Estos son, a nuestro entender, los 10 mejores cómics del año 2017… Y, si no te los has leído todos toditos todos, es que no sabemos a qué esperas.
Lo reconocemos: en Fantastic Mag siempre fuimos muy de la novela gráfica. Al fin y al cabo, este fue el formato que hace más de una década nos permitió hablar del cómic de esa forma tan sesuda -y esnobista- que nos encanta… Pero el tiempo pasa y, al final, te das cuenta de que puedes seguir hablando de forma sesuda -y esnobista- incluso cuando abordas otros formatos de cómic, superhéroes también. Lo que es bastante novedoso para nosotros es que, por si no te has dado cuenta, ¡el manga ha entrado con mucha fuerza en nuestras listas de lo mejor del año!
En el pasado 2016 ya hubo alguna cosita que se coló en nuestra selección anual, pero es que lo de este año ya es de traca y, mirad, ¡si es que hay manga incluso en nuestro top 3! No revelamos más para mantener así un poquito de misterio. Pero, por todo lo demás, una cosa os podemos chivar: nos parece que nuestra lista con los mejores cómics 2017 nos ha quedado más ecuánime, repartida y variadita que nunca. Así que, oye, si todavía no has leído estas diez joyas, ¿a qué esperas?
10. D4VE (Sapristi), de Ryan Ferrier y Valentin Ramon. Nos encontramos ante un cómic que está realizado a la manera de las obras de los 80. Y eso implica que “D4VE” esté plagado de proclamas heroicas y comentarios malsonantes típicos del “tipo duro” de corte más clásico que no desentonarían para nada en una película de los 80 protagonizada por Silvester Stallone o cualquiera de aquellos “héroes de acción” que luego vinieron a reunirse en “The Expendables“. Por otra parte, los personajes se relacionan entre ellos en la superficie, siempre a remolque de la acción tal y como ocurría con el cine de aventuras más puramente ochentero. Nunca mejor dicho: Deus ex machina. Esto era lo que nos robaba el corazón cuando éramos unos chavales: esta acción frenética que “D4VE” exuda por cada poro de su piel acompañado de diálogos poco relevantes pero altamente fardones. Y una cosa os digo: si lo abordas con la mirada limpia a la que me refería al principio de este texto, la obra de Ferrier y Ramon no solo es altamente efectiva… sino que es jodidamente divertida y con un potencial icónico que engatusa cosa seria. [leer más]
9. FREEZER (La Cúpula), de Veronica Carratello. El gran acierto de Carratello es no supeditar la trama de “Freezer” a la primera regla de su protagonista, sino más bien convertirla en un McGuffin con todas las de la ley. Sí, McGuffin. Como los de Hitchcock. Y es que, al fin y al cabo, “Freezer” brilla precisamente en su mezcla de géneros a la hora de ir trenzando un argumento que usa herramientas estéticas y narrativas de muy diferente índole para transportar al lector en una emocionante lectura en la que nunca sepa bien cómo van a acabar las cosas. Sí que sabe el lector, eso sí, que esta tela de araña formada por hilos en los que cada color se identifica como género tiene una finalidad realmente desarmante: ser, además de tela de araña, una red de seguridad sobre la que caiga la familia de la protagonista y la protagonista misma. Al fin y al cabo, puede que nos encontremos ante una familia disfuncional y ante unos personajes en la tradición quirky de, pongamos, “Amelie“: la protagonista se llama Mina (como la cantante) y su hermano se llama Elvis, el gato de la familia se Kafka y la familia misma se apellida Robinson… Veronica Carratello plantea el naming de sus personajes como un juego de mesa a lo Cluedo, en el que un nombre siempre tiene mucho más significado del que parece. [leer más]
8. SADBØY (Sapristi), de Berliac. En el mundo del cine, este año hemos tenido «The Square» de Ruben Ostlund. En el mundo de la literatura, hemos tenido «Fred Cabeza de Vaca» de Vicente Luis Mora… ¿Iba a ser menos el mundo del cómic a la hora de abordar el arte como espacio para el debate de cuestiones sociales de alta alcurnia? No, no iba a ser menos. Y ha sido el argentino Berliac al que ha dejado caer entre nosotros su «Sadbøi«, una novela gráfica con forma de gekija japonés pero con un corazón en el que laten grandes temas que ríete tú de Dostoievski y su concepción del crimen y del castigo. La pregunta de la que nace este cómic es sencilla: ¿puede ser el crimen una obra de arte? Lo interesante aquí es que, a partir de esa pregunta, el autor formaliza una disquisición compuesta por múltiples capas de cebolla al respecto de la inmigración, el reparto necesario de roles entre clases sociales, la asunción de una identidad social como herramienta para encajar en un puzzle predeterminado y, sobre todo, el arte como espacio para redefinir todas las convenciones sociales existentes. ¿Te atreves a entrar en el -peligroso- juego de Berliac? [Más en la web de Sapristi]
