«La Contraçeña» confirma que lo de Califato 3/4 es uno de los fenómenos musicales más interesantes de nuestro país… Por eso les entrevistamos en profundidad.
La secuencia que entrelaza a Veneno, Camarón y Enrique Morente con Lagartija Nick, Los Planetas y Los Evangelistas en un período de 35 años demuestra que los sonidos tradicionales de Andalucía han encontrado el resquicio para evolucionar acoplándose a otros géneros y no detenerse en el tiempo, a pesar de los bramidos puristas contra esos sacrílegos movimientos, ya fueran estos más y menos premeditados, más y menos arriesgados, más y menos respetuosos con los clásicos. A esa revolución hay que añadir una nueva etapa: la que abarca la última década de lo que llevamos de siglo 21, en la que varios jóvenes y consolidados artistas han seguido la estela para llevar al futuro la música andaluza que aúna presente y pasado.
Califato 3/4 han emergido como uno de los nombres que expresan con más personalidad y espíritu transgresor ese empeño modernizador de sus raíces. Eso sí, no solo se ocupan de introducir en su particular batidora los sonidos que han mamado en sus casas, en sus barrios, en el campo y en las verbenas, sino también las costumbres, los ritos, el acervo popular y el folclore regional que han dado forma a su identidad.
Este es justamente uno de los motores que propulsan a este colectivo salido del sello Breaking Bass y asentado en Sevilla cuyo núcleo duro componen Manuel Chaparro (Manuer Xaparro), Esteban Espada (Êtteban Êppada), Curro Morales (Curro Moralê), Sergio Ruiz (Çerhio Ruîh) y Lorenzo Soria (Lorenço Çoria). En directo, la banda crece con Rosana Pappalardo y Guillermo Iniesta, más el resto de personas que trabajan con ellos en una u otra tarea. Todos juntos reivindican la historia, la cultura y el idioma de Andalucía (la definida por Blas Infante) con sentido anti-centralista.
Cuando pasan de la teoría a la práctica, Califato 3/4 hacen colisionar diferentes géneros electrónicos con palos flamencos, samples sorprendentes y varias voces invitadas en una propuesta que, como suele suceder en estos casos, en sus inicios tanto podía parecer rompedora para los oídos más inquietos como desconcertante (o, directamente, aberrante) para los ortodoxos más intransigentes.
Pero el combo sevillano, desde que publicó su primer EP, “L’ambôccá” (Breaking Bass Records, 2018), y su debut en largo, “Puerta de la Cânne” (Breaking Bass Records, 2019), siempre ha defendido sus pasos sin morderse la lengua ni cortarse un pelo. En concreto, ni uno de la barba de Chaparro, que incluso sirvió en su día para adornar alguna que otra negativa crítica que se empeñaba en no ver más allá.
“La Contraçeña” (Breaking Bass, 2021), el nuevo álbum de Califato 3/4 gestado en cuatro días en un home studio en Ronda (Málaga), confirma que los sevillanos no estaban locos cuando empezaron a construir su universo con un crisol de múltiples referencias ampliadas en su segundo LP que, en otras manos, se desparramarían: sufismo, romance andalusí (olvidado durante siglos), Psychic TV, Los Sobraos, rumba, zambra, spaghetti western, marchas de Semana Santa, orientalismo, cante jondo, fandango, “Cuarto Milenio”, Édith Piaf, raves, hip-hop, breakbeat, reggae, The Clash, El Risitas y El Penumbra. Así, en “La Contraçeña”, Califato 3/4 refuerzan su estilo, absolutamente característico y reconocible, que se prolonga al diseño de sus discos y de sus videoclips, cargados de imaginería religiosa y rebeldía callejera.
Por extensión, en sus canciones también es posible visualizar cómo son, cómo viven y cómo piensan Chaparro, Esteban, Curro, Sergio y Loren, de una manera similar a la que transmite el viralizado anuncio televisivo de Cruzcampo con Lola Flores en versión deep fake que musicaron con “L’ambôccá” para contribuir a eliminar prejuicios y tópicos desfasados relacionados con el sur andaluz. De ahí que conversar con Califato 3/4 bien merecía compartir una cervecita fresca, pero la separación telefónica lo impedía… En cualquier caso, tener a Esteban, Chaparro y Loren al otro lado de la línea permitió descubrir cómo late el corazón de Califato 3/4 y qué guarda el combo bajo “La Contraçeña”. Aquí no hay disyuntiva que valga: andalucismo y libertad.

