Que un circo o una casa del terror puedan suscitar en nosotros miles de sensaciones dispares, no es nada nuevo. Que un libro lo consiga, tal vez sí.
«Criaturas Abisales» (publicado por Los Libros del Lince), de la novísima autora Marina Perezagua, tiene la extraña habilidad de mantener frescas en la memoria cada una de las catorce tramas argumentales que este libro caleidoscópico ofrece. Empezar a leerlo es, ciertamente, adentrarse en un universo paralelo.
Al principio, uno puede pensar que se trata de un ejercicio de toma de conciencia en el que se le da la oportunidad de descubrir el lado turbio de lo humano: esas circunstancias que de puro instinto nos transforman en animales, como la pérdida de control, un accidente o los estados depresivos. Sin embargo, este es un viaje mucho más largo. Muchos de sus cuentos alojan, entre palabras, pequeñas puertas que conducen a lo fantástico, y lo mejor de todo es que lo hacen desde la cotidianidad, como ya le pasara a Alicia en su País. Aquí no hay naipes parlantes o un gato rosa capaz de hacerse invisible, pero sí podremos encontrar una lengua portátil que bien podríamos llevar algunas en el bolso para usar en momentos de estrés o algunas ideas para ahorrar en la factura de la luz a base de movimientos copulatorios.
Que un autor experimentado nos deslumbre con su prosa, no es nada nuevo. Que una autora novel lo haga con estos cuentos literalmente fantásticos, tal vez sí.
Y es que Perezagua no sólo está dotada de un imaginario desbordante, sino que también es virtuosa en la escritura y lo sabe hacer con un lenguaje sin pretensiones (por supuesto, en el mejor de los sentidos), además de aspirar a sorprender al lector con cada uno de sus relatos, tan independientes entre sí como hijos crecidos y maduros.
Recupero la invitación del editor y digo: pasen y vean, déjense fascinar por el lado más lúgubre de la vida, no esperen a comprobar que el animal más retorcido de la tierra somos nosotros mismos, descubran la realidad distorsionada sin espejo que la deforme… ¡Abróchense los cinturones y déjense llevar por una lectura de lo más fluida y truculenta!
[Lourdes Muñiz]