[/nextpage][nextpage title=»Del 7 al 4″ ]7. ANDALUCHINAS POR EL MUNDO (Astiberri), de Quan Zhou Wu. «Andaluchinas por el Mundo» podría ser otro cómic autobiográfico más. De hecho, podría ser uno de esos cómics autobiográficos con un dibujo menos que justito que parecen justificar sus carencias gráficas en un ejercicio de exhibición de la propia vida que tiene más de egocentrismo que de arte en ninguno de sus niveles. Pero resulta que «Andaluchinas por el Mundo» es justamente lo contrario a todo eso… Para empezar, el personalísimo trazo de Quan Zhou Wu es delicado cuando tiene que serlo, preciosista cuando toca prestar atención a las emociones (habitualmente complejas) que aborda, pero también cachondo cuando aparece la comedia inevitable en toda vida humana. Y, sobre todo, «Andaluchinas por el Mundo» no es un cómic autobiográfico egocéntrico: desde el principio, la autora decidide dividir la obra en tres partes, cada una de ellas centrada en ella o una de sus hermanas. De esta forma, Quan Zhou Wu va mucho más allá del ombliguismo en el que podría haber caído y consigue formalizar un retablo complejo en el que quedan representadas las múltiples caras que tiene eso de ser una china andaluza (o una andaluchina) que intenta abrirse paso en el mundo. [Más en la web de Astiberri]
6. PARASYTE (Norma), de Hitoshi Iwaaki. Este es el tipo de cosas que solo ocurría en los 90, cuando todos éramos más inocentes y despreocupados y le permitíamos a un manga no tener que decantarse a un lado u otro… A día de hoy, parece que, si un manga es de terror, tiene que ser de terror hasta sus últimas consecuencias (con bien de sangre y vísceras y violencia e imágenes perturbadoras, claro). Pero, ¿qué pasa si de repente un manga junta ese rollo de terror absoluto con algo más liviano? Por decirlo de otra forma: ¿qué pasa si a Hitoshi Iwaaki le da por juntar el mal rollo de cualquier obra de Junji Ito con, pongamos, «La Rana Raponchi«? ¿Es tan descabellado que, aunque un tipo tenga un parásito asesino medio instalado en su cabeza, siga teniendo pulsiones adolescentes que caen del lado de lo cachondo? Pues en eso consiste «Parasyte«, manga editado originalmente entre 1988 y 1995 y que Norma por fin ha traído a nuestro país para que podamos disfrutar de algo así como «La Invasión de los Ladrones de Cuerpos» pero con una panda de parásitos cabrones que pueden convertir en cuerpo parasitado en lo que les dé la gana (preferiblemente un arma mortífera). En medio de todo esto, Sinichu Izumi establecerá una relación de buen rollo con su parásito… Y aquí empiezan diez tomos de puro delirio maravilloso. [Más en la web de Norma]
5. LA FAMILIA CARTER (Impedimenta), de Frank M. Young y David Lasky. A las claras: “La Familia Carter” es un ejercicio de pura humildad, una novela gráfica que restablece tu sistema de valores y te obliga a pensar que hubo un tiempo en el que todo funcionaba de otra forma… y, de hecho, tampoco funcionaba tan mal. El mundo de la música, especialmente. Lo interesante, sin embargo, es la aproximación que hacen Frank M. Young y David Lasky al mundo de los Carter: sin alardes, sin filigranas, supeditando la forma (clásica de una forma magistralmente efectiva) a lo que realmente interesa aquí, que es la historia de esta familia imprescindible a la hora de entender el folclore americano de principios del siglo pasado. Puede parecer, de entrada, que Young y Lasky dejan fuera de “La Familia Carter” cualquier atisbo de voluntad autoral, cualquier intento de influir sobre el lector a la hora de que este reciba los hechos puros y duros. Otros autores habrían buscado el discurso meta, los recursos formales deslumbrantes para hacer de lo explicado un reflejo del presente… Pero “Recuerda Esta Canción” se estructura más bien como una biografía puramente periodística que busca los hechos y destierra las florituras. [leer más]
4. SEX CRIMINALS (Astiberri), de Matt Fraction y Chip Zdarsky. No es de extrañar que “Sex Criminals” se llevara los premios Eisner y Harvey a la mejor serie de cómic en el año 2014: los autores equilibran todos sus elementos de forma más que ponderada y, en consecuencia, consiguen interesar al lector desde múltiples flancos. ¿La dimensión alegórica del guión? Está ahí. ¿La adrenalítica trama criminal? Impecable. ¿Logros estéticos inauditos como La Calma (o el rollito Emma Frost de la Policía del Sexo)? A tope. ¿Personajes complejos y profundos (Suzie se ve perseguida por la muerte de su padre y por una madre ausente, mientras que Jon es un niño cebolla que va deshaciéndose poco a poco de capas inquietantes como la de su “trastorno negativista desafiante”)? Sin dudarlo. ¿Chorreo de sanísimo humor de base sexual (¿Hola? ¿Se puede molar más que el personaje que se introduce en La Calma haciendo ejercicios Kegel con su vagina… con todo lo que dice de un personaje -control freakismo, soledad- el hecho de que controle tanto los ejercicios Kegel?)? Como si no hubiera un mañana. Pero, por encima de todas las cosas: ¿un punto de partida original y una voluntad de base de crear algo completamente nuevo, algo que el lector nunca hay visto? Por encima de todas las cosas. Y es por eso que “Sex Criminals” debería convertirse en uno de los cómics más importantes de su generación. [leer más]