La idea de esta entrevista viene de hace un año, cuando estabais inmersos en la presentación en directo de “Puerta de la Cânne”. Pero comenzó la pandemia, se decretó el confinamiento y se paralizó todo, con las consecuencias que tuvo sobre nuestras vidas y el mundo de la música. ¿Es “La Contraçeña” el resultado de vuestra resistencia en esos tiempos tan complicados? (Chaparro) Más que nuestra resistencia, refleja un momento exacto. Habíamos sacado el primer disco y teníamos una gira de unos cuarenta bolos y llegó lo que llegó. Nos metieron en casa y somos un grupo que funciona haciendo la música juntos. Si no estamos juntos, no tenemos el poder de fluir. Si tenemos que hacer algún tema a distancia, es un lío. (Esteban) Tenemos que trabajar en persona. (Ch) Lo que ocurrió fue que no íbamos a sacar otro disco. Teníamos uno con el que no habíamos ido casi a ningún lado, diez conciertos como mucho. Y, cuando abrieron un poquito el confinamiento, con el disgusto de que nos habían cancelado todos los bolos, dijimos: “vámonos a una casa con los cacharros a disfrutar, pero no para sacar un disco. Si sale algo, sale algo. Si no sale nada, pues no sale nada”. Y en cuatro días empezó todo este tema.
Creía que ya lo teníais planeado de antemano… ¿Entonces todo fue producto de un cambio durante la fase en que os pusisteis otra vez a trabajar juntos? (E) Estábamos amargados con el confinamiento y teníamos muchísimas ganas de juntarnos. El disco refleja el momento de escaparnos para pasarlo bien. Al final, hicimos un montón de canciones en cuatro días, muy intenso, pero sin ningún plan de publicar un disco. Todo surgió en el momento. (Ch) Si nos pusiésemos ahora a hacer este disco, no nos saldría igual, porque es una fotografía de aquel momento.
Poco antes de que viera la luz “La Contraçeña”, aparecisteis con “L’ambôccá” en el famoso spot de Cruzcampo. Dado vuestro discurso y vuestro espíritu, ¿se os pasó por la cabeza que podríais recibir alguna crítica como la de ser unos vendidos? ¿O era un paso necesario para subsistir artísticamente? (Ch) Esto tiene varias lecturas… (E) El anuncio se grabó justo antes del confinamiento. Es decir, llevaba grabado casi un año cuando salió, semanas antes de que publicáramos “La Contraçeña”. (Ch) Hay dos partes… Una económica: si no llega a ser por ese anuncio, no hubiésemos sobrevivido como grupo y no habría existido el nuevo disco sin conciertos ni ayudas ni un sueldo que entrase. Con todos los gastos, hubiese sido imposible. Y luego está la parte en la que nos han podido criticar por vendidos o lo que sea… Para nosotros, la Cruzcampo es un símbolo de Andalucía. (E) Es como un icono pop. (Ch) Un símbolo que ha sido denostado. Como dice Curro, si la cerveza fuera de Cuenca, no le hubiesen dado tanta caña. Se la dan porque es andaluza… Sevillana, para ser más concretos. Queríamos coger ese símbolo denostado e insultado y hacerlo nuestro para darle su valor. Además, nos hemos criado con la Cruzcampo. (E) Nos hemos bebido más de la que nos han pagado [Risas].
Ahora que mencionáis la controvertida opinión que hay sobre la Cruzcampo, algo similar sucedió en vuestros inicios. Parecía que, desde algunos sectores, había cierta incomprensión hacia vuestra propuesta. ¿Notabais en aquella época esas dudas sobre vuestra mezcla de electrónica y folclore? (E) Nosotros hacemos la música para nosotros mismos. (Ch) Puede sonar un poco egoísta… Desde que empezamos a sacar nuestra música a nivel público, hemos sido comprendidos en todos los lados, aunque teníamos miedo de que no fuese así porque es algo muy local. (E) Siempre llama mucho la atención lo negativo. Cuando lo haces bien, no destaca tanto. El insulto es más llamativo. (Ch) El odio es el algoritmo que mejor se mueve en redes sociales.
