¿Sabes esas parejas en las que a una de las partes sólo puedes imaginarla dentro de esa unión sentimental mientras que a la otra, por muy natural y eterna que te parezca su implicación parejil, también te parece normal verlo crecer (laboral o artísticamente, por ejemplo) hacia otros derroteros sin su otra mitad? Es lo que pasa con Chris Taylor: su influencia en la ascensión de Grizzly Bear es, simple y llanamente, irrefutable. A él se debe la producción de los dos discos que les han proporcionado la relevancia que ostenta la banda osera a día de hoy («Yellow House» -WARP, 2006- y «Veckatimest» -WARP, 2009-); pero también es cierto que, mientras que el mundo espera el cuarto disco de Grizzly Bear como agua de mayo, Taylor ha preferido extender sus ramas hacia un segundo sol llamado Terrible Records. Puede que la luz de este segundo sol no sea tan cegadora, pero es tanto o más cálida. La discográfica, proyecto personal de Chris, ha sido la culpable de entregar al mundo discos tan determinantes cuando miramos el panorama actual como el reciente «Coastal Grooves» (Terrible, 2011) de Blood Orange o el ya seminal «Forget» (Terrible, 2010) de Twin Shadow. Y ahora que «Dreams Come True» (Terrible / PIAS Spain, 2011) de CANT llega hasta nosotros, es inevitable pensar que la labor de Taylor al frente de Terrible no sólo se rescinde a producir a sus colegas, sino que su intención última resida, finalmente, más cerca de la voluntad de crear una carretera secundaria por la que escapar del chill wave.
Teniendo en cuenta que CANT es el proyecto en solitario de Chris Taylor pero que, según han afirmado ambos, la implicación de Georges Lewis Jr. (es decir: Twin Shadow) ha sido vital en el proceso de creación de «Dreams Come True» (de hecho, tal es la compatibilidad de sus voces que, en ocasiones, no sabes muy bien cuál de los dos está cantando), muchos han querido sobredimensionar en este disco el fantasma de la Sombra Gemela. Todo depende: ¿es la impronta de Lewis Jr. la que, en ocasiones, comprime el sonido de CANT? ¿O fue la influencia de Taylor la que moldeó dúctilmente lo que hoy reconocemos como el sonido Twin Shadow? ¿O más bien deberíamos considerar la posibilidad de que aquí ha nacido una afinidad electiva inquebrantable que debería dejarse de Twin Shadows y de CANTs y de tanta tontería y dedicarse a componer bajo un alias completamente nuevo? Posicionados cronológicamente en los ardores de los revolconoes iniciales de toda relación, es imposible profetizar si este amorío musical acabará en bodorrio o en una de esas parejas que están hasta el fin de sus días juntos sin necesidad de papeleo oficial. Lo único que nos queda, entonces, es disfrutar de «Dreams Come True» de la misma manera que disfrutamos en su momento de «Forget«… O puede que, al fin y al cabo, al debut de CANT sea necesario acercarse explorando nuevas artes, nuevas posturas amorosas.
Porque mientras que el primer álbum de Twin Shadow era un ejercicio redondísimo de crooning revisionista ochentero encorsetado en la libre camisa de fuerza del chill wave, hay que ser sinceros a la hora de admitir que «Dreams Come True» no juega ni a la coherencia ni a la homogeneidad. Es más bien como un Tente ensamblado con piezas de muy diversa procedencia. Las más fácilmente rastreables son, evidentemente, las que se circunscriben al ya conocido sonido de Terrible Records (y/o de Lewis Jr., claro), como pueden ser esa «Believe» que juega a llevar las guitarras ochentosas de Talk Talk hacia una nueva era cósmica, la sublime «Answer» en la que el sonido de Twin Shadow explota con unas cargas de hipnótico sonido disco bastardo y casi primitivo o, sobre todo, esa «The Edge» que se convierte en uno de los caballos ganadores del álbum gracias a esa melancolía digital destilada a través de un elegantísimo synth pop que hace pensar en la capacidad para la emoción sintética pluscuamperfecta de OMD (y gracias, también, a unas líneas líricas para el recuerdo: «Each time you said you loved me / Each time you said you care / Each time you say you love me / Just love me / Just like you said«). Pero hay muchos otros caminos por explorar dentro de «Dreams Come True«: desde las pulsiones rítmicas de «Too Late, Too Far» disparadas a la manera de las nuevas generaciones obsesionadas con la world music y con la herencia de Peter Gabriel hasta la electrónica ruidista y opaca (ampliamente influída por el ascendente WARP) de «Dreams Come True» pasando por todo un conjunto de temas que parecen vagar por el limbo pantanoso y pagano por el que también transitan, por ejemplo, las náyades de aguas oscuras Fever Ray y Planningtorock. Es el caso del monstruoso grand finale de «BANG» o de la repetición hipnótica y casi derviche de «She Found a Way Out«, e incluso de ese quebradísimo ejercicio de deconstrucción sonora que es «Rises Silent«, muy a la manera de los últimos Radiohead (¿o es que pensábamos que, por mucha bajuna que nos diera «The King of Limbs» (XL, 2011), no iba a ser un disco que acabara influyendo en sus compañeros de generación?)
Con un material de partida tan diverso, es innegable que la pegada de «Dreams Come True«, al menos en un futuro próximo, va a ser de menor alcance que la de Twin Shadow y su «Forget«. Pero puede que, con diferentes herramientas, Chris Taylor haya acabado jugando al mismo juego que Lewis Jr.: el de la perdurabilidad, el de producir algo que tenga sentido por mucho tiempo que pase y no algo que se agote cuando se apague la estrella del hype. De esta forma, mientras que a Twin Shadow ya lo percibimos como uno, grande y libre, «Dreams Come True» presenta a Taylor como un genio protéico capaz de cambiar de forma a su antojo en un alarde de supervivencia o de, por qué no, capricho puro y duro. Es este un álbum que prueba que hay muchos CANTs posibles. Y que, más que probablemente, sus cambios de disfraz van a provocarnos tantos placeres como las sorpresas epatantes que sólo llegan después del entreacto en una buena obra de teatro.
Cant – Too Late Too Far by edin2sun