Voy a establecer una relación entre el capital y tú. Y haré que parezca coherente pero no lo será.
Lo mismo que la cantidad de excusas que se ponen para explotar al otro.
En la libertad está el éxito, en la libertad suprema. En la libertad que anhela el poder total.
Se te llena la boca, se te llenan las manos de chatarra.
Recuerdo que yo podría también llenarme las manos hace tiempo, tú que me llenabas la infancia de Furbys. Pensaba que eso era la felicidad.
Si nos quedamos solos otra vez, querido Capital, me obligaré a mirarte como se mira al desafío.
«Si tiene dudas, pregúntele al economista«.
En mi cabeza sólo resuena esa frase.
Pregúntele, pregúntele si tiene dudas.
¿Cuánto valor tiene mi persona en el mercado?
¿Cuánto valor tiene que te secara las lágrimas cuando pensabas en suicidarte?
¿Cuánto cotiza un pedazo de mi cuerpo acariciado?
¿Cuánto cotiza mi alegría en tu tabla de valores?
Ay, pero si son sólo números. Son sólo números leídos por máquinas. Son sólo máquinas humanas.
No escribiré más porque no sé alemán y a Marx aún no se le entiende.
Abandonaré. Como lo harán todos.
[SOBRE TANIA L. WOOD: (24 de noviembre de 1989) Actualmente estudiando historia del arte. Herrin der Wälder. En 2014 autopublicó dos poemarios, “Once” y “Ventidós”, y próximamente publicará otro poemario “Una Época Americana”.]