El concierto de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba en el TerraCeo de Vigo demostró que la banda cada vez es más fuerte… Cada vez mejor.
A la tercera fue a la vencida. Por fin las condiciones meteorológicas dieron una tregua y pude subir a la azotea del Pazo de Congresos Mar de Vigo tan característica de ciclo TerraCeo después de que la lluvia lo impidiera en los anteriores conciertos de Sr. Chinarro y Califato ¾. Sin embargo, cuando se habla de mejoría del tiempo en la ría de Vigo, hay que hacerlo con cautela, aunque sea 22 de julio…
Por eso no era extraño que, cuando Zeltia e Irevire se presentaron en el escenario como teloneros de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, el horizonte estuviera cubierto por una persistente nubosidad que ya llevaba estancada en la zona varios días. Pero, curiosamente, ese decorado vino como anillo al dedo a la actuación de Laura Zeltia Acuña y Migui Carballido, con cuya guitarra y percusión ofrecieron su folk de espíritu celta.
Con canciones entre nostálgicas, reivindicativas y místicas que, como el entorno, desprendían un agradable aroma a salitre atlántico, Zeltia e Irevire ejercieron de druidas que habían reunido a la tribu para invocar a sus ancestros y rogar a las divinidades que el sol asomase entre las nubes. Y así ocurrió. Tímidamente, pero el dúo lo había logrado.
En realidad, antes de la salida de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba (DMBK) poco importaba que el cielo brillase o no o si hacía más o menos frío. Armada con el fuego de la kinkidelia, la banda sevillana estaba preparada para incendiar la terraza del Mar de Vigo. Material explosivo tenía de sobra, ya fuera sacado de su debut en largo, “Derby Motoreta’s Burrito Kachimba” (El Segell del Primavera / Universal, 2019) o de su sucesor, “Hilo Negro” (El Segell del Primavera / Universal, 2021), el motivo que la había llevado a la ciudad olívica.
De entrada, parecía que Derby Motoreta’s Burrito Kachimba querían rememorar aquella época en que rápidamente empezaron a darse a conocer a base de sacar el martillo pilón en directo arrancando a todo gas con “The New Gizz”. Con todo, los actuales DMBK son diferentes: sí, continúan arrollando con su rock psicodélico, pero también saben cuándo echar el freno para mostrar los matices que han introducido en su estilo dentro de “Hilo Negro”, gran protagonista de la velada.
En ese sentido, gracias a ese nuevo rumbo marcado, se apreció en vivo cómo Dandy Piranha lucía ante el micro con mayor esplendor, tanto llevando al límite su garganta como relajándola para ofrecer registros más pausados (y sentidos). Esa habilidad vocal quedó patente en “Poselana Teeth”, “El Valle”, “Gitana”, “Caño Cojo” o “Turbocamello”, temas que trasladaron a las tablas la sinuosidad de “Hilo Negro”.
Aunque la mejor prueba de las diversas caras de la banda amalgamadas en una sola llegó con “Somnium Igni”, cuyas dos partes Derby Motoreta’s Burrito Kachimba unieron comenzando por su delicadeza eléctrica inicial con Dandy en plan cantaor y Gringo con su guitarra flamenquísima sentados para terminar en la tormenta grupal con la que se culminó la pieza. Los sevillanos -más un extremeño- siempre han dejado claro que su objetivo en los conciertos es meter al público en su juego kinkidélico y, para conseguirlo, activaron un torbellino lisérgico apabullante que trajo del pasado a “Aliento de Dragón” y la insertó en el rodillo metalero que DBMK exhiben en “Hilo Negro” y que en Vigo avanzó imparable mediante “DÁMELA” o “13 Monos”, cuya energía sacudió los cimientos del Pazo de Congresos Mar de Vigo.
Cuando todavía se notaban las vibraciones de ese temblor, DMBK encararon el último tramo de su recital rindiendo tributo al califa Camarón -como ellos lo llaman- a través de su versión de “Nana del Caballo Grande”, con la que, parafraseando a Gringo en la entrevista para fantasticmag, pararon el tiempo y distorsionaron el espacio siguiendo la estela del mito de San Fernando. El terreno ya estaba así convenientemente abonado para encender la traca final, una volcánica “El Salto del Gitano” que, lamentablemente, no se pudo disfrutar con el despelote, los pogos y el circle pit que la ocasión merecía. Pero Dandy prometió que la siguiente vez habría saltos, sudor, abrazos, besos y sangre, si hacía falta.
Palabra de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, una banda que se encuentra en pleno estado de ebullición. Cada vez más fuertes, cada vez mejores. [Más información en la web de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba]