La agonía que sufren desde hace años las grandes corporaciones de la industria discográfica, el impacto del acceso gratuito a sus productos en la red y los efectos devastadores de la crisis financiera global son los culpables, a grandes rasgos, de que la hipótesis de la supervivencia del más fuerte se esté diluyendo con las malas noticias, los datos pesimistas y los resultados nefastos que describen el devenir del sector musical. Los pilares que propician el equilibrio de los gigantes, aunque estos sigan en pie, se resquebrajan inevitablemente. La teoría de los ciclos (históricos, económicos, sociales, etc.) afirma que el ser humano se mueve por modelos que, una vez agotados, se refundan una y otra vez hasta regresar al primero de ellos décadas o siglos después. Mientras el capitalismo musical intenta quemar etapas inútilmente para volver a su pasado estado glorioso, una serie de sellos modestos impulsados por verdaderos y apasionados melómanos navegan a contracorriente para capear el temporal, resistir sus duros embates y conservar los objetivos primigenios del negocio. Mike Sniper, fundador y jefe de Captured Tracks, es uno de esos humildes capitanes que lucha por gobernar su nave con entereza en medio de la tempestad.
Establecida en 2008 en Brooklyn (Nueva York), Captured Tracks es el reflejo de la filosofía de trabajo de su creador: bucear en el underground local y de más allá de la Gran Manzana en busca de bandas y artistas interesantes, curiosos y atractivos que no tienen por qué encajar en el molde de la próxima next big thing. Eso sí, con una condición indispensable: que no posean ningún tipo de contrato discográfico o hayan firmando alguno anteriormente. La trayectoria individual como músico del propio Sniper bajo el alias de Blank Dogs tiene mucho que ver en el desarrollo y la aplicación de tal planteamiento a la vez que confirma que la figura más idónea para dirigir un sello independiente, aunque no alcance el éxito tal como se entiende en las altas esferas, es aquella que sabe tratar con delicadeza el material sonoro al tomarlo como un elemento valioso y sensible, desintoxicado de presiones comerciales.
Toda banda que tenga un mínimo de ambición puede hacer llegar sus canciones en cualquier soporte al buzón físico o virtual de Captured Tracks; Sniper se encargará (junto a sus colaboradores) de revisar todas y cada una de ellas. Esta política, casi en vías de extinción, permite abrir el abanico de oportunidades a bandas que no cabrían en otros lugares, del mismo modo que actuaba Tony Wilson (una de las inspiraciones de Sniper) en la mítica Factory antes de que esta se fuera a pique: daba a los artistas libertad total para trabajar y, en caso de que el éxito llamase a su puerta, fichar por una major. Inmersos en esa tarea se encuentra un gran número de grupos que, deseosos o no de dar el salto, definen las líneas maestras del indie pop de nueva hornada y sus diferentes bifurcaciones: Wild Nothing, Beach Fossils (en la foto inferior), The Soft Moon, Craft Spells, Widowspeak, Soft Metals, Blouse, Minks, Cosmetics, Thieves Like Us (primera formación que no cumplió la norma obligatoria de entrada a Captured Tracks) o Aias (las catalanas más norteamericanas) muestran unos currículums breves pero suficientemente vibrantes como para haber conquistado miles de oídos exigentes en sólo un par de temporadas.
A ello ayudó el plan de acción característico de la casa neoyorquina: cuidar con mimo su sonido, transmitirlo y ofrecerlo al público de manera refinada, responder a la fidelidad de los fans y melómanos más entregados y, en definitiva, conservar (y conectar con) la esencia de marcas legendarias que perpetuaron su herencia en la historia de la música alternativa. En palabras de Mike Sniper, Captured Tracks fue evolucionando según los cánones establecidos por los sellos ya desaparecidos Creation y Sarah Records (además de la mencionada Factory) y los aún vigentes Mute y 4AD. No obstante, esta declaración de principios no se quedó en un simple brindis al sol, ya que se tradujo en un esfuerzo por recuperar del olvido a determinadas bandas para poner en valor su obra. Entre ellas destacan, por el momento, The Monochrome Set, The Servants o The Wake, nombres fundamentales (aunque abandonados) del pop alternativo de mediados de los 80 que se unen a los también desterrados Should, deardarkhead o Medicine. Este último trío pertenece a una serie de grupos rescatados del baúl de los recuerdos de los 90 que Sniper pretende aglutinar en los denominados “archivos shoegaze”, cajón en el que se guardan y se guardarán reediciones (por primera vez en vinilo) de trabajos que formaron parte de la base que expandió las estructuras del sonido melódico-distorsionado a través de la psicodelia, el garage sesentero, el punk y el post-punk fuera de los focos acaparados por My Bloody Valentine, The Jesus & Mary Chain o Ride.
Respeto por el pasado y entusiasmo por el presente. Estas son las dos armas con las que Captured Tracks encara su futuro, capturando (valga la redundancia) en su máxima extensión el espíritu del concepto ‘independencia’ y asumiendo sus directrices con todas las consecuencias. No sólo de buenos propósitos vive el hombre y, mucho menos, el músico. Mike Sniper, sabedor de las exigencias de esa condición, lo plasma con hechos y abre las puertas de su nave neoyorquina a todo aquel solista o banda que quiera bregar y mantenerse en pie ante el empuje de las grandes ballenas blancas del mercado musical. Ni la autonomía ni el atrevimiento son negociables. Otra cultura discográfica es posible.
GRUPO A SEGUIR. Wild Nothing. El roster artístico de Captured Tracks está creciendo de tal manera en cantidad y calidad que se hace difícil destacar un solo nombre. Pero el que resume con más fidelidad el significado y la sustancia de su hogar de acogida es Jack Tatum, alma mater multi-instrumentista de Wild Nothing y autor de uno de los discos clave de hace dos temporadas: “Gemini” (2010), un álbum que pasó de ser una joya escondida relativamente infravalorada a convertirse en un grower en toda regla. Su gauze-pop de habitación, melancólico, cálido, ensoñador y expansivo, deudor tanto de The Field Mice y Trembling Blue Stars como de The Cure, volvió a cautivar corazones solitarios con el EP “Golden Haze” (2010). Y lo seguirá haciendo este mismo año con la salida de su segundo largo, nueva muestra de que la especial e ideal relación establecida entre Wild Nothing y Captured Tracks tiene visos de ser eterna.