«El Desconocido del Lago», «Frances Ha», «Crónicas Diplomáticas», «Noé»… Esta es una de esas semanas en las que la cartelera parece que está a punto de a explotar.
Como diríamos en catalán, «anem per feina» (es decir: «vamos a ponernos a trabajar«, pero con un tono peseteril y laborioso)… Porque la cuestión es que la cartelera de esta semana viene (muy) cargadita y no hay espacio para enredarse con cuestiones filosóficas o con lubricantes que introduzcan esta sección. En resumidas cuentas: esta semana se estrena la película del año, y eso es algo que nadie debería perderse. También es cierto que esta afirmación no debería pillar a nadie por sorpresa, ya que «El Desconocido del Lago» está siendo señalada como una de las cintas más importantes de los últimos tiempos desde su presentación en el pasado Festival de Cannes. El hecho de que la francesa Cahiers du Cinema la eligiera como mejor película del 2013 (tal y como se explicó en su momento en esta noticia) no hizo más que acrecentar la resonancia de la leyenda del film de Alain Giraudie. Pero, sea como sea, por fin llega a nuestras pantallas (grandes) y eso es algo que nadie podrá obviar: destinada a continuar picando piedra en la revolución sexual iniciada por films como «Nymphomaniac» o (sobre todo) «La Vida de Adele«, «El Desconocido del Lago» va más allá de su (muy explícito) sexo homosexual y, además de ser un absoluta delicia visual, acaba convirtiéndose en una imprescindible disquisición de cómo la pulsión primitiva del deseo pueden llevar la merma de la razón hasta el absurdo. Con todo lo que se ha dicho ya de «El Desconocido del Lago«, no es necesario que me dedique a venderla más todavía, ¿verdad?
Algo similar ocurre con «Frances Ha«, el film de Noah Baumbach que vendría a ser el reverso (más) oscuro (todavía) de las «Girls» de Lena Dunham… El compañero generacional (además de compañero del alma) de Wes Anderson y Spike Jonze aborda la amistad femenina como si de un film romántico se tratara, demostrando que una relación de amistad entre dos mujeres puede ser tan intensa (y jodida) como una relación amistosa. Eso, además, con un blanco y negro muy Nouvelle Vague (la referencia no se queda ahí) y con un sentido del humor que consigue hacer mella en el sentir generacional. Otra película de la que no hace falta decir mucho más, ¿me equivoco?
De la que supongo que sí que explicar un poco más es de esa «Quai D’Orsay» que llega hasta nuestros cines bajo el nombre mucho más castizo (y asimilable) de «Crónicas Diplomáticas«. Para todos aquellos que aprendieron a amar la ficción política con «El Ala Oeste De La Casa Blanca» y que reconocieron el paraíso en los mejores capítulos de «House of Cards«, «Boss» y «Veep» (sí, claro, «Veep» también), el film de Bertrand Tavernier ofrece una versión francesa de aquellos intríngulis yankis. Y ya se sabe que, a la hora de ponerse intensos, a los franceses no hay quien les gane.
Y, por último, la concesión palomitera. Porque sí. Porque no está mal hacer una concesión palomitera de vez en cuando, ¿no? Y, sobre todo, porque Russell Crowe está muy bueno… Y lo sabes. Bueno, también podríamos decir que una nueva película de Darren Aronofsky siempre tiene que ser celebrada, pero este director se ha demostrado tan errático en su carrera que, a día de hoy, la barbaza testosterónica de Crowe parece mejor aval a la hora de recomendar este «Noé» que pretende recuperar el gran cine bíblico de la época dorada de Hollywood. No sé, yo me sigo quedando con Russel Crowe como argumento de venta (y de compra). Siempre.