[/nextpage][nextpage title=»Del 3 al 1″ ]3. UN MILLÓN DE AÑOS (Astiberri), de David Sánchez. Hay quien opina que los cómics de David Sánchez son unos herméticos armazones en los que el argumento resulta ininteligible… Quien opine eso, sin embargo, cae en el imperdonable error de buscarle el sentido a estos cómics allá donde el común de los cómics encuentran su sentido: en un argumento articulado a partir de la palabra y el verbo. Pero es que las obras de Sánchez tienen que ser leídas de forma «diferente»: en vez de detenerse en la palabra, aquí hay que detenerse en todas y cada una de las imágenes y leerlas como se leería un cuadro religioso repleto de signos y narrativa interna. Como «El Jardín de las Delicias» en versión post-apocalíptica delíneas claras, colores planos y hieratismo emocional. Esto es algo que queda patente más que nunca en «Un Millón de Años«, un nuevo trabajo de Sánchez en el que el autor directamente aborda la religión: una religión que nos queda un millón de años en el futuro o un millón de años en el pasado, quién sabe, pero que resulta totalmente incomprensible al verla borbotear en forma de ritos brutales perpetrados por seres que nos resultan ajenos y que nos enajenan deliberadamente. Al fin y al cabo, ¿no crees que los ritos religiosos de la actualidad serían percibidos igual de brutales sin ese contexto religioso que conoces? ¿Una lapidación? ¿Dejar morir a un hijo porque vacunarle va en contra de tus creencias? Como dirían nuestras madres: la misma mierda, pero con diferente collar. Lo que ocurre aquí es el que collar de David Sánchez es subyugador y magistral. [Más en la web de Astiberri]
2. JOJO’S BIZARRE ADVENTURE (Ivrea), de Hirohiko Araki. Vaya por delante: nos acabamos de embarcar en una aventura muy pero que muy larga… Pero ¡qué ganas teníamos de esta aventura! Porque, por si no lo sabes, la serie «JoJo’s Bizarre Adventure» se empezó a publicar en Japón en el año 1987 ¡y todavía sigue editándose! Por ahora hay 119 tomos recopilados, e Ivrea ha empezado a publicar la serie en nuestro país en un formato que incluye varios tomos en cada volumen (para que te hagas una idea, por ahora tienen planificado editar cuatro arcos argumentales en un total de 29 volúmenes que realmente cubrirán 47 tomos y, si las ventas acompañan, seguirán publicando a ese mismo ritmo). Pero, a ver, ahora centrándonos en la serie de Hirohiko Araki: ¿qué tiene «JoJo’s Bizarre Adventure» para que haya unido en comunión a fans del manga de todas las edades? Pues que, básicamente, es un locurón que viene a juntar en una misma obra a «El Puño de la Estrella del Norte» con cualquier obra de Jiraiya. O dicho de otra forma: esto es como si «Los Caballeros del Zodiaco» estuviera protagonizado por los personajes salidos de la pluma de Tom of Finland. Aventuras burracas, ultra violencia, cuerpos musculosos en figuras casi deformes, nombres de ataques ridículos como «»… De verdad, ¿cómo no adorar «JoJ0’s Bizarre Adventure«? [Más en la web de Ivrea]
1. LOS CUADERNOS DE ESTHER (Sapristi), de Riad Sattouf. Puede que «Boyhood«, la película de Richard Linklater, te pareciera una maravilla. Es normal. Es una maravilla. Pero también puede ocurrir que, aunque te pareciera una maravilla, no consiguieras superar la sensación de que lo que estaba haciendo el director era ofrecer «su» visión de la infancia del protagonista, de tal forma que, al final, su guante de seda forjado en hierro acababa siendo más fuerte que la propia realidad. Dicho de otra forma: aquello tenía más de visión idealizada y ficcionalizada del proceso de crecimiento de un chaval que de realidad en sí misma… Si eres de este parecer, tu nuevo cómic favorito es «Los Cuadernos de Esther«, un ejercicio pantagruélico en el que Riad Sattouf (que de retratar a la juventud entiende un buen rato, tal y como demostró en «Manual del Pajillero«) publicará un tomo cada año para retratar fidedignamente el proceso de maduración de Esther, una niña real que es la hija de un amigo del autor. Se nota, eso sí, que Sattouf deja que Esther vuele libre en sus historias, de tal forma que el lector se embelesa continuamente con su visión naif de la vida (y con su obsesión por tener un iPhone o su amor incondicional hacia su padre, por mencionar solo dos de sus constantes vitales), pero también puede llegar a horrorizarse ante ciertas crueldades infantiles que Riad deja tal cual, sin maquillajes innecesarios. Sapristi ha publicado en nuestro país los dos primeros tomos de «Los Cuadernos de Esther» este mismo año 2017, así que ahora solo nos falta esperar en palmitas el lanzamiento de un tomo cada año para ver crecer a esta Esther que ya nos tiene robado el corazón. [Más en la web de Sapristi]
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