Tras petarlo en Sónar Copenhagen, Darkness Falls actuarán en el madrileño Valle Eléctrico… Nos vamos preparando con una entrevista llena de lágrimas y baile.
Todo cliché tiene sus días contados… Y no sólo eso: todo cliché nace con un verdugo predestinado a acabar con él de una vez por todas. Tomemos, por ejemplo, ese cliché que parece que obliga a la prensa a hablar de «reinas de hielo» o de «pop que viene del frío» cada vez que una nueva propuesta musical femenina nos llega desde cualquier país nórdico. En los últimos años, y sin pararme a pensar demasiado, hemos tenido a grandes nórdicas como Kate Boy, Oh Land, iamamiwhoami o -a medias- Say Lou Lou. Bueno, claro, y The Knife (pero «estas» dos jugaban en otra liga). En gran parte de estos casos se ha repetido el cliché hasta la saciedad. Pero, por suerte, Darkness Falls están a punto de desembarcar en nuestro país y hacer añicos este cliché de mierda.
He de reconocer que no sabría decir si esto de acabar con el cliché es porque ya estoy (¡estamos!) hasta arriba con estos lugares comunes periodísticos o porque, la verdad, lo de Darkness Falls es imposible de abordar con clichés. Puede que sea una mezcla de ambas cosas. Pero la cuestión es que este dúo formado por Josephine Philip e Ina Lindgreen opera en unas coordenadas diferentes a todo lo que «nos llegó desde el frio«: más que a los artistas mencionados, habría que citar a otros como 2:54, Esben & The Witch, Warpaint u otras bandas aficionadas al pop darks con guitarras espectrales que beben de esa fuente en la que resuenan ecos de Joy Division y The Cure.
El sonido de Darkness Falls ya convenció en su album de debut, «Alive in Us» (HFN, 2011), que venía producido ni más ni menos que por Trentemøller. De cara a la reválida, que se ha titulado «Dance and Cry» (HFN, 2015), han preferido volar libres y seguir excavando en las cuevas cavernosas de su sonido, ampliando el terreno de batalla y convirtiéndolo en algo mucho más épico, en música que quema por dentro. Recientemente, además, lo petaron en su actuación en Sónar Copenhagen, algo que por estos lares se ha tomado como preludio magnánimo de lo que estamos a puntito de vivir en primera persona, ya que Darkness Falls actuarán el viernes 12 de junio en una nueva edición de Valle Eléctrico en Madrid (de la que, por cierto, puedes informarte debidamente en esta noticia que le dedicamos hace unas semanas).
Preparemos el terreno haciéndoles unas preguntas a Ina y Josephine…
Rompamos el hielo con una pregunta que a lo mejor es un poco inusual… El cine tiene una amplia tradición de tramas protagonizadas por una rubia y una morena: la rubia es fuego, la morena es hielo. ¿Existe esta dinámica (o alguna parecida) dentro de Darkness Falls? La verdad es que sí que hay una dinámica especial en nuestra banda, pero puede que no sea la tradicional de chica rubia / chica morena tal y como la conocemos en el cine. Cada una de nosotras tiene diferentes fuerzas y debilidades, hay cosas en las que Ina es muy buena y hay cosas en las que Josephine es muy buena, y de esta forma nos complementamos realmente bien. Ambas tenemos un lado oscuro y un lado luminoso, y utilizamos eso en nuestra música. Ninguna de nosotras es sólo una cosa, y eso es lo que hace que el proyecto sea excitante. Cuando pasas tanto tiempo con alguien, es normal que se acabe estableciendo algún tipo de simbiosis y, por suerte para nosotras, esa simbiosis es más visible cuando nos ponemos a hacer música, ya que convenimos en casi todo. A veces incluso no tenemos que hablar las cosas porque sabemos de forma certera lo que la otra piensa, y eso es un sentimiento muy bueno cuando se trata de dedicarse a algo tan desafiante y donde las emociones son tan importantes.
Tengo que reconocer que me fascina el título de vuestro nuevo disco: «Dance and Cry» («baila y llora»). Es muy poderoso… y con muchos significados posibles. ¿Por qué elegisteis este título? La verdad es que dimos con el nombre del álbum mucho antes de que las canciones estuvieran escritas. Realmente plasma a la perfección los momentos en los que estamos en nuestras respectivas vidas: la dualidad de la vida, que nada es una cosa o la otra, sino todo a la vez siempre que tenga sentido. Ya no tenemos veinte años, sino treinta, y hemos pasado por muchas experiencias, hemos perdido a gente a la que queríamos… Hay mucha melancolía, pero también esperanza. El tema titular del disco, «Dance and Cry«, es una especie de homenaje a las relaciones y todo lo que conlleva convivir con otra personal. Todos bailamos y lloramos… Es parte de nuestras vidas.
