¿Otra película más de niñatos que montan la fiesta definitiva aprovechando la ausencia de los padres de uno de ellos? Lo hemos visto. De hecho, lo hemos visto demasiadas veces desde los albores de la nueva comedia americana… Así que, tras varias décadas de desgaste, ¿por qué deberíamos prestarle atención a «Project X«? Vamos por partes. Primero, y antes de nada, porque viene avalada por la producción de Todd Philipps, quien ya tiene los huevos pelados en lo que a fiestas cinematográficas se refiere tras alumbrar las dos geniales partes de la saga «Resacón en…» Pero no se vayan todavía, que aún hay más: la directora de «Project X» es ni más ni menos que Nima Nourizadeh, quien se ha fogueado en esto de los audiovisuales realizando videoclips para gente como Hot Chip o Yelle y que, para este acasión, se ha hecho acompañar del guionista de «Scott Pilgrim Contra El Mundo«, Michael Bacall. Esta vez sí que parece que vamos a poder decir que lo de «Project X» es LA FIESTA DEFINITIVA.
Pero como no sólo de fiesta vive el hombre moderno (¿o sí?), la cuota de cine esnobista de la semana viene a cumplirla de forma genial el siempre bienvenido Jaime Rosales. Su nueva «Sueño y Silencio» llega desde Cannes para seguir ahondando en los recónditos más oscuros del dolor humano mediante la historia de una mujer francesa que, tras un trágico accidente, pierde a su hija y ha de velar por un marido español que, tras despertar de un coma profundo, parece haber borrado la memoria de su hija muerta por la vía de la amnesia clínica. ¿Demasiado fuerte? Nunca nada es demasiado fuerte en manos de Rosales.
[Raül De Tena]