¿Qué ocurre cuande te invitan a catar los mejores supervinos del año 2018? Que acabas aprendiendo todas las cosas de las que os hablamos a continuación…
Siempre digo lo mismo, pero es que es totalmente cierto: ser periodista puede tener sus contras (precariedad, incertidumbre, bla, bla, bla), pero hay una cosa que compensa y que mola por encima de todas. Y es que, al fina y al cabo, te ves metido en unos fregaos muy divertidos. Algún día haré un Top 10 de eventos y viajes que nunca creía que haría (de hecho, muchos de ellos nunca creí ni siquiera que existieran) pero que me he acabado marcando en mi vida de periodista… Y tened muy por seguro que, entre ellos, incluiré «aquella vez que me invitaron a una cata de supervinos sin saber yo de vinos ni nada de eso«.
La excusa era el lanzamiento de la edición de 2018 de la archiconocida guía «Los Supervinos» que selecciona Joan C. Martin y que publica cada año la editorial Lince. Y aquí viene cuando tengo que poner sobre la mesa mi relación con los vinos: ya he dicho más arriba que no tengo ni idea, aunque es una afirmación un poco rimbobástica que no es del todo cierta. Como persona humana que vive en Barcelona y que tiene una necesidad básica de molar tanto o más como los cabecillas de la hipsteria colectiva de esta ciudad, en los últimos años he adoctrinado mi paladar en vinos naturales y todas esas locuras sibaritas que nos vuelven locos aquí y ahora. Incluso podría nombrar dos o tres vinos naturales que son, sin lugar a dudas, mis preferidos absolutos. Por lo demás, no me preguntes cuál es la diferencia entre una DO Toro y otra Rioja, porque no sabré qué responder.
Así las cosas, me planté a las 12 del mediodía en el restaurante Malpaso de Barcelona, porque allá nos habían convocado a un evento de prensa en el que querían pedirnos algo bastante especial: que hiciéramos una cata de los seis supervinos mejor valorados en la guía «Los Supervinos 2018«, los comentáramos y los puntuáramos y, así, entre nuestras puntuaciones y las de los periodistas de otras ciudades, poder elegir el supervino definitivo al que otorgar un premio más adelante este mismo año. El plan era maravilloso… aunque, por si no te has dado cuenta al principio de este párrafo, lo repito: eran las 12 del mediodía. Y no sé tú, pero yo soy de los que 1. No suele beber entre semana y 2. No suele beber hasta el final de la jornada laboral.
.@RaulDeTena catando los vinos finalistas de LOS SUPERVINOS 2018 pic.twitter.com/1EjPeqf4lv
— Lince Ediciones (@LinceEdic) October 18, 2017
Con esto quiero decir que la cata de supervinos era, para mi, una gran aventura. Sobre todo porque una presencia como la del propio Joan C. Martín era algo que imponía. A ver, un segundo, que me retracto… Joan no impone, sino más bien todo lo contrario: es un señor de porte elegante e impecable pajarita que, sin embargo, transmite calidez y empatía por mucho que te esté hablando de los taninos de la uva y tú no tengas ni repajolera idea de qué es eso (que, por otra parte, es lo que me ocurrió a mi). Lo que impone en su caso es saber que Joan C. Martín, además de enólogo y escritor de vinos, es Premio Nacional Juan Mari Arzak de literatura gastronómica además de Premio Gourmand por su libro «Els vins de l’Arc del Mediterrani«.
Sea como sea, y más allá del hecho de haber capeado el temporal de la cata con más morro que otra cosa (eso sí, añadí a mi lista personal dos vinos que se van a convertir en mis favoritos a partir de hora: el Dama de Toro y el Mo), tengo que reconocer que esta cata me sirvió para aprender muchas cosas que a lo mejor tú tampoco sabes. Así que voy a comentarte algunas de las más curiosas… Aprendí, por ejemplo, que el término «enólogo» es relativamente nuevo y que, antes, a los enólogos se les llamaba «tastavins», palabra en catalán que prueba lo importante que siempre ha sido la producción vinícola catalana dentro del panorama mundial. Aprendí también que la fecha de embotellado de un vino es importante y que te puede ayudar a saber cuándo tienes que consumirlo en su estado óptimo (por poner un ejemplo: un vino que ha estado en barrica un año necesita otro año de botella para estar en su mejor momento, así que es mejor dejarlo en tu bodega el tiempo que haga falta).
Pero, sobre todo, lo que aprendí en la cata es precisamente qué carajo son los supervinos… Y, mirad, me gusta mucho el concepto. Como personaje que se ha dejado llevar por la deria de los vinos naturales, me resulta maravilloso que exista una guía que se dedique a seleccionar los supervinos que puedes encontrar en el supermercado por menos de 6,99 euros (además de otra buena selección de megavinos por menos de 14,99 euros). Ya lo dijo Joan C. Martín: los hábitos de consumo del vino han cambiado y, aunque un vino sea prohibitivo en un restaurante, podemos tenerlo en casa a un precio mucho más que competitivo. De eso va la guía de «Los Supervinos 2018«.
Así que, yo por lo menos, ya tengo un nuevo libro de cabecera que me va a ayudar en algo que siempre reivindico (aunque parezca que no): ¡a la mierda con el postureo, chicos! Los vinos naturales, bien. Un supervino por menos de 6,99 euros, mejor. Y afirmaría que esta fue la principal enseñanza de mi cata de supervinos del 2018… Pero no. La principal enseñanza fue más bien que una cata de vinos a las 12 del mediodía le alegra el día a cualquiera. Y ya. [Más información en la web de la editorial Lince]