Bienvenidos a una nueva lección de “aprenda un idioma raro con mil palabras”, cortesía de FPM. Si recuerdan, la última clase se la dedicamos al islandés, gracias a la angelical Ólöf Arnalds y su “Innundir Skinni” (One Little Indian / Houston Party, 2010). Ahora le toca el turno al noruego, representado por el colectivo de Bergen Casiokids, cuyos miembros son los (para nosotros) ocasionales profesores Ketil Kinden Endresen, Fredrik Øgreid Vogsborg, Omar Johnsen y Kjetil Bjøreid Aabø. Ellos mismos podrían responder a la pregunta de por qué se está poniendo de moda en el entorno musical nórdico despreciar el inglés a favor de los idiomas nativos de la zona para componer sus canciones. Aunque no es un hecho que esté sucediendo únicamente en el norte de Europa: sin ir más lejos, en España llevamos un tiempo viendo cómo se está imponiendo el castellano y las otras lenguas oficiales del estado en el territorio indie y más allá, aunque existan bandas que todavía escapen de esa realidad, como los esperpénticos Dover, que aportaron más motivos para provocar vergüenza ajena al recurrir al francés y al ¡bambara! (dialecto de Mali) en su esfuerzo por que su último disco resultase super-cool de la muerte. Pero volvamos a los noruegos Casiokids: su historia se inició en 2005, aunque no fue hasta el año pasado cuando varias de sus canciones, publicadas como singles, comenzaron a adquirir cierta presencia y notoriedad fuera de su país natal. Entre ellas destacó “Fot I Hose”, una píldora sintética que hacía pensar en unos The xx (sobre todo por los prístinos acordes de guitarra que sobrevuelan sus tres minutos de duración) con los pies plantados en la pista de baile virando hacia un electro-pop de arreglos bizarros e incluso paranoides. Ese tema conquistó las discotecas alternativas de paladar fino y se coló en el soundtrack del videojuego FIFA 10, lo que permitió que los chicos del Casio saliesen poco a poco del anonimato.
No es casual que la marca japonesa, famosa por sus teclados (y sus relojes-calculadora), protagonice su denominación, ya que es uno de los dos elementos que mejor definen la música del cuarteto; el otro, la voz de Endresen, afilada y aguda al estilo de Jónsi (da la sensación de que ese tipo de voces masculinas sólo proviene de esas latitudes…) Sin embargo, por lo que pasarán realmente Casiokids a la posteridad será por haber logrado introducir en el mercado norteamericano, antes que ninguno de sus compatriotas, un álbum escrito exclusivamente en noruego: este desarmante “Topp Stemning På Lokal Bar” (Moshi Moshi / Nuevos Medios, 2010), una especie de recopilatorio que reúne los sencillos, antes mencionados de pasada, que fueron viendo la luz desde hace un par de temporadas. Por ello, a los más duchos en la materia Casiokids no les resultarán desconocidos algunos de los cortes aquí incluidos (además de “Fot I Hose”), a pesar de que tengan que sacar el diccionario continuamente para descifrar el significado de sus letras… Algo que no influye a la hora de dejarse empapar por el ritmo acelerado de “Grønt Lys I Alle Ledd”, el histrionismo plastificado de “Togens Hule” y “Gomurmamma”, el tropicalismo gélido de “Verdens Største Land” (les vendrán a la cabeza los Club 8 más recientes y, cómo no, la melancolía soleada de Peter, Björn And John), los beats eurodance de “Finn Bikkjen” (¿de verdad que no es Jónsi el que interpreta esta pieza?) o la sinuosidad de “En Vill Hest” y “Min Siste Dag” (acercamientos a los The Whitest Boy Alive menos taciturnos). Si esta ristra de pastillas anti-depresión no les satisface del todo, siempre existe la posibilidad de saltar al segundo CD de la edición especial de “Topp Stemning På Lokal Bar”, que contiene seis remezclas y dos versiones. De este lote llaman la atención el rehecho de “Fot I Hose” realizado por los suecos Lo-Fi-Fnk, que exprimen todo su jugo bailable, y las sendas reconstrucciones en clave house baleárico de “Verdens Største Land”, perpetradas por Velferd y Axemax & Big P. Capítulo aparte merece la fiel revisión que el cuarteto noruego hace de “Left Handed Girl” (de James Yuill), arropada esta vez con mullidas texturas electrónicas que conservan su esqueleto acústico original.
Como ven, es probable que no sea tan complicado aprender noruego si se empieza por las nociones básicas que ofrece “Topp Stemning På Lokal Bar”. Por cierto, que levante la mano el primero que sepa cuál sería la traducción al castellano de dicho título. Efectivamente: algo así como “buen rollo en el bar local”, expresión que se aproxima a las intenciones de este disco. Ahora bien, todos aquellos que crean que esta lección idiomática es demasiado difícil, que se preparen para lo que se les puede caer encima: los mismísimos Dover amenazan con dejarse ver por aquí para demostrarnos su sapiencia en bambara, fulfulde, swahili y cualquier otra lengua africana que se tercie… No se asusten, que es broma.