¿Os veis encajados en esa etiqueta tan manida de fusión? (E) Esa etiqueta es muy rancia. Está guay para encontrar un tipo de música: buscas flamenco fusión y encuentras grandes músicos. Pero, más que fusión, existen los músicos que se juntan. Por ejemplo, se juntan Björk y Raimundo Amador y sale una canción, pero no es de fusión, sino que es simplemente Björk con Raimundo Amador. La fusión la hacen las personas. Como somos un grupo variado y con muchas mochilas personales diferentes, pues sale lo nuestro. Por eso nos gusta más la etiqueta de folclore futurista, porque se trata de renovar el folclore, y eso es infinito. El folclore es infinito y la electrónica es vanguardista de por sí.
En realidad, vuestra combinación de rave y flamenco no debería resultar tan extraña… Por ejemplo, vista desde la distancia, la romería del Rocío tiene mucho de rave… (E) Exacto. Las verbenas son fiestas populares como lo puede ser un soundsystem con chavales. (Ch) Aquí, en Semana Santa, el mismo que va a ver a La Borriquita el Domingo de Ramos por la noche está debajo de un puente en una rave.
Hablando del purismo flamenco, El Lebrijano afirmó en su día que “si el arte estuviera quieto, como quieren los puristas, solo se admitiría a Velázquez y no existirían Goya o Picasso”. (Ch) El flamenco hay que respetarlo porque tiene mucho sentimiento, sufrimiento y persecución en su historia. Pero hay que revisarlo y darle un nuevo aire para avanzar, no se puede quedar quieto. (E) Nosotros no estamos con el yunque trabajando y haciendo martinetes, sino que mezclamos nuestras vivencias con nuestro amor por la música. Por eso decimos que no hacemos flamenco, sino folclore, que conecta con lo popular. Para nosotros es igual de válida la verbena que… (Ch) …que la Semana Santa y cualquier canción cantada en las cuevas de Granada.
Se os puede incluir en dos niveles de conexión. El primero sería el sevillano, con grupos como Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, Vera Fauna o Pony Bravo. ¿Qué relación tenéis con ellos? ¿Consideráis que entre todos componéis una escena alternativa en Sevilla? (Ch) Tenemos muchas cervecitas juntos [Risas]. Y también gastos. Loren tiene el local con Fiera y Pony Bravo. Aquí nos conocemos todos. (E) En el local de Loren también guardan sus altavoces Los Voluble, Raúl Cantizano…
A eso me refería, que hay una relación muy estrecha entre todos vosotros. (Ch) Sí, porque más o menos el underground se mueve por una zona muy concreta de Sevilla, que es la Alameda, la Macarena… Esto es un pueblo, en realidad. (E) Sevilla es un pueblo y la música una aldea.
El segundo nivel de conexión sería el andaluz. Pertenecéis a una corriente neoflamenca que intenta renovar las raíces musicales tradicionales de la región. (Ch) A nivel andaluz, pero también a nivel periférico. Tiene que ver con la periferia, con la pobreza y con volver al lugar de origen de donde es uno. Normalmente, la periferia siempre se ha denostado: “eres un cateto, no hablas bien, tu forma de vivir es de vago…”. Durante mucho tiempo hemos estado como cohibidos, pensando que otros tenían razón, pero ahora hay un levantamiento en la periferia. Las costumbres nos hacen únicos, hay que revivirlas y hay que sentirse orgulloso de ello.
Y la periferia puede ser también el lugar más creativo… (Ch) Suele serlo, es donde la gente tiene más necesidad. Y la necesidad, por lo menos aquí en Andalucía, se expresa artísticamente. (E) El artista del hambre. Donde hay hambre, hay arte.
