deja de pensar en global y se coge el coche para moverse.
En fin, a lo que íbamos. Ya os venimos contando que, aparte de un disco, hemos vuelto de Gárate con muchos amigos nuevos de los que ya se quedan para siempre: Martxel, Mora, Kaki, Mikel… Nombres que se repetirán en próximas grabaciones (y sus correspondientes diarios de grabación, esto ya es un nuevo clásico). Cómo será la cosa que hemos reservado ya el estudio para junio del año que viene, sin saber muy bien quién grabará y de dónde sacaremos el dinero para hacerlo. Pero lo haremos.
El nombre del segundo disco de Nine Stories, si no nos da una ventolera de ultimísima hora, será «Trafalgar«. El título viene del barrio de Madrid donde compuse la mayoría de canciones del álbum. En realidad, casi nadie llama Trafalgar a la zona que rodea la Plaza de Olavide. Es casi uno de esos términos que sólo se utilizan en el argot inmobiliario, pero a mi me gusta. Remite a lo que remite, pero me quedo con esa sensación del Madrid antiguo, de nomenclatura de otra época.
Ahora queda masterizarlo. Masterizar un disco nadie sabe muy bien qué es. Se trata de que un tipo en un estudio (en nuestro caso, el estudio de marras está en un pueblo pegado a Los Ángeles llamado Ventura) le dé al botoncito de sonar bien y que todo tenga como más brillo y empaque. Cuando la familia Golden nos lo envíe de vuelta, lo mandaremos a fábrica y en algún momento del otoño saldrá a la venta.
¿Se acuerdan del sentimiento de montaña rusa emocional del que les hablaba el otro día cuando describía el proceso de mezcla? Pues, inexplicablemente, llega un momento en el que se acaba. En este caso, además, la distancia geográfica ha agudizado la sensación. Llegar a casa ha supuesto un cambio de chip en el cerebro: de repente, ya está. Ahora mismo ya casi tengo la sensación de pasado cuando lo escucho. Hay cosas que cambiaría, pero estoy orgulloso de como ha quedado. Es un cliché de la música y del arte, pero ya encuentro que este «Trafalgar» no nos pertenece. Casi parece que lo hubiera hecho otra gente, en otro lugar y en otra época.
No podíamos dejar de agradecer una vez más a Fantastic Plastic Magazine la oportunidad de volcar nuestras vivencias y chistes malos en este diario de grabación que, como mínimo, nos servirá para releerlo dentro de unos años y viajar mentalmente de nuevo a Estudio Gárate, en los montes de Andoain, Guipúzcoa. Gracias a Raül y a Estela por la paciencia que han tenido con nosotros y gracias especiales a todos los que habéis leído estos capítulos de publicación irregular.
Un beso fuerte de Alondra, Pepo, Jorge, Javi y Nacho.
[Nacho Ruiz]