He de reconocer que, en mi asombro, he tenido que mirar el calendario: el 28 de febrero existe cada año, ¿verdad? ¿No se ve afectado por los años bisiestos y demás? Lo digo porque, si nos guiamos por la cartelera española, uno bien podría llegar a pensar que este día no existe. Hablando en plata: que el nivel de los estrenos ha caído en picado en un fin de semana en el que mucha gente va a hablar de cine precisamente porque el domingo día 2 de marzo por la noche se celebran los Oscars. Pero no hablemos de lo que no nos interesa en esta sección (es decir: esos aburrido premios americanos) y centrémonos mejor en el único motivo de alegría para la cartelera de este fin de semana: «Philomena«. Tampoco es que sea uno de esos estrenos para tirar cohetes: Stephen Frears se ha demostrado particularmente errático en la última década, como si no encontrara el proyecto definitivo con el que sentirse lo suficientemente a gusto como para firmar un nuevo «Ábrete De Orejas«, «Alta Fidelidad» o «Las Amistades Peligrosas«.
De entrada, las pretensiones de «Philomena» parecen jugar en una liga diferente a las de los títulos mencionados: aquí no se trata de firmar el bipic definitivo, la peli generacional por antonomasia o la mejor adaptación de una obra literaria icónica… Aquí, por lo contrario, Frears parte de una historia real en la que recurre a los héroes cotidianos para conectar con el público: «Philomena» narra la historia de una madre coraje que, curiosamente, no tiene hijo a quien proteger. De hecho, el hijo de Philomena tuvo que darlo en adopción cuando era una adolescente, pasándose los siguientes cincuenta años buscándolo desesperadamente hasta que un periodista decide ayudarla. Ella es Judy Dench y él es Steve Coogan. Y esto, por cierto, también puede ser indicativo de que nos encontramos ante un film al que merece la pena prestar atención.