Así está la cosa… Mal, mal. Pero tampoco podemos quejarnos: tras unas semanas de estrenos completitos, estaba claro que tarde o temprano habría que soltar el pie del acelerador. Si no, ¿cómo iba a ser «Prince of Persia. Las Arenas del Tiempo» nuestra película destacada de la semana? Digámoslo desde el principio: la versión cinematográfica del célebre videojuego sólo tiene un punto a su favor. Ver a Jake Gyllenhaal como una musculoca de gimnasio cualquiera, petadísimo a esteroides. Con lo majo que está este chico cuando hace de chaval apocado. Sea como sea, yo ya salí escaldado de «Furia de Titanes«: con aquella tuve suficiente cine tunero para una temporada. Si no tuviste empacho de efectos especiales con aquella, puede que esta sea tu peli de acción de la temporada. Pero yo no quiero saber nada de reclamaciones del precio de la entrada…
Y hasta aquí puedo leer… El resto de estrenos de esta semana habitan el gris pantano de la medianía. «A Propóstio de Elly» (que tendrá que luchar para que no la confundan con otra de cine tunero: «El Libro de Eli«) sigue a vueltas con el cine iraní, que tiene su público; Tornatore aborda en «Baaria» la genealogía de una familia en tres generaciones a través de la comedia de época (desde 1930 a 1980); «Yo Soy el Amor» traslada a los paisajes italianos esa sátira de la burguesía que tan bien se les da a los franceses; «80 Egunean» mira con dulzura hacia la madurez de una mujer de 60 años que se reencuentra con una amiga de la juventud con la que compartió un juego sensual que nunca creyó que pudiera ir a más; «Aurora Boreal» viene avalada por el nombre de Assa Larson, algo que atraerá a muchos pero que a mí, de entrada, me interesa bien poco; «El Pastel de Boda«es una comedia francesa en torno a un tema tan británico como las bodas (sin funerales esta vez); y, por último, «Directo a la Fama» aprovecha el tirón de la palabra «Fama» para colar una comedia yanki que pinta mejor de lo que se podría esperar de semejante treta. Será que tengo debilidad por uno de sus protagonistas: Jason Schwartzman. Lo dicho: hasta aquí puedo leer. Donde no hay… nada se puede rascar.
[Raül De Tena]