[Lunes. 25 de junio 2012]
Aquí mi trozo del diario de la grabación del segundo disco de Nine Stories, «Trafalgar«. Me presento: mi nombre es Alondra Bentley y me he unido a esta expedición por dos motivos: el primero es artístico (canto en un par de canciones) y el segundo sentimental (cuidar de los miembros de la banda, especialmente de Nacho Ruiz -mi pareja-). Eso sin olvidarme de desempeñar el clásico papel en las grabaciones de “novia que hace comentarios irritantes desde el control”, espero no haber sido muy insoportable.
Como imagino que ya os habrán contado muchas cosas del estudio y de la grabación, yo me centraré un poco más en el emplazamiento idílico de Gárate. En un lugar como este, nunca sobra recalcar lo mucho que se parece al paraíso.
Empezaré explicando que al, no tener tantas responsabilidades en la grabación como el resto, mi estancia aquí se parece bastante a unas vacaciones soñadas. Me levanto por las mañanas tranquilamente, abro la ventana para ver qué tiempo hace y compruebo si el cielo está despejado o hay niebla entre los árboles. Es un ejercicio importante si quieres acertar con la ropa. Es que la temperatura varía mucho, puede hacer mucho fresco -como los días de lluvia- o mucho calor -como ayer, que me quemé con el sol tumbada en una hamaca-. El estrés aquí a veces es insoportable.
Los desayunos son muy relajados, pueden durar más de una hora: Kaki (de quién ya os habrán hablado) aparece cada día con dos barras de pan recién hecho bajo el brazo y una sonrisa en la cara. Siempre está de buen humor.
No sé si algún Nine Stories os ha dicho que la mayoría de las comidas se hacen en el porche de la casa, que da a una colina con árboles muy frondosos donde un caballo y dos ponys pasan la mañana espantando moscas con la cola. El otro día, Javi y yo fuimos a dar un paseo con ellos y uno de los ponys parecía tener cierto interés en comerse el cardigan de Javi e insistía en intentar masticarlo. Son raros pero encantadores. Los paseos por los alrededores del caserío son obligados: hemos encontrado una flora no habitual para los que vivimos en una ciudad como Madrid. Os dejo algunas fotos que he hecho.
Después de las largas y duras jornadas de trabajo en el estudio (entiéndase la ironía), hacemos excursiones a pueblos costeros cercanos. Solemos llegar sobre las nueve de la noche, así que hemos reunido una bonita colección de fotos de atardeceres portuarios en San Juan de Luz, Biarritz, Donosti, Guetaria y Hondarribia, donde fuimos ayer y tomamos la cena más deliciosa que, de verdad, recuerdo en años. El restaurante se llama Mamutzar y fue acertadamente recomendado por Kaki. Tomamos un revuelto de hongos, chipirones, merluza y rape a la plancha. La cerveza que nos pusieron era espectacular, una marca vasca que se llamaba Keler 18. De postre compartimos una ración tarta de queso y arándanos tan alucinante como la que hace mi hermana Zuli (le sale increíble).
Ayer Jorge y Javi nos dejaron: volvieron a casa a enfrentarse a las obligaciones del trabajo. Nos dio muchísima pena despedirnos porque la convivencia de los once días anteriores nos ha unido mucho.
Ahora mismo estamos sentados en el control Kaki, Pepo, Nacho y yo inmersos en las mezclas y comentando la posibilidad de grabar una nueva pista con el Nord Electro.
Kaki nos cuenta que tendremos tres días seguidos de sol en Gárate. Me quiero quedar a vivir aquí.
[Alondra Bentley] [FOTOS: Alondra Bentley]