He leído por ahí que definís «Dance and Cry» como un viaje a través de la noche. ¿Qué paisajes vemos durante ese viaje? Imagina que te estás moviendo… Si tuviéramos que visualizarlo de forma musical, diríamos que nos movemos desde el espacio acústico e íntimo en tu casa hacia la oscuridad de un cine con un film noir y con David Lynch en la pantalla; pasaríamos a un club en un sótano donde suenan guitarras distorsionadas y después a un pub en el que flota el sonido de una batería polvorosa; llegaríamos hasta una iglesia con un coro esférico y acabaríamos en la pista de baile de un club con sintes y beats percutientes.
En las letras del disco se habla mucho de la pérdida de la inocencia… ¿Por qué es tan importante este tema para vosotras? Con este álbum, hemos intentado describir la dualidad de la vida tanto a través de la música como de las letras, y tienes razón al señalar que ese es uno de nuestros temas recurrentes en muchas de las canciones. Ese es también el motivo por el que el disco se titula «Dance and Cry«, porque contiene energía cruda y poesía con mucho corazón a partes iguales. Temas como la pérdida, el amor, la caída, las relaciones, la soledad, el empoderamiento, el entusiasmo y el sufrimiento que supone vivir de forma plena hasta que la oscuridad nos hace suyos… Como hemos dicho antes, realmente ejemplifica muy bien nuestras vidas en este momento en concreto.
Si os pidiera que describierais el sonido de «Dance and Cry» con pocas palabras, ¿qué diríais? Melancolía y esperanza.
¿Cuál es la principal evolución entre vuestro anterior disco «Alive in Us» y este «Dance and Cry»? Con este álbum partimos de un lugar completamente diferente al del primero. En «Alive in Us» todo giraba en torno a crear nuestro propio sonido y definir el «feeling» de Darkness Falls. Cuando empezamos a escribir nuevas canciones para el segundo disco, sin embargo, nos tuvimos reinventar de una forma u otra porque para nosotras era muy importante que nuestra música mirara hacia el futuro, no hacia el pasado. Hemos evolucionado mucho desde nuestro primer trabajo como músicos, como humanos y también en términos de producción. También hemos trabajado con nuevos productores en este disco, lo que ha resultado ser una experiencia diferente y muy interesante.
Es verdad. Para este álbum habéis trabajado con Adrian Aurelius y con Lasse Marinussen en la producción. ¿Qué tal fue? Fue algo realmente fantástico. Hemos participado en la producción del disco junto a ellos y estamos muy contentas con el resultado. Ha sido diferente al primer trabajo. Y eso es bueno porque, básicamente, sientes cómo vas evolucionando.
Nos movemos desde el espacio acústico e íntimo en tu casa hacia la oscuridad de un cine con un film noir y con David Lynch en la pantalla…
¿Significa eso que ha sido una experiencia diametralmente opuesta a trabajar con Trentemøller en «Alive in Us»? Para nosotras fue una gran experiencia trabajar con Trentemøller, y la verdad es que todo fue muy fácil porque nos entendimos mutuamente de forma inmediata en lo que a música respecta. Adoramos trabajar con el. Esta vez ha sido algo distinto, pero ha resultado ser igual de natural. Todas las colaboraciones son diferentes, y trabajar con gente diversa siempre implicará un resultado diverso. A nosotras eso nos resulta refrescante.
¿Pensabais en algún artista en concreto mientras componíais? No. La verdad es que no. Pero encontramos inspiración en direcciones musicales muy variadas como Joy Division, Nancy Sinatra, Jesus & Mary Chain, Sunn ((o)), The Beach Boys, Dirty Beaches, The Rapture, LCD Soundsystem, David Bowie, Nina Simone, Velvet Underground, The Cure, Depeche Mode… Podríamos seguir y seguir. Pero la idea es esa: que realmente estamos asociadas a todo un conjunto de artistas pasados y presentes.
De hecho, yo diría que «Dance and Cry» se puede definir mejor en términos cinematográficos que musicales… ¿Manejabais este tipo de referencias durante la composición del disco? Como decíamos antes, encontramos inspiración en la música, pero también en el arte y en el cine e incluso en todo lo que nos rodea. En nuestro viejo estudio, que es donde grabamos casi todo el disco, teníamos un mood board con diferentes fotogramas de películas que nos gustan y nos inspiran, como «Paris Texas«, «In The Mood for Love«, «Mulholland Drive» y muchas más. A ambas nos encantan directores com David Lynch, Jim Jarmush, Quentin Tarantino o Wim Wenders porque son capaces de crear una atmósfera en sus películas: algo misterioso y subyugante. Algo que queríamos meter en nuestra música.
En España se ha comentado mucho vuestro show en Sónar Copenhagen… ¿Qué tal fue la experiencia? Fue muy divertido, y esperamos que algún día nos inviten a actuar en el Sónar de Barcelona. La única de las dos que ha estado en la ciudad es Josephine, que estuvo allá actuando con Trentemøller. ¡Y siempre dice que fue genial!
Bueno, por ahora sí que venís a España. A Madrid, específicamente, para actuar en Valle Eléctrico. ¿Qué podemos esperar de vuestra actuación? Algo que salga del corazón, algo que vaya directo a los pies, algo que alimente la mente.