El contexto de un reality como «MasterChef» es casi opuesto a programas del tipo «Gran Hermano». Pero, ¿también en la casa de «MasterChef» “se magnifica todo”? ¿Cómo es la convivencia allí con el resto de concursantes? ¿Con quién te has llevado mejor? Uy, ¡ya ves si se magnifica! Ten en cuenta que éramos quince personas totalmente diferentes compartiendo las 24 horas del día. Menos mal que la convivencia al menos no era grabada, porque sino… ¡jejeje! Allí dentro ha habido de todo, pero sobre todo momentos buenos y muy buenos. La verdad es que nos pasábamos el día cocinando o hablando de recetas de cocina, aunque también dejábamos espacio para escuchar música o pegarnos unas risas. Algo muy bueno que tenía la casa en la que vivíamos es que era muy grande y, si te apetecía estar sólo, siempre podías estar en algún rincón oculto. Además, contábamos con un jardín enorme que me daba la vida (por la noche veíamos las estrellas y era precioso, y más si de fondo sonaban Los Piratas, Delafé y Las Flores Azules, The Beatles, Mando Diao…) y también teníamos un gimnasio, pista de paddle, etc. Con quienes me llevé mejor desde el principio fue con Emil y Cristóbal. Desde el primer desayuno, ya adoré a Emil en cuanto le vi con su leche de avena y su tostada con tahini… Y con Cristóbal, con quien había coincidido en los dos primeros castings y estaba convencida de que lo cogerían porque es realmente salado. También me llevaba muy bien con los otros dos ‘Bro’, Miguel Ángel y Jorge, con quienes compartía turnos de prácticas y muchas cosas más que hemos seguido compartiendo fuera. Ains… Me acabo de emocionar y he tenido que parar a coger un tissue… ¡snif, snif! A Churra es imposible no quererla, y es graciosa como ella sola, así que también me llevaba genial con ella.
Personalmente, aún recuerdo el fatídico momento en el que extrajiste las criadillas de aquella vaca de cartón piedra, en la prueba que finalmente te eliminó. ¿Podríamos decir que a ti te echaron, con perdón, “por cojones”? ¿Cómo recuerdas aquella prueba? Quizás es el único momento de todo el programa donde se te vio realmente perdida en el programa… Esa prueba la viví con un poco de angustia, la verdad. Tenía una receta en la cabeza, pero a los tres minutos se me vino abajo al reventárseme las criadillas (sólo sobrevivió una). Iba a hacerlas encebolladas, pero tardé en hacerlas menos tiempo del que pensaba. Cuando empecé a ver que me sobraba tiempo y que se iban a enfriar demasiado, me empecé a agobiar y ya no daba pie con bola. Yo pensaba que llegaría más lejos, porque estaba mostrando evolución y me lanzaba a la piscina en todas las pruebas. Pero la última semana, cuando me dieron el delantal negro en la prueba de los mejillones, me empezó a fallar algo básico: la confianza en mí misma. Ir a la prueba de eliminación con los rivales más fuertes era algo realmente complicado. De todos modos, yo siempre pienso que todo es para bien, y que todo es perfecto. Si no hubiera salido tan pronto del programa, me habría perdido un montón de cosas preciosas que me pasaron fuera. De las cosas bonitas disfruto, y de las menos bonitas aprendo, por lo tanto todo es estupendo siempre, aunque en el momento no se vea tan guay…
En la redacción tenemos un gran admirador de Gonzalo, que lo considera el auténtico villano de la televisión en el siglo XXI… ¿Cómo se viven en tercera persona las desavenencias que se gestaron entre él y otros concursantes o con alguno de los jueces? Porque, realmente, muchas veces la tensión era notoria y se podía palpar incluso desde casa. Otro clásico es el “tonteo” entre Vicky y Jordi, ¿estas cosas se comentan entre los concursantes? ¿O se trata más bien de un juego de guión y montaje? ¿Gonzalo villano? Aparenta ser menos bueno de lo que es. Realmente es una persona sensible, sólo que a veces tiene sus cosas. Cuando había desavenencias se vivían, como tú has dicho, con tensión. Pero él no era el único protagonista, y entre personas tan diferentes que conviven las 24 horas juntas e incomunicadas del resto del mundo es normal que pasen este tipo de cosas. Yo procuraba huir de los conflictos, pero entiendo que a veces es inevitable. Ser espiritual no significa no enfadarte nunca y estar siempre en estado zen. Por otra parte, ¿tonteo entre Vicky y Jordi? Vicky adora a su chico. Lo echaba muchísimo de menos y siempre estaba hablando de su excelente relación con él y su familia política. Lo que pasa es que Vicky es súper espontánea, y a veces gasta bromas (como yo, que a veces soy más basta que un “arao” y alguna también se me escapaba) pero eso, por el amor de Dios y por la Virgen Santísima, no quiere decir nada, ¡jajajaja!
