Después de mucho viciarnos a «Deus Ex: Mankind Divided», hay algo que tenemos que contarios: hemos perdido la esperanza en un futuro con Hollywood.
Es una sensación que cualquier persona aficionada a las videojuegos ha tenido alguna vez en los últimos tiempos: esa sensación de que a Hollywood le quedan dos días contados. De que los videojuegos se le están comiendo el pastel y que, de aquí a dos días, de hecho, ya no habrá ni pastel. O más bien resultará que los videojuegos habrán reformulado ese pastel y será algo completamente diferente… Pero no adelantemos acontecimientos. Digamos, por ahora, que «Deus Ex: Mankind Divided» ha sido el juego que, aquí y ahora, fuerza esta reflexión hacia un punto de no retorno.
Empecemos por el principio. En el caso de que sea necesario ofrecer explicaciones para aquellos que no sepan de qué va este tinglado, habrá que aclarar que «Deus Ex: Mankind Divided» es la continuación de «Deus Ex: Human Revolution» (juego que en su momento analizamos en este bonito artículo). Aquel juego revivía la saga «Deus Ex» trasladando la acción 25 años atrás y estableciendo un estimulante borrón y cuenta nueva. La ambientación cyberpunk era el marco perfecto para una trama que hablaba de cómo la humanidad empezaba a utilizar «aumentos» para mejorar su cuerpo y sus habilidades… y cómo eso acabó desencadenando en un cataclismo sin igual.
El protagonista era Adam Jensen, soldado aumentado que, de repente, se ve en el ojo del huracán de una trama conspiranoica que no podía acabar bien… Y que, de hecho, acabó con un rosario de la aurora tan épico que sus consecuencias se dejan ver en este «Deus Ex: Mankind Divided» que se acaba de lanzar para PS4, Xbox One y PC. En esta ocasión, y tal y como el nombre del juego indica a las claras, la humanidad está dividida: ya no es sólo que la población distinga entre «normales» y «aumentados» (siendo «aumentado» un término más bien despectivo), sino que los segundos están empezando a ser segregados y apartados de la sociedad. Surgen nuevos guetos a los que se les confina y el clima de tensión generalizada cada vez es más y más crispado.
Y hasta aquí podemos leer. La cuestión es que, como decíamos al principio, una vez caes dentro del «Deus Ex: Mankind Divided» (en un primer capítulo en el interior de un hotel en ruinas de Dubai en medio de una tormenta de arena que te deja con el culo totalmente abierto), el pensamiento es inevitable: no hay vuelta atrás. En el futuro nadie querrá ver películas pudiendo «vivir» una experiencia como esta. Así que permitidnos que, a continuación, os hablemos de los cuatro motivos que nos hacen pensar que Hollywood no tiene futuro… El rey está muerto. ¡Viva el rey!
PROFUNDIDAD ARGUMENTAL. Si estamos viviendo una Era Dorada de las series de televisión frente a un declive de la asistencia a salas de cine es, básicamente, porque las series permiten argumentos más extensos, más complejos y en los que el espectador tiene una mayor sensación de implicación. Algo similar ocurre precisamente con los videojuegos: en los últimos tiempos hemos vivido casos de títulos con argumentos al nivel de la mejor literatura, tal y como «Bioshock Infinite«, «The Last of Us«, «GTA IV«, «L.A. Noire«, «Alan Wake«, «Quantum Break«… Y a ellos habrá que sumar ahora la saga «Deus Ex» en sus dos últimas entregas (que, por cierto, dejan la puerta abierta a ser continuada en diferentes secuelas).
El corazón de «Deus Ex: Mankind Divided» es una conspiranoia que se teje alrededor del protagonista como una tela de araña robótica. Adem Jensen trabaja por la Interpol, pero también colabora con un grupo de hackers mundial en pos de dirigirse hacia la verdad personal (¿Quién le implantó nuevos aumentos sin su permiso? ¿Para qué?) además de la verdad general (¿Quiénes son los aumentados con máscaras doradas que están causando el caos mundial? ¿Qué tipo de conspiración hay contra los aumentados? ¿Qué papel juega la Interpol en todo esto?).