En el documental “Camarón, Flamenco y Revolución”, se afirma que una soleá no se canta a las 4 de la tarde, sino a las 5 de la mañana, con tres botellas de vino y tres paquetes de tabaco. ¿Encaja esta frase con vuestra filosofía? (Ch) ¡Ya te digo! Así hacemos los discos, pero más avanzado todavía… [Risas]. Aquí viene la parte del sufismo: se trata de coger el folclore andaluz y llegar a la embriaguez. En el sufismo están los bailes en los que uno da vueltas sobre sí mismo para llegar a ella; en el flamenco, a esa embriaguez se llegaba con los cubatas y los paquetes de Winston a las 5 de la mañana, cuando te sale salvaje, del estómago. Pero, claro, no somos tan santurrones como para llegar a la embriaguez mediante la meditación y demás, tenemos que usar otros métodos. (E) Como Rafael Amargo, ¿sabes? [Risas].
Si nos centramos en “La Contraçeña”, vuestra relectura de los palos flamencos ha evolucionado con respecto a vuestros anteriores trabajos. Ahí están para demostrarlo “Fandangô de Carmen Porter” o “Çambra der Huebê Çanto”. ¿Vuestra fórmula sonora es más variada en este álbum? (Ch) Los ingredientes son los mismos pero cocinados de otra manera. Ha ido pasando tiempo, hemos ido trabajando juntos, hemos hecho bolos, estamos más sincronizados, cada uno sabe su posición exacta y lo que tiene que hacer en cada momento sin que nadie le diga nada. Uno mira a los ojos, hace así con las cejas para arriba y el otro gira esto y pone aquello. Se nota que nos conocemos más, somos más amigos, nos llevamos mejor y que la convivencia es… Bueno, te iba a decir sana, pero imagínate que no es sana [Risas].

Ese buen ambiente os favorece para que os arriesguéis a tocar todo tipo de palos. Una prueba ideal es “Te Quiero y lo Çabê”, que podía haber acabado siendo una horterada, pero evitasteis ese peligro. (Ch) Para que veas cómo es la colgadera, en “Te Quiero y lo Çabê” la gente se ha quedado con lo de Los Sobraos, pero eso vino después. (E) “Te Quiero y lo Çabê” sale de Psychic TV. (Ch) Que es macarreo puro. (E) Cogimos el sample de “I Love You, I Know”, que empieza con un sonido de maquinilla de pelar, y la siguiente decisión fue mezclarlo con Los Sobraos. Pero cada tema tiene su propia ruta. Empezamos a construirlos metiendo algunos ingredientes y se van haciendo solos, como si el cuento se escribiera solo cuando ponemos las primeras líneas. Así surgen las canciones: unas veces parten de un sample o de una letrilla, otras de un riff de guitarra y cada tema puede ser de su padre y de su madre. (Ch) La gente puede decir que “Te Quiero y lo Çabê” es hortera porque es de Los Sobraos, pero lo es porque hoy en día se dice que es así, en su época fue un pelotazo. Nos criamos escuchando ese temita [«Quiero Verte»], bailándolo en las playas, en los festivales… Hemos intentado reescribirlo, porque el original estaba un poquito pasado de moda, tenía un lenguaje muy feo.
¿En “La Contraçeña” hay más instrumentación real y menos tecnología en comparación con “Puerta de la Cânne”? (E) Es una evolución natural, el sonido es más maduro. Cuando nos ponemos a hacer un disco, no pensamos en él directamente, sino en el momento, y de ese modo van surgiendo las canciones. (Ch) Sí que es verdad que, como llevamos cada vez más tiempo como banda, todo lo que podamos hacer por nosotros mismos en vez de samplearlo siempre nos gusta, como meter más instrumentación. (E) Hacemos los arreglos nosotros, el sonido es más rico y tiene más dinámica y definición. “Puerta de la Cânne” es más de plastilina y “La Contraçeña” está en high quality, aunque, en el fondo, son lo mismo. (Ch) Nos tira más el sampleo porque somos productores y construimos temas como tal. Es nuestra forma de trabajar y siempre va a estar presente. (E) No ensayamos y grabamos, sino que improvisamos con la máquina, en el ordenador, y añadimos ingredientes pintando un cuadro en tiempo real.
