La (supuesta) última película de Hayao Miyazaki llega por fin a la cartelera española… Imposible no rendirse ante «El Viento Se Levanta».
[dropcap]C[/dropcap]reo que este es el tercer año consecutivo que afirmo lo que voy a decir a continuación en esta misma sección al llegar estas fechas: parece que, cuando llega el Festival de Cinema D’Autor de Barcelona, la cartelera hace ¡chas! y desaparece de nuestro lado. Pero es que no por mucho repetirlo esto se convierte en algo menos cierto… También puede ser que, como siempre digo al llegar estos días, tengamos el cuerpo (esnobista) tan expectante de cara a los peliculones que están a punto de caernos encima gracias al mencionado festival barcelonés que resulta prácticamente imposible pensar en otras posibilidades. Pero, bueno, este año voy a pensar un poquito en todos esos que no pueden estar esta semana en la Ciudad Condal y recomendar uno de esos estrenos que hace mucho pero que mucho tiempo que estamos esperando que llegue a nuestras carteleras. Me refiero a la tan cacareada última película de Hayao Miyazaki: «El Viento Se Levanta» pasó de forma triunfal por los últimos festivales de San Sebastián y Sitges, por mucho que también se escucharan algunas voces disidentes que no se dejaron seducir por el imaginario de Miyazaki y que tacharon al film de maniqueo. Sea como sea, esta historia de uno de los diseñadores de aviones más importantes para la facción nipona durante la Segunda Guerra Mundial seguro que acaba convirtiéndose en un cuento de texturas deliciosas y colores deslumbrantes en las siempre sabias manos de Hayao Miyazaki. Por lo demás, todos a rezar para que haya nuevos trabajos después de «la última película» de este maestro.
Con mucha menos pompa llega a las carteleras «La Vida Inesperada«. Y la cosa jode, porque el film de Jorge Torregrossa merece la mayor de las atenciones sólo por el hecho de volver a reunir a dos gigantes como Javier Cámara y Raul Arévalo. Bueno, y también por eso de que trata sobre el encuentro de dos personajes con muchos sueños rotos a sus espaldas… Que eso siempre arrebata también, ¿verdad?