Es oficial: los estrenos de cartelera de esta semana siguen la tendencia a la baja de los últimos tiempos. Será que nos estamos preparando para Cannes, será que estamos demasiado inmersos en el Atlántida Film Fest o que nuestro futuro inmediato ya está hipotecado por el Festival De Cinema D’Autor de Barcelona… Será por lo que sea, pero no hay últimamente casi ningún estreno de aquellos que se convierten inmediatamente en evento. Esta semana no es diferente, por mucho que hayan dos de esas películas de psé-psé. La primera es, sin duda, «Un Amor Entre Dos Mundos«, a la que habrá que darle una oportunidad por mucho que la presencia de Kirsten Dunst amenace desde la sombra en convertir un punto de partida sci-fi realmente estimulante en una pastelada apta para todos los públicos. Imposible saber por dónde irán los tiros del film de Juan Solanas, pero el argumento apunta maneras: una historia de amor (y tragedia) que se desarrolla en dos mundos que están uno encima del otro, a la distancia de un brazo humano. Para que nos entendamos: si levantas la vista, te encontrarás con una ciudad invertida en el cielo, con el agravante que el juego de gravedades hace imposible que las personas de un mundo circulen hacia el otro. Recemos para que la Dunst no se cargue un punto de partida tan chanante.
La segunda medio-recomendada es «Efectos Secundarios«, de un Steven Soderbergh que nos ha obligado a desconfiar de sus producciones porque últimamente las despacha como churros: algunos ricos, algunos grasientos. En este caso, la grasa la aporta Catherine Zeta-Jones… Pero, por lo demás, se impone confiar en este thriller en el que una paciente de insomnio (Rooney Mara) descubre que su carrera por encontrar la droga perfecta para dormir le acaba por reportar unos efectos secundarios bastante inesperados. ¿Que suena a telefilm? No me lo digan ustedes a mi, díganselo a Soderbergh.