Kurt Cobain, Freddy Mercury, Brian Wilson y varios más protagonizan nuestra lista de biopics musicales que no tenemos ni puñeteras ganas de ver.
A finales del pasado año 2014, «I Feel Good» llegaba hasta nuestras carteleras pasando bastante desapercibida… No es de extrañar, ya que el biopic de James Brown dirigido por Tate Taylor y protagonizado por Chadwick Boseman era un bodrio de tomo y lomo que no conseguía estar a la altura del legado de la bestia sexual por excelencia en el mundo de la música. Y, pese a ello, pese a la discreta taquilla y pese a las más que encarnizadas críticas que recibió aquel biopic, hay una cosa que has de saber: aquello fue la punta del iceberg, la avanzadilla de un tsunami de biopics musicales que están por llegar.
Como en toda tendencia cinematográfica, esta nueva ola de biopics musicales traerá una buena tanda de cal… y otra de arena. Entre la cal pueden contarse algunos proyectos largamente esperados como el de Martin Scorsese sobre Frank Sinatra o el «Miles Away» de Don Cheadle sobre el gigante Miles Davis. También hay una buena tanda de «¿dafuq?» mayúsculo como ese telefilm de Angela Basset sobre Whitney Houston que, lo sabemos, tarde o temprano llegará hasta nosotros (porque ya se ha estrenado en EEUU y la Whitney es mucha Whitney). Pero, sobre todo, lo que más abunda aquí son esos films totalmente innecesarios que nadie quiere ver y que no pueden hacer nada más que vulnerar el legado musical de artistas intocables.
A continuación, los cinco biopics musicales que en Fantastic Plastic Mag no tenemos ni puta gana de ver. Van en orden alfabético porque, la verdad, no hay ninguna que queramos ver menos que otros: todos los vamos a detestar por igual. Hemos dicho.
¿QUIÉN? Brian Wilson. El líder de los Beach Boys es una de las personalidades más relevantes e importantes a la par que frágiles de la historia reciente de la música pop. Sin Wilson, la música actual no sería tal y como la conocemos, eso no lo duda nadie. Será por eso que el año pasado Bill Pohlad se atrevió a perpetrar un biopic sobre Brian Wilson que, bajo el nombre de «Love & Mercy» (título de uno de los temas más afamados de la carrera del artista en solitario), ya se ha podido ver en algunos festivales. Eso significa que, para el dolor de nuestras retinas y nuestras almas, tarde o temprano llegará a las carteleras de medio mundo.
¿POR QUÉ NO QUEREMOS VERLO? Porque tememos por la salud mental de Brian Wilson: es un tipo tan frágil psicológicamente que lo mejor que podemos hacer para honrarle como es debido es dejarle en paz con sus neuras y sus genialidades. Además, no creemos que Paul Dano (en su juventud) y John Cusack (de adulto) sean unas elecciones demasiado acertadas para encarnar a uno de los tipos más esquivos y escurridizos de la historia del pop.
¿QUIÉN? Freddy Mercury. Frontman de Queen, icono gay por excelencia, trend setter indudable y, finalmente, uno de los mártires que hicieron que el Sida se convirtiera en una de las prioridades mundiales. Cualquiera podría pensar que sobran los motivos para realizar un biopic de Freddy Mercury, pero… ¿no resulta que nos conocemos ya la historia al dedillo? ¿Que la vivimos en su presencia y en su ausencia y que basta ya de repetirla? El director Dexter Fletcher piensa que el mundo necesita un biopic de Freddy Mercury, y lo jodido es que está avalado por la producción de gigantes como Robert De Niro e incluso por el asesoramiento de Brian May y Roger Taylor.
¿POR QUÉ NO QUEREMOS VERLO? Porque esta película ya está siendo demasiado polémica incluso antes de estrenarse. Durante varios años, Sacha Baron Cohen estuvo dentro del proyecto como prota absoluto, pero de repente a Taylor y May les dio un tabardillo y sacaron al humorista del proyecto temiendo que convirtiera a Mercury en un chiste. El nuevo elegido es Ben Whishaw, que no es precisamente ni la alegría de la huerta ni un actor que haya probado la versatilidad suficiente como para ocuparse de un rol de esta envergadura.