Es una trama complejísima pero apasionante que necesita sus buenas horas para desplegarse, ser comprendida, gozada… y resolverse. Pero, por suerte, cualquier jugador que se ponga a los mandos de «Deus Ex: Mankind Divided» de lo que dispone es precisamente de eso: tiempo. Y lo que quiere es que su inversión en tiempo se traduzca en personajes icónicos y complejos (aquí hay de sobra), tramas y subtramas que se entrelacen (de nuevo, aquí no faltan) y un crescendo que conduzca hacia un grand finale que te deje mudo. Pero para saber si aquí hay de eso o no, tendrás que pasarte el juego.
COMPLEJIDAD DEL IMAGINARIO VISUAL. La cada vez más sorprendente capacidad gráfica de las videoconsolas de nueva generación es una herramienta perfecta para construir mundos que impresionen al jugador. El nivel de detalle a este respecto es cada vez más impactante: las ciudades de sagas como «GTA» o «Watch Dogs» han marcado un antes y un después… Y, a ese respecto, «Deus Ex: Mankind Divided» tiene mucho que decir con su Praga decadente y su sucio Golem, el barrio para aumentados que no es más que un incómodo gueto en estado crítico.
Pero mientras que en otros juegos la idea es recrear las ciudades con el mayor de los realismos, en la saga «Deus Ex» hay más bien una intención de coger el testigo de esa noble estirpe cinematográfica que nació en «Blade Runner«. Junta esa herencia cyberpunk, además, con el nuevo gusto por las ficciones hackers y, sobre todo, con las distopias literarias clásicas del estilo de «Un Mundo Feliz«… Y el resultado es un imaginario visual sublime y magnánimo ante el que es totalmente imposible no quedarse enganchado. Uno de esos imaginarios donde todo parece pensado con un mimo extremo: la ropa de los personajes (futurista pero con un estilo fascinante) o la convivencia de edificios imposibles con otros del siglo XX son sólo dos de los motivos por los que celebrar que «Deus Ex: Mankind Divided» está construyendo poco a poco una identidad personalísima y única.
EXPERIENCIA EN PRIMERA PERSONA. A diferencia de los libros, el cine y las series, en «Deus Ex: Mankind Divided» puedes meterte de lleno en ese imaginario, tocarlo, correr a través de él, saltar de edificio en edificio, meterte en las cloacas de esta Praga de tecno-pesadilla, hablar con cualquier persona con la que te cruces, coger el metro, meterte por ventanas clandestinas hacia apartamentos ajenos e incluso, cuando te dé la gana, detenerte y mirar a tu alrededor para disfrutar de la sucia belleza de esta ciudad futurista. ¿Cómo decir que no ante la posibilidad de experimentar algo así?
La primera persona es el gran acierto de este juego en el que sólo vemos el cuerpo del protagonista en contadísimas ocasiones (cuando se esconde detrás de algún obstáculo o cuando ejecuta algún ataque mortal usando sus aumentos, por ejemplo) pero donde podemos hacer todo lo que se nos ocurra. De hecho, siendo el sigilo una de las bases del gameplay, lo interesante es precisamente eso: explorar todos esos «lo que se nos ocurra» (ir por conductos de ventilación, esconderse en lugares inverosímiles, apilar cajas para acceder a lugares difíciles, saltar de un tejado a otro) para avanzar por el juego derramando la menor cantidad de sangre posible… ¿Qué película te permite vivir en primera persona?
POSIBILIDADES: REALIDAD AUMENTADA. Para acabar, un pequeño apunte… Hace poco hubieron varias voces que señalaron que la Realidad Virtual está llamada a ser un gran chasco pero que, por el contrario, el futuro parece que será más bien la Realidad Aumentada. A ese respecto, no hay duda alguna de que la ciencia ficción siempre ha sido una forma de tener un primer contacto inocuo con tecnologías y realidades con las que familiarizarnos de cara al futuro próximo.
A ese respecto, lo de «Deus Ex: Mankind Divided» no tiene parangón. La propia base del argumente es esa: la de «aumentos» que nos permiten vivir una Realidad Aumentada. Y, de esta forma, el jugador puede hacer locuras tremendas como ver a través de paredes, hackear desde la distancia sin necesidad de móviles ni nada parecido, caer desde grandes alturas amortiguando el golpe final y toda una colección de maravillas que nos hace pensar que, sí, el futuro será de la Realidad Aumentada. Pero, gracias a este juego, ese futuro ya está aquí.