Vista la trayectoria de Isaki Lacuesta, con sus últimas «Los Condenados» y «La Noche que no Acaba» como cúspides magistrales coronando su producción, estaba cantado que el estreno de «Los Pasos Dobles» estaba destinado a levantar expectación (y seguramente admiración). Más todavía si tenemos en cuenta que esta cinta se anuncia desde el principio como siamesa de «El Ídolo de Barro» (que puede verse en Filmin), donde Lacuesta explora los paralelismos (los pasos dobles) entre las figuras artísticas de Miquel Barceló y François Augiéras. Es precisamente la irreverente acción de este último a la hora de encerrar parte de su obra en un bunquer en medio del desierto y dejarla, sin mayor posibilidad de localización que el azar, la que supone el punto de partida de «Los Pasos Dobles«, donde un grupo de personajes intentarán dar con el escondite y con su tesoro oculto. De nuevo, las fronteras entre realidad y ficción se desdibujan. De nuevo, Isaki Lacuesta se demuestra como cineasta inquieto.
Increíblememente, el segundo estreno destacado de la cartelera de esta semana también es patrio… Aunque en un tono diametralmente opuesto al de «Los Pasos Dobles«. Con «No Habrá Paz Para Los Malvados«, Enrique Urbizu parece cerrar una trilogía obstinada en meter el dedo en la yaga de la corrupción política y policial de la historia reciente de nuestro país. Como coda de las excelentes «La Caja 507» y «La Vida Mancha«, el nuevo film de este director sigue vistiendo el disfraz de thriller policíaco a la hora de abordar una trama que, en esta ocasión, no le hace ascos a mirar de frente a la paranoia anti-terrorista de los últimos años. Los yankis tienen (o tenían) a James Gray. Nosotros tenemos a Enrique Urbizu. Por una vez, me quedo con el español.
[Raül De Tena]