¿QUIÉN? Iggy Pop. Ese hombre que tú ves ahí, ese hombre que hizo un pacto con el diablo y que puede que vieras sobre un escenario en los 90, hoy o de aquí a veinte años, pero que siempre vas a ver igual: moviéndose como una culebra infernal, delgado y fibrado hasta decir basta y con un chutazo de energía en las venas que obliga a pensar que cuando era pequeño cayó en una marmita de Red Bull. Es normal que la figura de Iggy siga proyectando un halo puramente fascinante en el que, por ahora, están atrapados Gabriel Range (como director) y Robin French (como guionista): ambos están al frente de un proyecto que capturaría la vivencia de Iggy en Berlín junto a David Bowie, una época de la que surgió el memorable «Lust for Life«. Por cierto, si todo transcurre según lo previsto, ese será también el título de este biopic.
¿POR QUÉ NO QUEREMOS VERLO? Porque nos parece profundamente surrealista hacer un biopic de alguien que sigue vivo: sabes que va a salir mal, que el retratado se va a dedicar a bitchear sobre el film y que todo el mundo se va a poner de su parte. Nunca ha funcionado y nunca funcionará. Y más en un caso como este, en el que «Lust for Life» no sólo se va a encontrar con la oposición de los fans de Iggy, sino también con los de Bowie. Hay que tenerlos bien puestos para atreverse con algo así.
¿QUIÉN? Kurt Cobain. Poner cualquier biopic sobre la mesa tiene sus dificultades: dar con el actor adecuado, conseguir un guión fuerte, un director con pericia y capear el temporal de la (más que) probable polémica popular. Pero es que poner sobre la mesa un biopic de Kurt Cobain es directamente suicida: ¿cómo obviar el hecho de que no hay un «historia oficial» de su vida? Bueno, de su vida más o menos sí, pero de su muerte seguro que no. Inconcebiblemente, no sólo hay un biopic de Kurt Cobain sobre la mesa: ¡hay dos! Por un lado David Benioff (sí, el tipo detrás de «Juego de Tronos«) está preparando un guión para Universal; y, por el otro, Brett Morgan también esta desarrollando otro proyecto que incluso ha recibido el visto bueno de la bruja de este cuento, Curtney Love.
¿POR QUÉ NO QUEREMOS VERLO? Porque en este mundo ya existe la pluscuamperfecta «Last Days«: puede que Gus Van Sant cargara de suficiente ambigüedad su película como para no tener que dar explicaciones de si el protagonista era o no Kurt Cobain, pero lo que está claro es que ningún otro director será capaz de capturar de forma tan sublime la personalidad atormentada del líder de Nirvana. Así que, por nosotros, que tumben los dos proyectos que están en marcha.
¿QUIÉN? Janis Joplin. Puede que, de todos los artistas que aparecen en este artículo, Joplin sea la que parece material más fiable para un biopic: su carrera fue relativamente corta, en uno de los casos más flagrantes de estrella fugaz que brillo con fuerza inusitada y se apagó pronto, pero sobre todo parece que su historia quedó lo suficientemente al descubierto como para asegurar un guión solvente. Algo debe fallar en este tinglado, sin embargo,, porque lo cierto es que el proyecto de su biopic lleva más de diez años vagando por los despachos de Hollywood. ¿Será que la figura de Joplin es tan «luz blanca» que ni su muerte por sobredosis a los 27 años asegura el mal rollo necesario para cualquier película?
¿POR QUÉ NO QUEREMOS VERLO? Porque el baile de actrices que han pasado por el proyecto no nos convence: Zooey Deschanel y Pink estuvieron en la terna para interpretar a Janis Joplin, pero parece ser que al final la que se ha llevado el gato al agua es Amy Adams. Que nadie nos malinterprete: nos encanta Amy Adams, pero no la vemos para nada interpretando a Joplin en una película que, además, vendrá dirigida por el excesivamente malrollero Lee Adams. ¿Qué carajo tiene que ver «Precious» con Janis?