Desde Converse nos invitan a probar las nuevas Chuck Taylor All Star II… Y nos encontramos con un evento que nos pregunta si estamos #ReadyForMore.
“Pero si ya nadie lleva Converse”, me dice volviendo la mirada a sus nuevas y flagrantes Huarache negras en un gesto que quizás tiene más de inconsciente que de declaración de principios, pero que parece resumir en unos instantes la constatación de que él también ha amado las Converse en su día, aunque ahora prefiera con creces su cacho de plástico rebosante de -presunto- estilo gritando “cool” por cada costura. “Pero si ya nadie lleva Converse”: eso es lo que me dice mi compañero de piso cuando le cuento que Converse me ha invitado a una -cito textualmente- “experiencia muy especial” (y yo me imagino que nos meten en un túnel de autolavado, no sé muy bien por qué) para descubrir el nuevo lanzamiento de la marca: las Converse Chuck Taylor All Star II.
Es cierto, en 2016 se ven menos pies enfundados en Converse. Yo misma, que ya de por sí estoy poco dada al calzado informal (si ya me echan 13 años llevando mocasines, no quiero ni imaginar llevando bambas), solamente tengo un par de zapatillas. Quizás sea porque asocio las All Star a la época de mi adolescencia en la que tenía hasta cuatro pares diferentes, aquel período en el que, fascinada por el pop-punk de Green Day y similares, no me separaba de mis pitillos negros, de mi camisa blanca llevada con una corbata fina de cuadros y de mis (cuatro pares de) Converse.
Todo este inciso sobre mi adolescencia de creerme rockera y parecer en verdad emo viene a lo que creo que está en la base de la génesis de las nuevas Chuck II: la necesidad de renovarse, de deshacerse de esa asociación con el mundo de las estrellas del rock al haber sido durante décadas las Converse el calzado predilecto de estas (¿alguien ha visto alguna vez alguna foto de Kurt Cobain con cualquier otro tipo de zapato?); la necesidad, en última instancia, de ir más allá, de mirar hacia el futuro. El pasado jueves fui testigo en primera persona de que efectivamente Converse ha ido más allá una vez más, de que están #ReadyForMore. ¿Lo estáis vosotros?
Puede que uno de los signos más distintivos de Converse haya sido siempre su estrecha vinculación con la creatividad tanto en su historia como en sus campañas publicitarias (tanto a nivel de artistas escogidos como de mecánicas publicitarias), así que para lanzar la primera serie de las nuevas Chuck II no podía hacerlo de otra manera. En vez de una presentación al uso, tan tediosa como cercana a la tortura, Converse nos citó en un grupo de diez personas ante un edificio que se me habría pasado totalmente desapercibido de no tener la dirección del evento apuntada.
“Esperad fuera, en unos momentos vendrá una azafata a buscaros”, escaleras, un sótano, diez taquillas con el nombre de cada uno de nosotros, “esto podría ser el inicio de una película rollo ‘Saw‘” en mi cabeza, un par de Chuck II dentro de cada taquilla… Lo primero que pienso al calzarme mi par: “Joder, qué cómodas.” Y es que, como nos explica a continuación el diseñador español esto-es-horrible-pero-no-consigo-acordarme-del-nombre-un-beso-os-quiero, una de las mayores innovaciones de las Chuck II es la plantilla Lunarlon de Nike (ahora mamá de Converse), compuesta de materiales investigados y utilizados por la propia NASA y ahora literalmente bajo tus pies.
#ReadyForMore no es sólo un hashtag o unos acabados y detalles más cuidados que las Chuck Taylor de toda la vida, no es sólo que la maldita lengüeta ya no se desplace gracias a unas gomas que la mantienen ahora siempre en su sitio… #ReadyForMore es llevar la moda más allá gracias a la tecnología. Y #ReadyForMore es también un estilo de vida: si eres una persona creativa y dinámica que se pasa el día de aquí para allá, ya sabrás perfectamente que necesitas toda la comodidad posible y que lo de los tacones es un mito.
A través de una cortina negra pasamos a la siguiente sala: un ring, dos wrestlers hostiándose, cuatro Chuck II. No es un túnel de autolavado, pero la verdad es que el cuidado espacio y el espectáculo que nos han ofrecido los dos wrestlers no sólo no está nada mal, sino que no es ni por asomo lo que esperaba. Uno de ellos se nos presenta como Rodrigo Sayaz, wrestler y dibujante de cómic, dos actividades tan curiosas como irreconciliables si no fuese por ese espíritu de ir más allá de lo convencional, de romper las expectativas de la juventud creadora de ahora a la que tener tan pocas oportunidades le ha servido para explotar sus ideas en todos los campos posibles.
Ese es el estilo de vida #ReadyForMore, eso son las nuevas Chuck II: con el mismo aspecto tradicional que convirtió a sus hermanas mayores en un verdadero icono, pero enfocadas al futuro de la creatividad gracias a su perfeccionamiento tecnológico. Yung Beef estará ready pa morir, pero yo estoy ready pa más.