Puede que esté de moda dejar al cine de superhéroes a caer de un burro… Pero nuestra crítica de «Capitán América: Civil War» es mucho más que positiva.
El reciente batacazo de «Batman v Superman: El Amanecer de la Justicia» es una prueba fehaciente de que ya no todo vale en el cine de superhéroes. El desgaste del público con este género, debido en parte a la sobreabundancia de oferta, ha sido encarada por la división audiovisual de DC bajo una perspectiva algo dudosa. Por poner un ejemplo algo más prosaico, podría decirse que lo de «Batman v Superman» es algo así como cuando está empezando la noche de fiesta y uno de tus colegas se presenta en tu casa como las Grecas. No procede, ¿verdad?
Pues ahí estamos: «Batman v Superman» era una especie de apuesta por el maximalismo a todos los niveles, a tope de personajes, a tope de explosiones, a tope de tramas cruzadas, a tope de burraquismo… Y, la verdad, no sólo exaspera, sino que obliga a pensar que, si después de esto la DC sólo puede ir hacia arriba, lo tiene bastante chungo para no causarnos a la vez un ataque de epilepsia y otro de aburrimiento. Que mira que ya es jodido que se den los dos casos a la vez.
No creáis que me estoy alejando del tema, porque el batacazo de «Batman v Superman» tiene mucho que ver con «Capitán América: Civil War«. Al fin y al cabo, si alguien tiene la culpa de este «más es más» en el cine de superhéreos, esa es precisamente la Marvel y su Universo Cinemático. Pero aquí ocurre una cosa: el plan de Kevin Feig al frente de la Marvel es maestro, y lo del «más es más» llegó a este universo después de todo un conjunto de pasos previos y ordenados. Ya sabes: primero presentamos a los personajes por separado, luego los juntamos en «Los Vengadores» y, a partir de ahí, vamos practicando la sístole y la diástole, la expansión (en «Los Vengadores«) y la contracción (en «Ant-Man«, por ejemplo).
Así que, siguiendo con la analogía presentada anteriormente, es necesario decir que, en contraposición al amigo chapas de «Batman v Superman«, «Capitán América: Civil War» es ese amigo con el que llevas de fiesta toda la noche y que, llegadas las 6 de la madrugada, está a tope… Pero que resulta que tú estás también tan hasta las cejas que no puedes evitar gozar como un gorrino y acabar la jornada prometiéndole amistad y amor eternos y recordándole que nadie en toda la galaxia te lo hace pasar tan bien como él. Absolutamente nadie.
Aun así, también hay que reconocer una cosa: «Capitán América: Civil War» es un muy buena «Los Vengadores» (de hecho, es una mejor «Los Vengadores» que «La Era de Ultrón«) pero una cuestionable «Capitán América«, ya que el supuesto protagonista ve cómo la función se la roba continuamente el resto del elenco. Al fin y al cabo, lo de «Civil War» va muy en serio: después de los acontecimientos de «La Era de Ultrón«, Los Vengadores al completo (es decir: la vieja y la nueva guardia, con incorporaciones brillantes como Spider-Man o Pantera Negra) ven sus opiniones divididas a favor y en contra de los Acuerdos de Sokovia, una especia de pacto internacional para mantenerlos controlados y así aplacar el miedo y la ira que cierta parte de la población han empezado a sentir antes las consecuencias de pura muerte y destrucción que suelen acompañar a sus batallas.
Y aquí llegamos a otra comparación con «Batman v Superman«: el dilema moral del superhéroe ante el alcance de sus propias acciones. Lo que en la película de la DC se convierte en un despropósito que acaba en todavía más explosiones y devastación masiva, sin embargo, en «Capitán América: Civil War» explora algunos pliegues complejos y realmente estimulantes. Ahí está el supurante sentimiento de culpa de la Bruja Escarlata continuamente enfrentado al malestar de sentirse recluida y apartada, en cuarentena moral. Y ahí está también la Visión exponiendo la paradoja de que el mero hecho de que Los Vengadores sean tan sumamente poderosos supone estimular el desafío de los malos de la función: un gran poder, además de una responsabilidad, también puede conllevar un inconsciente acto de picar a tus competidores (en este caso, mala gente empeñada en la destrucción de la humanidad).
La cuestión moral, sin embargo, es algo que corre por debajo de la trama de la película de los hermanos Russo, por lo que todos aquellos espectadores que se acerquen hasta ella para tener barra libre de acción y yoyas y superpoderes y (no tantas) explosiones, eso es precisamente lo que van a tener. Y lo van a tener con momentos particularmente brillantes como la «guerra civil» en el aeropuerto (lubricadísima por un necesario humor) o el espectacular arranque, una batalla que acabará con la muerte de civiles y que desatará el proceso internacional que pondrá a Los Vengadores contra la espada y la pared.
Ya lo he dicho: esta película funciona mejor si la entendemos como una nueva entrega de «Los Vengadores«, pero no tanto como una «Capitán América«. Aun así, ahí está el Capi como hilo de plata que une todo la trama y la impulsa hacia adelante. Y, sobre todo, ahí está el hombre eternamente pegado a un escudo para demostrar que la Marvel todavía puede sorprendernos al sacar a sus personajes de sus respectivas zonas de confort: ¿quién iba a suponer que Capitán América se iba a situar al margen de la ley e Iron Man dentro de ella?
Y eso es sólo la punta del iceberg oscurísimo en el que parece que se está convirtiendo el Universo Cinemático de la Marvel en su Fase 3. El final de «Capitán América: Civil War» no deja mucho espacio para el optimismo. Además, teniendo en cuenta que el próximo estreno de esta franquicia será «Doctor Extraño«, un paréntesis fuera de la narrativa actual del Universo Cinemático como fue en su momento «Guardianes de la Galaxia«, vamos a tener que esperar para ver por dónde deriva esta guerra civil que ha causado una verdadera fractura en una superficie que parecía sólida, granítica, eterna. ¿Conclusión? Puede que «Batman v Superman» te quitara la fe en el cine de superhéroes, pero «Capitán América: Civil War» te la va a devolver. [Más información en la web de «Capitán América: Civil War»]
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