Eso sí, a pesar de esas diferencias, existen puntuales conexiones y paralelismos entre ambos discos… (E) Personalmente, creo que “Guahira Playera” se parece mucho a “Alegríâ de la Alamea”, porque es también resultado de un ejercicio de pensar “vamos a hacer una alegría, vamos a hacer una guajira”. Pero, por lo demás, las conexiones no son premeditadas. (Ch) Es algo natural, pero está todo linkeado. No te queda más remedio que tenerlo todo linkeado. En realidad, aunque no queramos, ya tenemos un sonido. Cada tema es diferente, pero nos escuchas y dices “esto es Califato”. Tiene que haber una continuidad. (E) Sucede con la música en general: siempre se construye con lo anterior. Nosotros construimos con lo anterior y seguimos para adelante, experimentando con cosas nuevas. En el folclore y en la electrónica puedes encontrar una mina.
Aquí quizá mostráis con más claridad vuestro lado más doloroso, dramático y romántico, como ocurre en “Er Carrito de lô Muertô” o “Pascual Márquez 33”. (Ch) Es dramático y romántico porque, para nosotros, “La Contraçeña” es un disco de amor. Pero, al mismo tiempo, cuando íbamos haciéndolo queríamos expresar buen rollo. (E) La alegría de la pena, encontrar la esperanza incluso en los malos momentos. No hacemos canción política para criticar cosas, sino que creamos un mundo para salir adelante. “La Contraçeña” es un disco optimista, la música que hacemos es para pasarlo bien, divertirnos, y eso se traslada a las canciones con energía, buen rollo… (Ch) …y con cariño y amor. También con una parte trágica, porque “Er Carrito de lô Muertô” lo es. Pero, básicamente, el sentimiento que queríamos transmitir era de alegría, esperanza, buen rollo, fiesta y diversión.
De ahí que, en vuestros discos, con su mezcla de guasa, ironía, costumbrismo y emoción, resulte muy fácil visualizar cómo sois, cómo vivís el día a día… (E) Sí, las canciones somos nosotros y son un reflejo de nuestro momento personal y del momento en que se grabaron. (Ch) Somos transparentes: lo que ves, es lo que hay, se demuestra tanto en las canciones como en los directos y en las entrevistas.
Hay dos temas, uno de vuestro anterior álbum y otro de “La Contraçeña”, que me llaman especialmente la atención: “Mono d’atraççionê” y “Er Camión de lô Elàô”. Pasáis de samplear a Lole y Manuel y El Torta a hacerlo con The Clash y El Penumbra, respectivamente. ¿Pueden ser estos dos cortes los que mejor condensen, a través de voces ajenas, vuestra alma creativa y también reivindicativa de la cultura popular andaluza? (Ch) Estos dos temas son precisamente de nuestra parte más electrónica y tienen mucho mensaje. (E) Hablan por nosotros, qué mejor que ellos para contar esa visión de Andalucía. (Ch) A El Penumbra todo el mundo lo ha tenido por un loco, pero dice verdades como puños, por lo menos en ese corte. Esos temas también reflejan mucho sentimiento sobre el arte puro y salvaje. Hay artistas que, cuando les obligan a actuar, no se sienten cómodos. Como El Torta: cuando tenía una noche buena era cuando él estaba a gusto con su gente.
Y ese pensamiento se vincula directamente con vuestra esencia… (Ch) Necesitamos estar a gusto siempre, y que todo sea una fiesta y divertido. También para aprender y crecer, si no, no existiría Califato 3/4.
Paralelamente a vuestra música, aparece el componente visual: el grafismo de vuestros discos y, sobre todo, los videoclips, elementos importantes de vuestro trabajo. (E) Califato 3/4, como núcleo, somos cinco; en directo, siete; viajando, nueve; y, luego, está la red de amigos que nos ayudan en el diseño o en la producción. En cuanto a los vídeos, hay un montón de amigos y amigas que nos ayudan. Cuando surge alguno para una canción, hablamos con alguien a quien le pegue esa canción, que sea creador audiovisual, y le damos carta blanca para que elija el enfoque que quiera. Hemos escuchado tanto nuestras canciones que tenemos una visión concreta de cada una, pero nos gusta mucho que otra persona con oídos frescos les aporte su propia visión. (Loren) Realmente no hemos querido crear un hilo entre vídeo y vídeo, sino que ha salido así, y los han escrito los directores o creadores de las ideas. (E) Cuando decidimos acompañar una canción con un videoclip, decimos: “para esta canción lo podía hacer muy buen esta persona”. Y así es cómo han surgido los vídeos, desde el primero hasta el último.