Eres una de los concursantes más activos en Twitter, por ejemplo, y ahí la interacción con la gente puede ser bastante directa… ¿Qué tal eso de “tener fans”, por así decirlo, de la noche a la mañana? Y, en el lado opuesto, ¿cómo llevas el asunto de los trolls? ¿Te dan mucho la vara en las redes sociales? Aquí, una vez más, mi enfoque es positivo, lo mire por donde lo mire. Cuando alguien hace algo grande, siempre va a haber personas que te amen y que te odien. Al igual que a mí no me cae bien todo el mundo, yo no puedo caerle bien a todos. Es normal. A las personas que me quieren se lo agradezco con el alma; y a las que me quieren menos, pues también. Al final, los detractores te hacen ver en qué te has podido equivocar, contribuyen a que se hable más de ti y te dan fuerza para seguir por tu propio camino, que únicamente es mío, y de nadie más. Además, pienso que la gente que tiene tanta rabia dentro necesita más amor que nadie, así que devolviéndoles odio no se llega a ningún lado. Como decía Gandhi, “Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego”. ¡Amor y gratitud para todos!
Y, ahora, ¿qué? ¿Nos cuentas cuáles son tus proyectos más inmediatos? Porque, si algo parece que puede tener actualmente más demanda que oferta, es la cocina crudivegana de calidad. ¿Te has llegado a plantear montar un restaurante para poder ofrecer este tipo de cocina? Ahora tengo un montón de ideas en mente, aunque la idea del restaurante no está entre ellas. Estoy escribiendo mi propio libro de recetas, y quiero hacer más adelante mis propios talleres de cocina, en los que hable, sobre todo, de alimentación sana o dirigida a intolerantes al huevo, la lactosa… Además, sigo con mis consultas de asesoría nutricional (lo cual me apasiona) para personas que quieran ser vegetarianas o veganas pero no sepan cómo, o personas omnívoras que simplemente quieran pegarle un repaso a su dieta y alimentarse de manera más sana. Lo exclusivo de mi asesoría nutricional es que la combino con mis conocimientos de shiatsu para hacerla más completa aún y tratar también problemas como el estrés y el insomnio.
Sé de buena tinta que, en ocasiones, enlazas videos musicales en Twitter, desde Beirut (¡bien!) a Los Piratas (bueno…) pasando por Coldplay (¡mal! Jejeje). ¿Estás al corriente de la actualidad musical? Como en Fantastic Plastic Mag somos a veces unos esnobistas culturales, ¿nos recomiendas un disco, un libro y una película que te hayan marcado especialmente o que te hayan gustado últimamente? ¿¿Los Piratas, ”bueeeeno”?? Amo a Ivan Ferreiro. De hecho, podría recomendarte su último disco, “Val Miñor-Madrid, Historia Y Cronología Del Mundo”. Como soy una ratita de biblioteca, tengo las estanterías llenas de libros, y los nuevos los voy apilando por diferentes rincones de la casa. Por lo cual me resulta un poco complicado recomendar un único libro. Por quedarme con uno, básico y para todos los públicos, elijo “El Caballero De La Armadura Oxidada” de Robert Fisher. Pero el que más me ha marcado últimamente ha sido “Curación A Través De Un Curso De Milagros” de Enric Corbera. Aviso: no es una novela, y es densito. Mis escritores favoritos de novelas son Albert Espinosa y Mathias Malzieu (su último libro, “El Beso Más Pequeño”, es de lo más cuqui). En cuanto a mis películas preferidas, son la clásica “Amelie” de Jean-Pierre Jeunet, la también francesa “Odette, Una Comedia Sobre La Felicidad” de Eric-Emmanuel Schmitt y “Ponyo Sobre El Acantilado” de Hayao Miyazaki.