Teniendo en cuenta la parte historicista de vuestro discurso sobre las raíces multiculturales de Andalucía, ¿no teméis que se interprete vuestra música exclusivamente desde esa óptica? (E) No, cada uno hace su propia lectura. Es cierto que, en cuanto al sonido, no hacemos nada pensando en un discurso, sino que las canciones salen naturalmente. Como las referencias pueden ser de la música marroquí, africana, turca o mediterránea, cada tema tiene su universo. (L) De momento no nos preocupa, que cada uno la interprete como le guste. (E) En “Puerta de la Cânne” había temas como “Camino de Aghmat”, que evoca un universo sonoro más amplio, justo porque tiene un sample de un disco de música de Egipto mezclado con otro de un cántico de El Lebrijano, con un tono de cuento de hadas. Es una mezcla cultural que adquiere forma de sonido. Nosotros hacemos música, todo el discurso teórico viene después.
Música que, además, puede servir para que los oyentes más jóvenes se interesen por investigar la historia de Andalucía, de su folclore y de los palos flamencos. (E) Loren mismo tiene un tema con Chaparro, que canta sobre una base de reguetón a Tía Anica La Piriñaca, una artista de cante jondo, jondísimo. (L) Seguramente nos daría una colleja a cada uno si estuviera viva y escuchara el tema [Risas].
Entonces esos acercamientos entre música tradicional y moderna facilitan que las nuevas generaciones descubran esos nombres… (L) De hecho, es un método de aprendizaje y de investigación también para nosotros mismos. (E) En el disco de “La Contraçeña” se indican las referencias de casi todas las canciones. Para cada una hay otra de inspiración, y eso ayuda un poco a descubrir influencias muy alejadas del resultado final.
Otro factor importante en vuestra música es la reivindicación idiomática del andaluz, con todos sus rasgos y una ortografía propia. (E) Usamos una propuesta de unos investigadores y lingüistas llamada EPA, en la que se unifican las hablas de Andalucía. Se trata de tomar un elemento denostado como el habla. Sentencia la RAE: “se tiene que hablar de tal modo”. Pues nosotros nos empoderamos hablando de otra manera, más rebelde y más punk. Y también por estética, nos mola un montón sumarnos a la propuesta EPA porque no escribimos ni hablamos así cuando nos comunicamos. Además, tiene un componente político de dar la vuelta a lo que dictan los centros de poder. Si dicen que yo hablo mal porque hablo andaluz, pues es todo lo contrario.
¿Se es plenamente consciente en Andalucía de su importante herencia histórica y de su identidad, esa que ayudáis a proteger como los indios del sur que se escuchan en la apertura de “La Contraçeña”? (L) Esa clase de cosas no se enseñan mucho en los institutos…
Vamos, que la educación oficial se olvida de esa materia y es la cultura la que se encarga de recordarla. (E) Exacto. Una persona andaluza o de cualquier otra región que va a Madrid a trabajar al final puede maquillar su acento y su forma de hablar para neutralizarlo. Luchamos contra eso y ponemos en valor la riqueza de tu acento. La diversidad de tu cultura es positiva y siempre suma. No hay por qué disimular de dónde viene uno ni su tradición ni su acento.
Es probable que haya en Andalucía alguna opinión que afirme que esa potente nueva ola que defiende los orígenes y las raíces de la región suponga un retroceso o que la considere ideológicamente negativa hasta el punto de decir, imitando el eslogan de determinada política madrileña, andalucismo o libertad… (E) Se trata de voltear el concepto de las minorías, como en el humor: de abajo para arriba, sí; pero de arriba para abajo, no. Igual que con la lucha de la comunidad LGTB: ser gay es lo mejor. O, en otro ámbito, ser negro es lo mejor. Consiste en coger lo marginal y darle la vuelta para decir que es lo mejor. Así, con ironía decimos: “si no eres andaluz, es que estás para atrás”. Tienes que voltear el tópico, liberarte de prejuicios y sentirte orgulloso de quien eres. El primer paso es conocerte a ti mismo para que no te pisoteen. Luego, la reducción política es algo chungo: “o esto o esto”. Es demasiado simplista. [FOTOS: Adrián del Campo] [Más información en el Bandcamp de Califato 3/4 // Escucha «La Contraçeña» en Apple Music y en Spotify]